3 de Abril

Ricardo de Chichester

Jesús Barranquero
Mercabá, 3 abril 2024

         El s. XIII comienza en Inglaterra de modo oscuro y termina de modo esplendoroso, gracias a la influencia de la predicación religiosa y al ejemplo de austeridad de grandes santos de la época. Pues el clamor de la predicación de los dominicos españoles despertó el letargo de los monjes ingleses, y transmitió elementos de la cultura europea en medio de la ambición en la nobleza inglesa, el regalismo del trono, el lujo desmedido de la jerarquía eclesiástica y la relajación monacal.

         Entre el reinado de Juan I de Inglaterra (ca. 1216) y el de Eduardo I de Inglaterra (ca. 1272) hay un paso trascendental, y en él se pasa de la apatía colectiva al predominio universitario. Se corrigen excesos autoritarios, se estimula el espíritu de actividad intelectual y se impone en la vida cristiana (y en los señores eclesiásticos) una mayor sobriedad de costumbres.

         Entre esas 2 épocas hay un período de inflexión (el reinado de Enrique III de Inglaterra) en el que se produce el gran cambio del sentimiento religioso social, en gran medida obrado por un obispo inglés procedente del mundo rural: Ricardo de Chichester.

         Nació en 1197 en Wyche (Inglaterra), en un ambiente natural y campesino en el que pronto murieron sus padres, y él (junto a su hermano Roberto) tuvo que dedicarse a la labranza, trabajando como humilde labriego para rescatar la pequeña hacienda de sus antepasados, puesta en ruina por su negligente tutor.

         Dejando en manos de su hermano Roberto la fortuna conseguida y la posibilidad de un casamiento con una rica doncella, se marchó Ricardo a la Universidad de Oxford para comenzar una nueva vida. En la universidad estudió con tesón, pero en su persona no hubo cambio de modo de ser. Conoció la pobreza y hasta el hambre, y, por no tener siquiera medios para encender un fuego con que calentarse durante el invierno, tenía que correr por los campos para mantener el calor natural.

         Sus mejores maestros de Oxford fueron franciscanos (como Grosseteste) y dominicos (que llegaron a Oxford en 1221, y no ya como frailes mendicantes sino como hombres de ciencia).

         Tras una corta estancia en París, Ricardo volvió a la Universidad de Oxford para graduarse en Artes, y de allí pasó a la Universidad de Bolonia (la más importante Facultad de Derecho) para obtener, tras 7 años de estudios, el doctorado en Derecho.

         De Bolonia volvió de nuevo Ricardo a Oxford, donde fue nombrado inmediatamente canciller de la universidad y, al mismo tiempo, canciller de 2 amigos suyos: Rich (obispo de Canterbury) y Groseteste (obispo de Lincoln).

         La intimidad con su maestro (el obispo de Canterbury) fue tal que su confesor (el dominico Bocking) pudo decir de ellos: "Cada uno era el apoyo del otro; el maestro, de su discípulo, y el discípulo, de su maestro; el padre, de su hijo, y el hijo, de su padre espiritual".

         Este apoyo a su obispo y amigo se manifestó especialmente con motivo de las dificultades creadas por Enrique III de Inglaterra, que se apoderaba de los beneficios eclesiásticos vacantes. Estos disgustos, que llevaron a la tumba a San Edmundo Rich, fueron otra experiencia providencial para el apostolado futuro de Ricardo.

         Se retiró a Orleans, donde enseñó como profesor durante 2 años, y fue ordenado sacerdote en 1243. Su 1º ministerio sacerdotal fue el de párroco de Deal (Inglaterra), hasta que poco después fue llamado para dirigir la cancillería de Canterbury, bajo el nuevo obispo Bonifacio de Saboya.

         Al año siguiente fue nombrado obispo de Chichester por el arzobispo de Canterbury, pero su nombramiento chocó con las apetencias absolutistas del rey. Pues Enrique III, presionando sobre los sagrados cánones, obtuvo en principio la elección de Paselewe para ocupar la silla de Chichester, vacante por la muerte del obispo Neville.

         Pero el arzobispo de Canterbury se opuso enérgicamente y, convocando el cabildo de sus sufragáneos, decidió el nombramiento de Ricardo. El favorito del rey (según Mateo de París) era un hombre que "había conseguido el apoyo del monarca gracias a injustos manejos con los que había aumentado el erario real en unos millares de marcos".

         A pesar de su legítimo nombramiento, no pudo tomar posesión de su silla hasta un año después. El rey Enrique III recibió airado su elección y se apropió todos los beneficios eclesiásticos de la diócesis, negándose a reconocerle como legítimo obispo. Una vez más los intentos absolutistas de los poderes civiles se manifestaban en la historia inglesa del s. XIII.

         El papa Inocencio IV, que a la sazón presidía el Concilio de Lyon, le ratificó y consagró personalmente el 5 marzo 1245. A pesar de ello el rey dio órdenes de que se le cerraran todas las puertas a su regreso a Chichester, prohibiendo, además, que se le facilitara casa o dinero. Así pues, se encontró con las cancelas cerradas a su llegada al palacio episcopal y hasta los que de buen grado le hubieran ofrecido hospedaje rehuyeron recibirle por temor a la venganza del rey.

