EFRÉN DE NÍSIBE
Contra Bardaisán
LIBRO II
1. Sabed, oh amado mío, que en todo es correcto que conozcamos la justa medida de todo. Porque mediante este conocimiento se encuentran todas las ventajas, así como todos los daños son producidos por toda arrogancia. Porque siempre que sabemos cómo abordar algo con medida, no hay nada que pueda dañarnos. Porque incluso esas cosas dañinas no pueden dañarnos mientras nos acerquemos a ellas con medida.
2. Para que sepas cuán grande es la victoria de la justa medida, observa que en ninguna parte nos haga daño; pues incluso en el caso del fuego, aunque es algo dañino, cuando nuestros cuerpos se acercan a él con medida, se produce para nosotros un beneficio de su nocividad. Y si los hambrientos hacen uso de los alimentos sin medida, se les produce la muerte a causa de su fuerza vital (es decir, de la comida). ¡Oh justa medida, que produce de las cosas dañinas ventajas para los que pueden ser dañados!
3. Así como las cargas pesadas enseñan a la debilidad a excusarse de levantar cualquier peso que no pueda soportar, así también sería justo que una imaginación no instruida se abstuviera de una investigación en la que no puede hablar de manera convincente. En efecto, se ha descubierto que algunos son sabios en una cosa u otra, pero que han estado cerca de ser descubiertos en direcciones en las que ellos mismos no son sabios. Pues su audacia los ha hecho pensar que, ya que son sabios en una dirección, también lo son en todas las direcciones.
4. Todo artesano que hace promesas sobre un oficio que no ha aprendido, es reprendido cuando se acerca a la obra que pertenece a ese oficio. Pero si un oficio es capaz de reprender a quien no sabe cómo tratarlo, la investigación no es demasiado débil para reprender también con su silencio al hombre ignorante que desea acercarse a él (es decir, a la investigación) como si supiera. Porque los hombres sabios, perfectos y justos se han humillado para poder ser como si fueran hombres ignorantes incluso en lo que sabían, no porque quisieran destruir su conocimiento, sino para que haciéndose necesitados de la plenitud que es suficiente para llenar todas nuestras necesidades se inclinara hacia ellos.
5. Por tanto, si los justos que sabían no eran arrogantes, ¿cómo seremos arrogantes nosotros, los pecadores, en cosas que no sabemos? Porque quien se presenta humildemente como un aprendiz, esa humildad suya lo coloca bajo la debilidad de confesar que no sabe. Pero quien se presenta con arrogancia como alguien que sabe, es alguien que se ha exaltado por encima del límite de la moderación, porque la arrogancia no sabe cómo estar sujeta a la moderación. Porque si la arrogancia se dejara someter a la moderación, no sería arrogancia en absoluto. Porque la arrogancia no puede ser arrogancia a menos que se exalte a sí misma por encima de su propia medida, porque a un hombre no se le debe censurar al preguntársele por qué no sabe algo que no podría saber. Pero si dice sé, mientras que se sabe que no puede saberlo, entonces su arrogancia es realmente arrogancia, porque aunque no sabe no está dispuesto a ser humilde.
6. Así, los griegos hablaban palabras de conocimiento, y también decían varias cosas que estaban en metáfora y como en parábolas, y éstas sin la tradición de su significado nadie puede saber.
7. Nosotros culpamos al hablante, porque no es capaz de saber lo que dice. Pero lo que he mencionado se da en el caso de los grandes sabios, a saber: que uno confiesa "no sé". Pues éste es su gran conocimiento: cuando no saben algo, confiesan que no lo saben. Pues ese mismo conocimiento es capaz de acusar a la ignorancia, porque esa ignorancia no puede acusarse a sí misma. Pues si un hombre confiesa sobre algo que lo sabe y luego sobre otra cosa que no lo sabe, obtiene una victoria como sobre lo que sabe. Pues en ambos casos ha dicho la verdad, y como en ninguno de los dos miente, su verdad es victoriosa, ya que triunfa y derrota a la falacia y es coronada.
8. Tú sabes que en el libro De Domnus se dice que los platónicos dicen que hay cosas corpóreas e incorporales (es decir, que hay cosas corporales e incorporales). Pero estas investigaciones no pertenecen a los platónicos, aunque estén escritas en los escritos de los platónicos, sino que son las investigaciones de los estoicos que Albino introdujo en su libro llamado De lo incorporal, según la costumbre seguida por los sabios y filósofos, quienes en sus escritos exponen primero las investigaciones de su propio partido y luego se esfuerzan por refutar con sus argumentos las investigaciones de los hombres que se oponen a su escuela de pensamiento.
9. Los platónicos dicen que las cosas corpóreas e incorporales existen en la naturaleza y la sustancia, mientras que los estoicos dicen que todo lo que existe en la naturaleza y la sustancia es corpóreo (lit. es un cuerpo), pero lo que no existe en la naturaleza, aunque sea percibido por la mente, lo llaman incorpóreo. Pero el filósofo de los sirios (es decir, Bardaisán) se convirtió en el hazmerreír de los sirios y los griegos, no sólo porque no pudo afirmarlo, sino también porque realmente no conocía la doctrina de Platón; y en su simplicidad se apresuró a calumniar a Platón atribuyéndole las investigaciones de otros, aunque Platón tuvo una gran lucha contra estas mismas investigaciones, que Bardaisán piensa que pertenecen a Platón.
