EFRÉN DE NÍSIBE
Himno al Bautismo

I
Gloria a ti, mi Señor. Con alegría te adoramos

1. Mi pensamiento me llevó al Jordán, y vi una maravilla cuando se reveló el glorioso Novio que traerá a la novia libertad y santidad.

2. Vi a Juan lleno de asombro, y a las multitudes que estaban de pie alrededor de él, y al glorioso Esposo inclinado ante el Hijo de la estéril para bautizarlo.

3. Mi pensamiento se maravilló ante la Palabra y ante la Voz. Juan era la voz, mas nuestro Señor se manifestó como la Palabra, para que lo que estaba oculto se hiciera manifiesto.

4. La esposa estaba desposada, pero no sabía quién era el Esposo a quien miraba. Los invitados estaban reunidos, el desierto estaba lleno, y nuestro Señor estaba escondido entre ellos.

5. Entonces se reveló el Esposo, y a Juan, al oír su voz, se le acercó. El precursor se conmovió y dijo de él: Éste es el Esposo a quien yo anuncié.

6. Vino al bautismo el que bautiza a todos, y se mostró en el Jordán. Juan lo vio y retrocedió, desaprobando y hablando así:

7. Al ver al Señor, Juan le dijo: Cómo, Señor mío, quieres ser bautizado, tú que en tu bautismo expías todo? El bautismo mira hacia ti, así que infunde en él santidad y perfección.

8. Jesús dijo: Así lo quiero. Acércate y bautízame, para que se haga mi voluntad. No puedes resistirte a mi voluntad. Yo seré bautizado por ti, porque así lo quiero.

9. Juan le dijo: Te ruego, Señor mío, que no me obligues, pues es duro lo que me has dicho ("necesito que tú me bautices"), ya que eres tú quien con tu hisopo purifica todo.

10. Jesús dijo: Yo lo he pedido, y me place que así sea. Y tú, Juan, ¿por qué me contradices? Deja que se cumpla la justicia, y ven, y bautízame. ¿Por qué estás ahí parado?

11. Juan le dijo: ¿Cómo puede uno tomar abiertamente en sus manos el fuego que quema? ¡Oh tú que eres fuego, ten piedad de mí, y no me pidas que me acerque a ti, pues es duro para mí!

12. Jesús dijo: Os he revelado mi voluntad, así que ¿qué es lo que preguntáis? Acércate, bautízame y no serás quemado. La cámara nupcial está preparada, así que no me impidáis asistir a la fiesta de bodas que se ha preparado.

13. Juan le dijo: Los vigilantes temen y no se atreven a mirar, no sea que se cieguen. Y yo, oh mi Señor, soy demasiado débil para acercarme. ¡No me culpes!

14. Jesús dijo: Tenéis miedo, mas no contradigáis lo que deseo contra mi voluntad. El bautismo se refiere a mí, así que ¡cumplid la obra a la que habéis sido llamados!

15. Juan le dijo: Yo te anuncié en el Jordán, a oídos del pueblo que no creía, mas si te ven bautizado por mí, dudarán que tú eres el Señor.

16. Jesús dijo: Yo voy a ser bautizado delante de ellos, y el Padre que me envió dará testimonio de mí, u dirá que yo soy su Hijo, y que en mí se ha complacido para reconciliar a Adán, el cual estaba bajo su ira.

17. Juan le dijo: Me corresponde, oh mi Señor, conocer mi naturaleza. Yo estoy hecho de la tierra, y tú eres el moldeador que forma todas las cosas. ¿Por qué entonces debería bautizarte en agua?

18. Jesús dijo: Os conviene saber por qué he venido, y por qué he deseado que me bauticéis. Es la mitad del camino por el que he andado, ¡no retengáis el bautismo!

19. Juan le dijo: Pequeño es el río adonde has venido, para que en él te alojes y te purifiques. Los cielos no bastan para tu poderío, y ¡cuánto menos te contendrá el bautismo!

20. Jesús dijo: El vientre es más pequeño que el Jordán, y sin embargo quise alojarme en la Virgen. Yo como nací de mujer, y también debo ser bautizado en el Jordán.

21. Juan le dijo: ¡Mirad! ¡Las huestes están de pie! ¡Las filas de los vigilantes, mirad! ¡Ellos adoran! Y si me acerco, mi Señor, para bautizarte, tiemblo por mí mismo de estremecimiento.

22. Jesús dijo: Los ejércitos y las multitudes os llaman felices, todos ellos, porque me bautizáis. Para esto os he elegido desde el vientre. No temáis, porque así lo he querido.

23. Juan le dijo: Yo he preparado el camino, como fui enviado. Y he desposado a la esposa, como me fue ordenado. ¡Que tu epifanía se extienda por el mundo, ahora que has venido, y que no sea yo quien te bautice!

24. Jesús dijo: Esta es mi preparación, porque así lo he querido. Descenderé y seré bautizado en el Jordán, y haré resplandecer la armadura de los que sean bautizados, para que sean emblanquecidos en mí y yo no sea vencido.

25. Juan le dijo: Hijo del Padre, ¿por qué he de bautizarte ? Pues he aquí que tú estás en tu Padre, y tu Padre en ti. A los sacerdotes das santidad, ¿por qué pides agua común?