         Como un vagabundo caminó por su diócesis hasta que Dios dispuso que un buen sacerdote, Simón de Tarring, le abriera su puerta y, según escribe Bocking, "Ricardo aceptó este techo hospitalario como un forastero que se calienta junto al corazón de un amigo".

         Sus virtudes características podrían reducirse a estas tres palabras: austeridad, caridad y energía. Y en medio de una sociedad en que los obispos eran lores (y amantes de las grandezas humanas) y los monjes abundaban en la prosperidad (y hasta en el lujo), él prefirió pasar hambre, amar y practicar la pobreza, y verse desprovisto incluso, de casa en que vivir (y morir, pues al final de sus días preferirá hacerlo en un humildes hospicio, para sacerdotes pobres y peregrinos).

         A pesar de este tenor de vida austero y duro, sus sentimientos de caridad para con el pueblo fueron bien conocidos, captando el afecto de sus súbditos. Hasta con los más insignificantes animales demostraba la delicadeza de su corazón y, cuando pretendían prepararle para comer unos pequeños pajarillos, los rechazaba diciendo: "Pobres avecillas que han de morir para servirme de alimento, no quiero ser la causa de que tengan que morir sin haber cometido delito alguno". Pero, al mismo tiempo, es sorprendente que un temperamento tan delicado fuera, sin embargo, enérgico e intransigente cuando se enfrentaba con la inmoralidad o la avaricia.

         Nuevas pruebas vinieron sobre Ricardo, desde que empezó a ejercer como obispo de Chichester. Durante 2 años trabajó como obispo misionero, visitando las chozas de los pescadores y las casas de los humildes, viajando casi siempre a pie, y siempre desprovisto de todo.

         Durante este período de su vida se celebraron los famosos sínodos, cuyos estatutos son conocidos con el nombre de Constituciones de San Ricardo, y parece imposible pensar que esto se realizara en condiciones tan llenas de dificultades. Estas Constituciones recogen los abusos más comunes en su época, conocidos personalmente por él mismo y atacados y condenados con extraordinaria energía.

         En realidad, la entereza de carácter no está reñida con la bondad y la caridad paternal. San Beda el Venerable, comentando cómo las turbas seguían a Jesús, dice que precisamente las dos cualidades que el pueblo demanda en sus jefes son: la bondad y la autoridad; la bondad porque los purifica. Son desgraciados y necesitan comprensión, y la autoridad porque son débiles y necesitan donde apoyarse.

         Ricardo conoció el momento crítico en que le tocó vivir. Los 3 principales errores religiosos del s. XIII, sobre la propiedad, sobre la autoridad (planteado por los fraticelli) y sobre el matrimonio (sustentado por Dulcino en Italia), llegaban a Inglaterra apoyados por el exceso de nacionalismo. Hasta los legados pontificios eran recibidos con críticas en la corte inglesa. La labor de contención de Ricardo fue decisiva no sólo en su diócesis, sino sobre todo el país.

         Es curioso comprobar que todas las grandes herejías religiosas traen como consecuencia trastornos sociales en la vida de los pueblos. Estos 3 mismos errores religiosos del s. XIII sobre la propiedad, la autoridad y el matrimonio podrían ser considerados como las fuentes de 3 grandes herejías sociales de nuestro tiempo: el comunismo, el anarquismo y el naturalismo. En realidad, puede decirse con razón que todas las revoluciones han comenzado por la teología, la filosofía y los errores ideológicos.

         El apostolado de Ricardo de Wyche, obispo de Chichester, fue una continua defensa del derecho frente al abuso y de la doctrina del evangelio frente al nepotismo reinante. Solía decir que "Cristo no dio la primacía de su Iglesia a su pariente Santiago sino a San Pedro, que no pertenecía a su familia". Las ideas se impusieron como consecuencia de su educación fundamental por la enseñanza de los dominicos.

         Es interesante el ver que, al final de este siglo, se alza en Inglaterra la Abadía de Westminster, considerada como el predominio de las ideas profundas sobre la concepción superficial de la vida de comienzos del mismo siglo. Un símbolo de ideología y de tendencia a la libertad del espíritu.

         Pero junto a esta energía de carácter, sus 8 años de obispado fueron también una continua prueba de su ardiente caridad con los humildes y de su espíritu de austeridad para consigo mismo. Mientras otros se regalaban en fiestas y banquetes, él conservaba siempre una gran frugalidad en sus comidas.

         Aun cuando el rey (amenazado por la excomunión) reconoció su legitimidad y devolvió algunos de sus bienes a su Iglesia, Ricardo continuó su mismo tenor de vida. Esta sencillez de costumbres y su acendrada caridad y amabilidad fueron, sin duda, las causas principales por que su pueblo le amó con sincero afecto. La mayoría de sus muchos milagros fueron hechos a petición de los humildes.

         Murió Ricardo a los 55 años, en una casa para pobres sacerdotes (Mais Dieu), rodeado de sus discípulos. Y fue canonizado 9 años después. Su fiesta se celebra como solemnidad en las diócesis de Westminster, Birmingham y Southwark.

 Act: 03/04/24     @santoral mercabá        E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A