10. Como he dicho más arriba, Bardaisán acepta como un hecho literal las parábolas de los estoicos, que dice que cuando un hombre ve un fuego ardiendo en un templo o en un palacio, la visión lo obliga a confundirse, y correrá en todas direcciones, porque no puede apagar ese gran fuego, y esa debilidad se apresura a luchar por grandes cosas, y aunque sabe que su insignificancia no puede producir convicción, ya no puede permanecer tranquila: he aquí, nuestra insignificancia también se agita al oír estos errores, y aunque nuestra insignificancia sabe que no puede producir convicción sobre estas cosas, sin embargo no puede abstenerse de argumentar sobre ellas porque "no tienen las tres dimensiones" (es decir, longitud, anchura y altura), "ni tienen color, ni tiempo y lugar, ni contorno y longitud, ni anchura ni las marcas por las que se conocen las cosas".
11. Si alguien dice del sol que es mortal, lo dice por la apariencia que ve en el sol, pues nace en Oriente y en el sur extiende sus rayos hasta Occidente. Y si llama mortal al sol, se apresura a censurarlo, pues quien censura es él mismo culpable. Por tanto, admito que los estoicos han llamado incorpóreas a estas cosas, para poder decir cómo, por qué y para qué.
12. Se trata de nombres aplicados a cosas corpóreas y sustancias. Pues han comenzado diciendo acerca del espacio, a saber: que este espacio existe en nombre y en significado, como he dicho; porque porque tiene un nombre y se expresa por un sonido y porque tiene un significado es percibido por la mente. Y porque es percibido por la mente, si tú, oh oyente, no oyes en absoluto con la mente no puedes oírlo. Pues considera que es un resultado necesario que el espacio exista y no exista. Y si estas dos posibilidades no pueden ambas existir, el espacio no puede existir y recibir un nombre, es decir, existir en nombre, aunque no tenga cuerpo o sustancia. Porque todas las cosas, ya sean sustancias o cuerpos, pueden existir en esta cosa (es decir, espacio) que es incorpórea.
13. Si el espacio tiene también cuerpo y sustancia, resulta que no es espacio, sino algo que está en medio del espacio; de modo que resulta cierto que el espacio en el que existen todos los cuerpos no tiene cuerpo ni sustancia. Pues si es un cuerpo, está limitado en algún lugar; pero si está limitado, toca algún cuerpo y, por lo tanto, está limitado. Además, ¿qué es aquello en medio de lo cual está colocado, de modo que es su compañero y su limitador (es decir, del espacio)? Pero si ese cuerpo le es un impedimento, entonces también algo rodea a ese cuerpo, y ese espacio que le pertenece (es decir, el algo) no puede estar rodeado por nada.
14. Oh oyente, observa atentamente y ve que la necesidad nos obliga a decir que ese espacio no tendrá cuerpo. Mientras decimos que el espacio es una especie de cuerpo, el razonamiento anterior continúa siendo derribado y construido de nuevo. Y volvamos de nuevo a la verdad sobre él, es decir, a decir que (es decir, el espacio) es incorpóreo y también que, debido a esto, no está en un lugar, como han dicho los estoicos. Porque lo que puede habitar en medio de un lugar no es en sí mismo un lugar, ya que un lugar no puede habitar en medio de otro lugar; y si no es así, todas las cosas que se dijeron anteriormente han sido refutadas. Porque si se descubre un espacio corpóreo que tiene sustancia y se descubre otro espacio incorpóreo, entonces lo corpóreo puede habitar en medio de lo incorpóreo; esto es algo que puede decirse, pero no puede ser en realidad mas que una semejanza con esta sustancia.
15. No podemos producir de una sombra otra sombra. No puede existir otro espacio además de éste, aunque, a causa del cielo y la tierra que surgieron, en medio de las cosas creadas que surgieron dentro del mundo han surgido distinciones que se llaman lugares, ya sea norte u oeste. Ahora bien, estos son nombres de tierras o viviendas; pero el lugar en medio del cual están estos lugares, eso es lo que decimos que es incorpóreo.
16. ¿Puede ser, pues, que este lugar, puesto que no tiene sustancia, no sea realmente un lugar? No lo sabemos, pues no podemos demostrarlo. Por tanto, se ha comprobado que ambas cosas son verdaderas, a saber: que existe y que no existe. Es decir, que existe en nombre y significado, pero que no existe en cuerpo y sustancia. Y una cosa que no existe en sustancia es una cosa a la que no pertenecen estas tres dimensiones. Pues todo lo que es una sustancia o un cuerpo tiene tres dimensiones.
