8 de Enero
Santa Gúdula de Bruselas
Antonio
Hortelano
Mercabá, 8 enero 2025
Semblanza
El viajero que llega en tren a Bruselas puede, si quiere, bajarse en pleno centro de la ciudad, en una estación central subterránea que, a través de una escalera mecánica, permite subir a la superficie. Allí mismo se encontrará con la sede de la Sabena (o Compañía Belga de Aviación), y un poco más abajo con la monumental gran plaza de Bruselas. Y bajando de la estación central a la gran plaza, el viajero se topará con la Iglesia de Santa Gúdula, dedicada a la patrona de Bruselas.
En su libro Lexikon fuer Theologie und Kirche, Moreau nos habla de una vida de la santa escrita en el s. X, que no ha llegado a nuestras manos. Así, pues, la vida más antigua que poseemos sobre la santa es la de Hubert de Lobbes, que debió escribir en 1047. Veámosla.
Nació el 650 en Brabante (Bélgica), en el seno de una aristocrática familia franca, hija de Witger (duque de Lorena) y de Amalberga. Y en el seno de una familia de santos, pues santa fue su madre Amalberga (que cuando perdió a su esposo se recluyó en el Monasterio de Maubege), dos de sus hermanos, Reinalda (que vivió como monja en una de sus propiedades de Brabante, cerca de Hal) y Emeberto (obispo de Arrás y Cambrai) y hasta su madrina Gertrudis (hija de Pipino I de Francia), cuya madre (Santa Iludega) fundó el Monasterio de Nivelles (al sur de Bruselas), del que Gertrudis fue su 1ª abadesa (a la muerte de su madre, el 652).
En el Monasterio de Nivelles, y bajo la tutela de su madrina Gertrudis, fue educada la niña Gúdula, según la costumbre de las familias aristocráticas en esta época. Muerta Gertrudis el 659, volvióse Gúdula a la casa paterna, donde llevó una vida de extraordinario recogimiento y piedad. Según otros, decidió recluirse en el Oratorio San Salvador de Morsel, a pocas millas de su pueblo natal.
Cuenta la leyenda que le gustaba a la joven Gúdula dirigirse todas las mañanas, antes de la aurora, a la capillita de madera dedicada a San Salvador, en Morsel. Y que un día el demonio, furioso de verla tan devota, le apagó la linterna que llevaba en la mano. Gúdula se puso en oración, arrodillada en el barro, y la lámpara volvió a encenderse milagrosamente. Esta leyenda ha dado lugar al distintivo iconográfico de la santa: una linterna (a veces reemplazada por un cirio, que la santa lleva en la mano), mientras el demonio da señales de rabia a sus pies, y un ángel lateral enciende de nuevo el cirio.
Hubert, el antiguo cronista de Lobbes, nos presenta a la joven Gúdula como una mujer consagrada en cuerpo y alma al socorro del prójimo. Volviendo un día de la capilla de Morsel, encontró a una pobre mujer que llevaba en brazos un niño de 10 años paralítico de pies y manos. Gúdula lo tomó en sus manos, lo acarició y rogó fervorosamente a Dios, que le dijo: "Todo lo que pidiereis a mi Padre en mi nombre, os lo concederá". Inmediatamente, el niño se sintió curado y comenzó a dar saltos de alegría.
En otra ocasión vino a su encuentro una leprosa llamada Emenfreda. Gúdula examinó sus llagas, la consoló con dulces pensamientos, y después la curo. La noticia de estos prodigios se extendió rápidamente por toda la región, y una multitud de desgraciados acudía a ella en busca de socorro.
Tras dedicarse a ese estilo de vida por casi 50 años, y tras breve enfermedad, Gúdula murió el 8 enero 712. Hubert nos describe la desolación de las pobres gentes de la comarca, que estaban acostumbradas a ver en ella una especie de hada protectora. Y nos transmite las grandes alabanzas que las gentes hicieron de la Gúdula con motivo de su muerte.
Su cuerpo fue enterrado en Vilvorde, y poco después en Morsel, donde se estableció un monasterio de religiosas que duró poco tiempo. Más tarde, y hacia el 977, sus restos mortales fueron confiados a Carlos de Francia (hijo de Luis IV de Francia), duque de la Baja Lorena, que hizo reposar sus restos en la Iglesia San Gery de Bruselas, construida junto a la residencia condal. Hasta que Lamberto II de Lovaina hizo trasladar el precioso depósito, en 1047, a la Iglesia San Miguel de Molemberg, que fue probablemente la 1ª parroquia de Bruselas y que después cambió su nombre por el de Santa Gúdula.
Una antigua nota, que se conserva en los Archivos Generales de Bruselas, relata la historia de esta fundación. Y puede ser que, con motivo de esta última y definitiva traslación del cuerpo de Santa Gúdula, se escribiera la Vita Prima Gudulae del monje Hubert.
El martirologio romano celebra la fiesta de Santa Gúdula el 8 de enero, mientras que en las diócesis de Malinas y Gante se celebra el 19 de enero. Se comprende, así, el mimo con que los belgas han tratado siempre a Santa Gúdula, a la que consideran la patrona de Bruselas y el más vivo ejemplo de la etapa fundacional del pueblo belga, que tanto ha merecido por parte de la Iglesia.
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