5 de Noviembre

Santa Angela de la Cruz

José María Javierre
Mercabá, 5 noviembre 2025

Semblanza

         Nació en 1846 en Sevilla, hija de Francisco Guerrero (cardador de lana) y Josefa González (costurera), ambos sirvientes del Convento Trinitario de Sevilla. Un matrimonio que tuvo 14 hijos tuvieron, de los cuales murieron 8 en edad infantil, y la penúltima fue Ángela.

         En su infancia, apenas tuvo ocasión la pequeña Ángela de asistir a la escuela, pues con sólo 12 años la pusieron a trabajar para ayudar a la familia. Niña viva y laboriosa, aprendió a colocar adornos en los chapines de las damas distinguidas, y así pasó 12 años en el taller de Maldonado, donde se calzaba la corte de los duques de Montpensier.

         Ángela repartió su tiempo entre su casa, el taller, las iglesias y los hogares pobres (que le gusta visitar), sobre todo algunos corrales de vecindad donde se hacinan familias marginadas. Hasta que un día confió a su confesor (el padre Torres, canónigo de Sevilla) su deseo de hacerse monja.

         Las Carmelitas Descalzas no se atrevieron a recibirla, temerosas de que aquel cuerpecillo menudo y débil apenas pudiera resistir los sacrificios del convento. También le falló la salud cuando intentó entrar en las Hijas de la Caridad. Bajo la experta guía de su confesor, decidió consagrarse al servicio de los pobres, "viviendo a los pies de Cristo crucificado" y conforme a los consejos evangélicos.

         A lo largo de 5 años maduró la joven Ángela su proyecto fundacional, experimentando un proceso espiritual de altos valores místicos: hacerse pobre con los pobres, ayudar a los pobres "desde dentro", siendo ellas rigurosamente pobres.

         Su instituto pasó a llamarse Compañía de la Cruz, y sus seguidoras Hermanas de la Cruz. Ángela tuvo conciencia clara de que no le correspondía a ella una función de magisterio espiritual, sino el testimonio de mujeres cristianas entregadas por amor de Cristo al bien de los hermanos necesitados.

         Sus Papeles Intimos, asombrosos para una joven iletrada (por sus graves deficiencias ortográficas y sintácticas), identifican su proyecto de Compañía con las formas existenciales propias de Sevilla: no sólo en las vinculaciones que podríamos llamar políticas (por la atención que los responsables ciudadanos prestaron a la obra cristiana de sor Ángela) o en la función social (desarrollada por las Hermanas de la Cruz a favor de los menesterosos), sino en la repercusión hondísima que los modos estéticos sevillanos produjeron sobre el estilo espiritual de sor Ángela y de su familia religiosa.

         Ángela y sus hermanas no se dejaron cazar en la trampa espiritual de una caridad "desde arriba": dieron y dan su testimonio evangélico instaladas dentro de la pobreza, la necesidad, la renuncia. En esta materia, la postura de sor Ángela fue tajante, para sí misma: "La primera pobre, yo. Pues en adelante no me consideraré interina en el cargo, sino que desearé sentir los efectos de la pobreza y me alegraré cuando los sienta; estaré pronta para dar todo lo que haya en las casas, teniendo abandono total en Dios y en su Providencia". Y para sus hermanas: "Todo en silencio, sin publicidad".

         La fundadora imprimió a su Compañía un ambiente de limpieza, de saludable alegría, de contenida belleza. Sus conventos obtuvieron esplendor a base de cal, 1 estropajo, 2 esterillas y 5 macetas. A pesar del tenor heroico de sus renuncias, de su pobreza y de su entrega al servicio de los menesterosos, las hermanas de sor Ángela no adoptan aires grandilocuentes: son mujeres sencillas, verdaderamente populares, apartadas de cualquier colosalismo; impregnan el aire de dulzura, provocan sonrisas cariñosas. La gente agradece esta manera de querer a Dios y a los pobres.

         El 2 agosto 1875 nació oficialmente la Compañía de la Cruz, con una minúscula patrulla formada por 3 hermanas más Ángela, la "hermana mayor". Gastaron su capital fundacional en socorros a familias necesitadas, visitaron enfermos y se olvidaron de hacer la comida, la fiesta careció de banquete.

         En torno suyo se forjó enseguida una aureola tejida de episodios auténticos y legendarios: la biografía de sor Ángela, o "madre Angelita", es una inacabable letanía de bondad y caridades. La congregación cubrió rápidamente las provincias andaluzas y Extremadura. Luego alcanzó Madrid. En nuestros días, Italia y América. Roma aprobó el instituto a mediados de 1908.

         Sor Ángela murió ya anciana, el 2 marzo 1932. Mientras toda la Iglesia sevillana rezaba sin parar, el ayuntamiento republicano de Sevilla celebró una sesión extraordinaria para dar carácter oficial a los elogios de sor Ángela. El alcalde puso a votación "que se cambie el nombre de la c/ Alcázares por c/ Sor Ángela de la Cruz". La Sevilla republicana regaló una calle a sor Ángela.

         Cuando acomodaban el ataúd en el sepulcro de la cripta, llegó un obrero, que con el jornal del día había comprado un ramo de claveles y suplicó que se los pusieran a sor Ángela. Juan Pablo II beatificó a sor Ángela de la Cruz en Sevilla el 5 noviembre 1982 (en su primer viaje a España), y la canonizó en Madrid el 4 mayo 2003 (en su último viaje a España).

 Act: 05/11/25     @santoral mercabá        E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A