17. Por esta razón tampoco han querido considerar a Dios, que está por encima de todo, con las cosas que llaman incorpóreas, ni pueden hacerlo, debido a lo que decían, que es un cuerpo. Ahora bien, este espacio tampoco tiene ni longitud ni anchura, pues estos son nombres de medidas que pertenecen a los cuerpos que existen en medio de él. Así, es necesario que se compruebe que estas tres dimensiones les pertenecen. Pero así como ese espacio incluye todos los cuerpos, aunque no tiene cuerpo, así también incluye todas las medidas, aunque no puede estar sujeto a medición.
18. Observa que la altura y la profundidad también se llaman así a causa de los cielos. Pero almacena estas cosas en tu mente y observa que no hay ningún otro cuerpo en el medio, sino solo el espacio, que es incorpóreo. Y cuando hayas considerado el asunto de esta manera, crea en tu mente altura y profundidad: ¿eres capaz de hacerlo? ¿A cuál de las direcciones llamarás altura y a cuál llamarás profundidad, ya que la altura se llama altura a causa de los cielos que están sobre ti? Por lo tanto, cuando se elimina la causa a causa de la cual se ha llamado altura, es claro que el espacio que queda no tiene ni altura ni profundidad.
19. Lo mismo se puede decir de la longitud y la anchura: que han surgido y existen a través de causas corpóreas. Y cuando se eliminan esas causas, es claro que estos nombres tampoco existen. En efecto, en el caso del espacio del que hablamos, ¿en relación con que se hace alta su altura y por qué razón se hace larga su longitud, puesto que estas medidas pertenecen a las sustancias, de modo que cuando la extensión y dimensión de una sustancia es larga se llama longitud? Y porque un lado es más corto en su medida se llama anchura, mientras que también en el caso de un círculo está igualmente claro por qué razones se llama redondo.
20. Los bardesanistas ni siquiera han oído a los filósofos, ya que esta longitud y anchura son colocadas por Bardaisán en esa medida del espacio, cuando dice que "el espacio también ha sido medido porque contiene tanto (es decir, una cantidad definida)". Porque si supone que el espacio es medible, es necesario que la longitud y la anchura también pertenezcan al espacio, una afirmación que he contradicho anteriormente.
21. Los filósofos llaman también incorpóreos a esta misma longitud y anchura, y así como el espacio se mide en virtud de lo que es, así también los cuentan (es decir, longitud y anchura) en virtud de lo que son, para que sepas que también son cosas distintas del espacio (es decir, son nombres y nociones, pero no cuerpos y sustancias). Pues mides un cuerpo que tiene longitud, pero la longitud misma, que es producida por un nombre y se llama Longitud, no puedes medirla y atribuirle tres dimensiones, pues esta longitud es producida por la conjunción del cuerpo y el habla. Pues el cuerpo produjo la medida, y el habla produjo este nombre que se llama longitud. Por tanto, eres capaz de medir la extensión y la anchura de ese cuerpo, y cuando lo has medido, le das el nombre de longitud a lo que has medido. Pero no puedes darte vuelta y medir el nombre que se llama longitud, porque no es una sustancia en absoluto; pues es un nombre desnudo por el cual se percibe por la mente la noción de lo que has medido.
22. Puesto que este nombre no tiene sustancia, digamos, pues, que no existe. ¿Y cómo es que no existe, si sin este nombre no se puede medir ninguna criatura? Por tanto, también este nombre que se llama longitud existe y no existe. Y así, también todas las palabras existen y no existen, pero existen como signos por medio de los cuales entendemos todo lo que tiene cuerpo y sustancia, mientras que ellas (es decir, las palabras) no tienen cuerpo, y aunque por medio de ellas hablamos de todas las sustancias, ellas mismas no tienen sustancia.
23. En efecto, yo digo que compro y vendo, pero lo que compro o vendo es una sustancia, mientras que estos verbos y los sustantivos llamados comprar y vender no tienen sustancia. Por lo tanto, las sustancias que se compran o se venden tienen estas tres dimensiones, pero estos sustantivos no las tienen, porque son incorpóreos. Y para no escribirte mucho, basta con decir que muchas veces has oído esto con respecto al tiempo y al número y con respecto a todo lo que es incorpóreo. Porque con respecto a todo lo que es como estos o similar a estos, podemos decir que sus ramas se dividen allí, porque estos (es decir, el tiempo y el número) son las raíces de las que brotan todas las ramas. Y aunque bastaría con que las conocieras todas por medio de una sola, sin embargo, ellos (es decir, los filósofos) han demostrado abundantemente estas cosas a quien las busca, para ayudar a la debilidad del buscador.
24. Con respecto a un signo y a una línea, también ellos son cosas incorpóreas dependientes de sustancias corporales que existen (como un caballo, o un águila, o uno de los diversos cuerpos y sustancias). Cuando alguien comienza a pintarlos, en el mismo comienzo tú sabes si desea pintar un caballo o un león, y antes de que el artista pinte algo en la tabla, la semejanza del caballo está pintada en su mente, y si el artista desea agregar miembros adicionales, lo culpas por la sustancia del caballo que la verdad modela.
25. Si te digo "quiero dibujar una línea", tú no sabes qué línea te dibujaré, porque una línea no tiene sustancia, como la tiene un caballo, de modo que si añade o quita algo, puedes condenarlo. Pero si piensas "está dibujando una línea recta", dibuja una línea torcida; y si piensas que la está haciendo para que consista en cuatro ángulos, puede hacerla para que consista en ocho ángulos. Porque cuando los artistas representan las semejanzas de los cuerpos que perciben, no pueden añadir ni quitar nada; y cuando representan las semejanzas de las sustancias que no perciben, las representan en sus colores y formas apropiados. Y si añade a una de las sustancias algo que no sea la verdadera imagen de esa sustancia, es censurado. Pero en el caso de una línea, añade y quita todo lo que quiere, y no se le puede reprochar, porque no hay sustancia real que sea la semejanza de esa línea, de modo que puedas reprochárselo. Y como no tiene sustancia, no existe, y como no existe, por eso también la hemos llamado incorpórea.
26.Bardaisán ha dicho que incluso una línea se mide por el cuerpo, sea cual sea el estado en el que se encuentra. Escucha aquí lo que he dicho acerca del espacio, en cuyo caso se usan los términos longitud y anchura. Mas no aplicándose a él, sino a lo que existe en el espacio. Y considera que antes de que se represente un caballo, se representa en tu mente, y sabes cuál es su longitud y anchura.
27. En el caso de una línea, antes de que se forme, no conoces su longitud y anchura, porque no tiene longitud ni anchura. Pues si pertenecieran a ella, se conocería antes de que se forme, como la longitud y la anchura de todos los animales se conocen en nuestra mente antes de que se representen, excepto los animales que son invisibles para nosotros, o las semejanzas de los ángeles, cuya longitud y anchura, cuando los vemos una vez, se representan en nuestra mente como en el caso de aquellas cosas que son visibles para nosotros.
28. En el caso de una línea, aunque la veas siempre, nunca la has limitado, y esto se debe a que, como dije, no tiene una semejanza limitada o un cuerpo fijo, de modo que si el trazador de la línea se aparta de la semejanza, puede ser censurado. Esa línea, por lo tanto, no tiene longitud ni anchura antes de ser dibujada en la tabla, de la misma manera que incluso antes de que un hombre nazca conocemos la forma de su longitud y anchura; pero esta línea, que no tiene sustancia, cuando se dibuja sobre una tabla o sobre algún otro cuerpo, estas tres dimensiones surgen para ella. Pero ellas (es decir, las dimensiones) no pertenecen a ella, sino a esa cosa con la que está asociada; porque si fueran suyas, pertenecerían a ella incluso separada de esta tabla.
29. Hay tres clases de incorpóreos: una clase de nombres fijos que se dan a los cuerpos y a las sustancias; otra clase de nombres que se dan a las nociones (como las de espacio, tiempo y número); y otra clase de verbos que se usan con referencia a cualquier cosa. Y aunque estas tres clases son incorpóreas, sin embargo, han llamado a estos siete nombres sólo incorpóreos. ¿Y por qué ninguno, sino estos nombres, sean nombres incorpóreos? Sin embargo, porque han sido dados a los cuerpos y a las sustancias, también son nombres corpóreos.
30. Cuando oyes un nombre que alguien usa, y dice oro, plata, águila o tierra, con solo mencionar el nombre, tu imaginación se fija en la sustancia corpórea y sabes si es blanda o dura, amarga o dulce. Y lo mismo cuando alguien te habla de colores. Pero si, por el contrario, te menciona tiempo o número, tu imaginación no se fija en los cuerpos o sustancias. En efecto, ¿qué sustancia pertenece al tiempo o qué cuerpo pertenece al número o al espacio? Tampoco sabes si son negros o blancos, si son blandos o duros.
31. Si dices que también la altura y la longitud son nombres y se usan para los cuerpos y las sustancias, yo respondo que al principio existen por sí mismos y se mantienen sin el apoyo de ningún cuerpo, pero luego se aplican también a los cuerpos según el uso común; pues uno dice longitud aunque los cuerpos y su extensión no hayan sido mencionados anteriormente, pues "los nombres de longitud y anchura existen por sí mismos sin el apoyo de ningún cuerpo", pero luego uno dice "la longitud de una piedra" y "la anchura de ella". Éstos, he aquí, permanecen sobre los cuerpos por favor. Pero si dices hierro o bronce, con el nombre se mantiene también la sustancia, y el nombre de hierro o bronce no puede decirse (es decir, sin implicar las cualidades de estas sustancias).
32. Por eso son nombres ligados, y están unidos a sustancias ligadas, como los nombres hierro o bronce o piedra. Es correcto, pues, que los nombres incorpóreos se deban separar, porque no son como sustancias ligadas.
33. Aquí sigue otra forma de argumentación. No hay nada que no sea nombrado como estando en el espacio o en un lugar. No hay nada que no esté en el tiempo y sujeto al tiempo y realizado dentro de los límites del tiempo. No hay nada que no esté o no esté sujeto a número y medida. No hay nada que no posea longitud y anchura. No hay cuerpo o persona que no lleve una marca por medio de la cual él o ella se distinga de otros, como el punto que distingue una palabra de otra. No hay nada que se forme o escriba sin que haya una línea en su forma o en su escritura. No hay ningún ruido metálico o zumbido o murmullo o sonido sin que haya en él uno de estos siete sonidos, o de esas siete vocales, o siete sílabas. Y por eso aquí (es decir, en relación con esto) también los estoicos hicieron las siete sílabas a0sw&mata, de modo que incluyan todo dentro de ellas tal como incluyen estos escritos que no tienen sonido.
34. Así como hay nombres de caballos que se derivan del sol, y del fuego, y del agua, así también hay entre nuestros nombres otros nombres que se derivan de cada uno de esos siete nombres, además de estas palabras, que son verbos y no nombres, como dije anteriormente.
35. Escucha ahora el sonido de la lengua, que tiene en sí tonos musicales que transmiten un significado al oyente cuando varían en la boca. A estos tonos y variaciones de la voz se llaman verbos, como comer, beber, levantarse y sentarse. Ahora bien, éstas son variaciones de la lengua dentro de la boca y cambios de sonido, pero el sonido, porque existe, ha sido aprehendido por el oído; mientras que el significado de estas variaciones de la lengua y del sonido es percibido por la mente. Pues nada de lo que llega al oído está en realidad separado de la lengua o del sonido, como si dieras un trozo de tu carne o de tus párpados, dieras alguna sustancia que se puede sentir y ver.
36. Cuando se pronunciaron las palabras mencionadas anteriormente, el oído escuchó tu propia voz tal como llegó. Si los hablantes son persas, la mente no percibe el significado de las palabras, aunque el oído no deja de oír el sonido. Pero si el significado fuera cualquier tipo de sustancia, el oído también lo percibiría, tal como percibe el sonido. Y he aquí que también por un gesto un hombre transmite un significado, y en este caso el oído está en suspenso y tú oyes con el ojo. Sin embargo, nada se separa del gesto o de las cosas escritas y llega al ojo, sino que el ojo ve algo cuyo significado es visto por la mente, ella (es decir, la mente) lo percibe. E incluso un ojo ignorante ve un libro porque es realmente una cosa vista.
37. Estos sentidos no perciben el significado del libro, porque ese significado no es visto por el ojo, ni saboreado por la boca, ni huele, ni tocado. Pero ese significado que el oído oye en el sonido puede adherirse a un gesto, y el oído no lo oye en el gesto, sino que el ojo ve aquello por lo que realmente se ha dicho su significado, pero no se ha ido a ningún otro lugar, porque existe. Pero el significado puede ser expresado por cualquier cosa, porque es incorpóreo.
38. Todas estas palabras y nombres, de todo lo que existe, no son cuerpos, sino significados o nociones, de modo que no pueden vagar entre todas las palabras y nombres. Y así, incluso en el caso de estas seis nociones que están asociadas con este espacio, no son las nociones mismas las que son visibles o audibles, sino que esa cosa tiene una apariencia propia y una marca especial propia. Porque sin una voz oigo su voz, incluso cuando nadie me ha hablado de ella. Pero las nociones, si no me hablas sobre ellas, no tienen voz, pero dentro del ámbito de tu propia voz pronuncias esas nociones que no tienen voz. Pero es aquí donde Bardaisán se equivocó y se extravió, porque dijo acerca de las nociones que son audibles. Pero los estoicos no se equivocaron, pues dijeron que las nociones son percibidas por la mente.
39. La vista percibe con el ojo, la voz con la lengua, el olfato con la nariz, el gusto con el paladar, y el tacto con todo el cuerpo. Estas cosas están ligadas y no son separables; pero las nociones no están ligadas a ningún sentido.
40. Observa que, a menos que hayas cantado o llamado, no sabes si tu voz es hermosa o no. Y a menos que hayas visto algo, también es lo mismo en lo que respecta a tu vista; y a menos que lo hayas olido, también es lo mismo en lo que respecta a tu sentido del olfato; y a menos que hayas oído, no sé si tu oído es rápido, ni tampoco con tu pie y tu mano. Porque en lo que respecta a cada uno de estos, un hombre puede aprenderlo (es decir, sus cualidades) por medio de él.
41. En lo que respecta a las nociones, incluso sin tu lengua y tu voz, puedo saber por medio de escritos si (es decir, tus nociones) son buenas o sabias, aunque los escritos son sólo signos de nociones. Porque las escrituras se dividen en sílabas, pero una noción no se divide; y un libro, además, es visible, mientras que una noción no lo es. Y no es justo que se censure a los griegos por los apelativos que dieron, pues estos apelativos no fueron inventados con vistas a juzgar y discutir, sino para la noción de por qué era así. Por lo tanto, no sería justo que juzgáramos algo que no fue concebido para juzgar, sino para expresar una noción. Porque los autores ni siquiera habrían sido capaces de componer nada si no hubieran empleado estos apelativos, pues se conocen las cosas que introducen el juicio y la discusión.
42. Estas mismas palabras que se pronuncian están incluidas dentro de estos siete principios, pues a partir de estos mismos siete nombres todo comienza a ser pronunciado, mientras que el filósofo afirma acerca de la geometría que con sus líneas se hacen todas las obras y todos los diseños, y también lo que los griegos llamaban epifaneia (lit. manifestación). Es decir, la apariencia de cualquier cosa, pues no hay nada, ni de las cosas visibles ni de las cosas invisibles, que no tenga una apariencia propia.
43. Las causas de la aparición son éstas: las distancias que median entre las dos cosas (ya sea lejana o cercana, ya sea grande o pequeña, ya sea la vista, sana o enferma, ya sea la luz que la revela). De igual manera, pues, con mucha luz el ojo se deslumbra y el objeto que es normalmente visible queda oculto o engullido, como las estrellas por el sol. Por una parte, pues, la oscuridad es reveladora, como la luz, ya que en la oscuridad las estrellas son brillantes y visibles, las cuales están ocultas por la luz, como los hijos de la oscuridad están ocultos por el día.
44. La causa de que el ojo falle es que la vista del ojo se desvía debido a la distancia intermedia, y por eso el ojo no ve. Pero si hubiera algo en lo que la vista pudiera estar encerrada, como en un tubo, la vista podría salir para ver ese objeto que ahora no puede ver debido a la distancia.
45. En cuanto a las estrellas, la misma distancia que les corresponde durante el día les corresponde también durante la noche, y el ojo que no podía verlas durante el día podía verlas durante la noche. ¿Y por qué es así, a no ser que la oscuridad sea para el ojo como un tubo y su vista se concentre y suba hasta las estrellas, mientras que la luz de las estrellas, por el contrario, descienda hasta el ojo como si fuera un pozo? Y así también el fuego de noche se ve desde una gran distancia, pero de día no se ve ni siquiera una cuarta parte de esta distancia.
46. Incluso durante el día se podrían ver las estrellas, si la luz del sol se oscureciera. Y si no, fija los ojos en el sol, y comprueba que, si la luz no se concentra en el ojo poco a poco y así llega a su lugar, el ojo no puede ver. Y nuevamente, si una lámpara se apaga por la noche en el camino, observa que debido a que el ojo se distrae con los rayos de la lámpara es solo cuando ha concentrado la luz en sí mismo poco a poco que puede ver.
47. Para que aprendas bien cómo los tubos concentran las cosas dispersas y las impulsan, considera también las mangueras contra incendios y observa hasta qué altura impulsan y dispersan el agua inestable. Considera además los acueductos y observa cómo el agua se recoge en cisternas y tuberías y luego asciende y presta servicio en alturas que son de difícil acceso. Y así, el ojo podría ver desde lejos, si hubiera instrumentos para ayudar a la vista. Observa también la boca de un horno, cómo concentra y envía el humo, y éste gira y es llevado a lo alto. Pero cuando el humo sale al aire libre, vaga (es decir, se disipa) y se dispersa y se traga a la manera de la vista antes mencionada.
48. Considera además el aliento que enviamos suavemente por nuestra boca y observa que cuando se concentra en el horno. En el caso de un herrero o en el hogar de un orfebre, el soplo sale con fuerza debido a su concentración. Además, si este viento que sopla se comprime entre las hendiduras de una montaña o en la abertura de un muro, su aliento se hace más fuerte debido a su acumulación. Considera además una trompeta y observa que la voz que en nosotros era débil y, cuando salió de nosotros, vagaba (es decir, se disipó), tan pronto como sus movimientos errantes se concentran en la trompeta, observa hasta dónde llega la concentración de esa voz.
49. Además, haz un experimento por ti mismo, a saber: si abres bien la boca y gritas, tu voz vaga y es débil, mas si aprietas un poco los labios por el lado exterior y haces con ellos como un hueco espacioso por el lado interior, tu voz se concentra y aumenta, especialmente si estás mirando hacia abajo y no hacia arriba. Además, observa a un carpintero y comprueba que, cuando considera la rectitud de la madera (debido a que la vista de su ojo está dispersa mientras está completamente abierto), el trabajador cierra la mitad de su ojo para poder concentrarlo (es decir, la vista) contra la rectitud de la madera.
50. Además, inhala el aire por la boca y también por la nariz, y observa que la fuerza de inhalación de la nariz sea lo suficientemente fuerte como para concentrar y absorber el aire, porque las fosas nasales están comprimidas y huecas como cavidades y tubos. Y si un trabajador compara la profundidad con la altura, se hace un pequeño agujero para concentrarse y hacer pasar por él la vista, y para poder estimar la extensión de la profundidad y calcularla en comparación con la altura. Pero yo digo que si el olor y el calor se concentraran, también se encontrarían viajando a una distancia. Pero debe ser así; porque el reposo no puede ser estable, porque ese aire que pone las cosas en movimiento está constantemente viajando y no sabe cómo detenerse. Porque es por el aire que todo es arrastrado.
51. Considera también que quien toca la flauta o quien emite gritos con una boca que inhala y exhala el aire, lo hace para que el aire sea un vehículo para la voz o para el toque de la flauta, pues el aire es un vehículo para todo. Además, cuando un hombre mira en dirección al sol, si no coloca su mano sobre sus ojos y los protege, su vista no está lo suficientemente concentrada para mirar con firmeza. Y de la misma manera, cuando un hombre lleva una lámpara, si no extiende su mano sobre la lámpara y protege sus ojos de los rayos, su vista se dispersa y no puede viajar a gran distancia. Y cuando un hombre mira en una palangana de agua pura, ve en el agua recogida debajo el color del cielo y, de la misma manera, un pájaro, si sucede que vuela sobre la mencionada palangana.
52. Como todo nos es dado con medida, también vemos con medida, junto con todo lo demás. Porque los seres de arriba y de abajo, junto con todo lo creado, actúan con medida. Pero si hay algunos que exceden (como puede decirse que el ganado come más que los pájaros, y los animales salvajes beben más que los reptiles, y el sol es más brillante que las estrellas), aunque aun así todo esto está sujeto a medida. Pues aumenta el fuego y verás que el calor aumenta; y asimismo la vista se vuelve peor por mucho ayuno, y cuando la vista débil yerra. Pero los artificios que he mencionado ayudan a nuestra debilidad.
53. Sabe, además, que la oscuridad y la luz son opuestos entre sí; el opuesto, en verdad, no es ayudado por su opuesto, ni la luz es dañada por lo que es similar a ella, sino que la vista es dañada por la luz, porque la vista vaga de derecha a izquierda, como el agua que vaga por una llanura. Pero en la oscuridad, porque la vista no vaga de derecha a izquierda, y como en un tubo llega hasta la antorcha. Por eso son vistos por el ojo; y el sol no oculta las estrellas cuando sale (porque la luz no se vuelve lo opuesto de la estrella que es similar a ella), sino que los rayos dispersan la vista del ojo y éste no puede ver las estrellas. ¡He aquí! Una lámpara, aunque se ve al mediodía debido a su proximidad, lo que es absorbido no se ve ni por razón de la distancia ni tampoco en explicación de la cercanía. Pero la luz no puede absorber nada debido a su naturaleza concentrada, ni tampoco absorbe la oscuridad; la oscuridad es completamente destruida y cesa de existir, porque no había nada en el cielo, pues ella (es decir, la oscuridad) es incorpórea.
54. Estas dos naturalezas sólo se encuentran, a saber: la vista y el objeto iluminado; esta última se dirige visiblemente al ojo con su luz, y la vista se dirige invisiblemente al objeto iluminado, como el aroma invisible que emana de las flores visibles. Pues si no fuera por el hecho de que una u otra visión se emite y sale de los ojos, ¿cómo verían en la oscuridad los animales que ven de noche? Pues los rayos no pertenecen a los ojos ni al agua, sino a la luz que llega y golpea sus rayos sobre ella (es decir, sobre el agua). Y si los rayos incidiesen sobre un espejo y se volvieran hacia él (es decir, se reflejaran hacia el ojo), se cree que pertenecen al espejo. Pero si pertenecieran al espejo, se verían en él también de noche, en ausencia de luz; pues también cuando el sol difunde su luz sobre el agua. ¡He aquí! Tú ves el sol y sus rayos en él, pero no decimos que lo que se ve en el agua pertenece al agua. Y cuando el sol declina y la sombra a su vez cae sobre el agua, ¿cómo podemos ver los rayos en el agua, viendo que no están en el agua?
55. Todo lo que está pulido, cuando la luz del sol golpea sobre él (de modo que cuando el sol brilla sobre ellos), la vista del ojo que los mira divaga. Pero en cuanto a las piedras de color oscuro y otras sustancias negras, sabe que también sobre ellas cuando los rayos golpean la luz se difunde, pero sólo sobre aquellas sustancias blancas, que son afines a la luz, la luz muestra su poder. Tampoco los rayos salen de cuerpos no pulidos o de sustancias que no brillan, como salen de objetos pulidos o de sustancias que brillan.
56. Así como todo lo que cae en un espejo se ve cuando se hunde en el centro del espejo y se cree que pertenece al espejo, aunque no pertenezca a él, así también se creía que esos rayos pertenecían al espejo, aunque no pertenecieran a él, como he dicho. Pero, así como cuando las sustancias duras chocan entre sí, se genera un sonido entre ellas (y no era el caso de que ese sonido estuviera antes dentro de ellas y fuera inaudible, pues es su naturaleza generar un sonido al chocar entre sí), de la misma manera, también en el caso del ojo y el objeto iluminado, al chocar ambos, en combinación entre sí, se genera la vista en el ojo.
57. Así como el calor que sale del fuego, los rayos de la lámpara y el perfume de las especias se debilitan cuando se alejan de sus fuentes, así también la vista disminuye a medida que se aleja. Pues en una flor se deposita sólo en pequeña medida el perfume, en una lámpara la luz y en el fuego el calor; por eso también penetran en cierta medida a la distancia y comienzan a debilitarse a medida que se alejan. En efecto, en las fuentes de agua abundante su flujo es uniforme, porque hay un flujo abundante y material. Pero la refulgencia, el perfume y el calor no son corpóreos, ni fluyen realmente como una fuente literal. Pues he aquí que la voz que está en nosotros es algo ligado dentro de nosotros, y a medida que se aleja también se debilita, y por el mecanismo de una trompeta se convierte en algo diferente , en razón de la fuerza y claridad que se le añaden.
58. Así como la luz de una lámpara es abundante y copiosa, y esta cantidad de luz podría competir con la gran distancia, así también la cantidad de luz del sol es suficiente para medir todo el espacio, y así también la cantidad de agua es suficiente para medir la tierra. Por lo tanto, como la distancia es mayor que la cantidad de luz del ojo, por eso, desde lejos, incluso los objetos grandes parecen pequeños.
59. Ni siquiera las cosas que están ante los ojos del hombre son puestas a prueba por él, ya que incluso las cimas y profundidades de la tierra, junto con las partes más altas y más bajas del cielo, tanto ayudan como dañan. Porque el cielo es como un cinturón circular (es decir, como un arco), y lo que está colocado en su cima no parece lo que está colocado en sus partes más bajas. Dejemos que la luna cuando salga por el Este muestre cuán grande es su círculo y su disco. Pero hay quienes dicen que debido a que la luna es afectada por el poder del sol, que está en el Oeste, ella (es decir, la luna) aparece así, y al amanecer, cuando la luna llega, la parte más baja del Oeste, la luz del sol sale por el Este; y no se piensa su disco.
60. También hay quienes dicen que, porque surge del océano, por eso su apariencia es grande y su disco es glorioso y hermoso. Pero yo digo que, porque surge de repente y su luz brilla en la oscuridad, por eso parece a la vista ser grande, aunque su tamaño no haya recibido ningún aumento y no se haya agregado ningún resplandor a su luz. Así, aunque estos cuatro ejemplos son iguales, como he dicho, estos artificios que he enumerado para ti arriba no han fallado todavía; porque son útiles hasta cierta medida. Porque un hombre llama, y hay una cierta medida a la que llega su voz, pero cuando el artificio de la trompeta interviene, hace que la voz sobrepase ese límite anterior.
61. ¡Oh, qué cosa es el artificio!, ya que hace que la naturaleza se convierta en algo diferente. Y por eso no hay excusa para el pecador, ya que la naturaleza misma se ve obligada a seguir la voluntad, cuando esa voluntad desea obligar a la naturaleza. Dios creó el mundo y lo adornó con objetos naturales. Sin embargo si la invención no hubiera adornado después el mundo, el mundo sería un desperdicio. Y para que pueda traerte un testimonio de lo más cercano, considera tus miembros, es decir, tus sentidos, y ve que Dios los creó como creó objetos naturales que están limitados por necesidad. Pero por el don que viene de Dios, enseñas a tu ojo otra clase de visión, la de muchos libros, de sellos, de perlas y similares. Además, enseñas a tu mano a escribir y a trabajar en una fragua y a grabar, y también enseñas a tu oído a escuchar muchos sonidos.
62. En cuanto a lo que dice Bardaisán, de que "si un perfume o una voz nos llegan a todos por igual, los percibiremos todos por igual", ¿por qué, en el caso de la luz, que llega a todos los ojos por igual, un hombre ve más que otro? Si dice que es por debilidad, enfermedad u otras cosas del mismo tipo, todo tiende a demostrar que lo que ahora no ha logrado aplicar (es decir, que si un perfume se acerca a nosotros por igual, todos lo percibiremos por igual). Pues a veces sucede que quien está cerca de una cosa no la ve, mientras que otro, aunque esté lejos, ve el objeto que está colocado en el mismo ojo del primero. Y así también (se equivoca) al decir acerca de la voz también que "llega al oído de todos los hombres por igual, si su oído no está embotado".
63. De esto mismo aprende que si, además, difundes un perfume con medida en todas direcciones, verás que no todos los hombres son capaces de oler igualmente; ni oyen igualmente, ni los alimentos tocan todas las bocas por igual, y sin embargo todas las bocas no saborean igualmente.
64. Bardaisán hizo malabarismos con los nombres y supuso que la naturaleza de las cosas es como sus nombres. Porque como en la lengua aramea se dice que la luz es masculina y que el ojo es femenino, se apresuró a unirlos en una frase tonta, diciendo que "la luz, como un macho, siembra la percepción en el ojo". Y he aquí que él, Bardaisán, llama a la luna femenina en la lengua aramea: cuando, por tanto el ojo mira a la luna, ¿esa hembra siembra la percepción en una hembra? Pues bien, como en la lengua griega tanto el sol como el ojo son llamados masculinos, cuando el ojo mira al sol un macho siembra la percepción en un macho, ¡según la enseñanza de Bardaisán!