26. Jesús dijo: Los hijos de Adán esperan de mí, para que yo obre para ellos el nuevo nacimiento. Un camino en las aguas buscaré para ellos, y si yo no soy bautizado, esto no puede ser.

27. Juan le dijo: Tú consagras a los pontífices, purificas a los sacerdotes con tu hisopo, haces a los ungidos y a los reyes. ¿De qué te aprovechará el bautismo?

28. Jesús dijo: La esposa que me has desposado me espera, para que yo descienda, me bautice y la santifique. Amigo del Esposo, no me niegues el lavamiento que me espera.

29. Juan le dijo: No puedo, porque soy débil, alcanzar tu fuego en mis manos. ¡Mira!, tus legiones son como llamas. ¡Pide a uno de los vigilantes que te bautice!

30. Jesús dijo: Mi cuerpo no fue tomado de los vigilantes, para que yo llamase a un vigilante que me bautizase. He aquí que me he revestido del cuerpo de Adán, y tú, hijo de Adán, eres quien me bautiza.

31. Juan le dijo: Las aguas te vieron y temieron; las aguas te vieron y, he aquí que ¡temblaron! El río espumeó de terror, y yo, que soy débil, ¿cómo te bautizaré?

32. Jesús dijo: Las aguas en mi bautismo serán santificadas, y recibirán de mí fuego y Espíritu, y si yo no soy bautizado mis hijos no serán hechos perfectos ni fructíferos, sino que morirán.

33. Juan le dijo: Fuego, quien a tu fuego se acercare, será quemado por él como paja. Los montes de Sinaí no te soportaron, ¿y yo que soy débil, en qué te bautizaré?

34. Jesús dijo: Yo soy el fuego llameante, pero por amor al hombre me hice niño en el vientre virginal de una doncella. Y ahora voy a ser bautizado en el Jordán.

35. Juan le dijo: Es muy conveniente que me bautices, pues tienes santidad para purificar a todos. En ti es donde los impuros son santificado. Mas si tú eres santo, ¿por qué has de ser bautizado?

36. Jesús dijo: Es muy justo que me bautices, como te lo ordeno y sin contradecirme. ¡Mira! Yo te bauticé en el vientre materno, así que ¡bautízame tú en el Jordán!

37. Juan le dijo: Yo soy esclavo y soy débil. Así que tú, que a todos liberas, ten piedad de mí. No puedo desatar tus ataduras, y ¿quién me hará digno de tocar tu exaltada cabeza?

38. Jesús dijo: Los esclavos en mi bautismo serán liberados, las escrituras en mi lavatorio serán borradas, las manumisiones en el agua serán selladas. Y si yo no soy bautizado, todo esto quedará en nada.

39. Juan le dijo: Un manto de fuego lleva el aire, y te espera, sobre el Jordán. Si tú consientes en ello, y quieres ser bautizado, tú mismo te bautizarás y cumplirás todo.

40. Jesús dijo: Es necesario que me bautices tú, para que nadie se equivoque y diga de mí: Si no hubiera sido extranjero de la casa de mi Padre, ¿por qué tuvo miedo el levita de bautizarlo?

41. Juan le dijo: La oración, cuando seas bautizado, ¿cómo la completaré yo, al otro lado del Jordán? Y cuando el Padre y el Espíritu sean vistos sobre ti, ¿a quién invocaré como sacerdote?

42. Jesús dijo: La oración debe ser completada en el silencio, mas ahora ven y posa tu mano posa sobre mí. El Padre dirá en lugar del sacerdote lo que corresponde acerca de su Hijo.

43. Juan le dijo: ¡Mira! ¡Todos los invitados están de pie! ¡Mira! ¡Los invitados del Esposo! ¡Ellos dan testimonio de lo que yo día tras día les decía: que yo soy la voz y no la Palabra!

44. Jesús dijo: Voz del que clama en el desierto, cumple ya la obra por la cual viniste, para que en el desierto adonde saliste resuene la poderosa paz que allí predicaste.

45. Juan le dijo: El grito de los vigilantes ha llegado a mis oídos. ¡He aquí!, oigo desde la casa del Padre a las huestes que lanzan el grito: En tu epifanía, oh Esposo, los mundos tienen vida.

46. Jesús dijo: El tiempo se apresura, y los invitados a la boda están ya llegando, así que ¡venga, bautízame ya, para que puedan alabar la voz del Padre cuando sea escuchada!

47. Juan le dijo: Escucho, Señor mío, tu palabra. ¡Ven al bautismo! Me constriñe tu amor, y el polvo adora aquello a lo que ha llegado, para que ponga su mano sobre Aquel que lo formó.

48. Las filas celestiales permanecieron en silencio mientras permanecían de pie, y el Novio descendió al Jordán. El Santo fue bautizado y ascendió inmediatamente, y su luz brilló sobre el mundo.

49. Las puertas del Altísimo se abrieron arriba, y se oyó la voz del Padre: "Éste es mi amado, en quien tengo complacencia". Pueblos todos, venid y adóradle.

50. Los que lo vieron quedaron asombrados, al ver al Espíritu que descendió y dio testimonio de él. Alabada sea tu epifanía, que a todos alegra, ¡Tú en cuya revelación los mundos son iluminados!

II
Bendito sea Aquel que fue bautizado para bautizarnos

1. El Espíritu descendió de lo alto y santificó las aguas con su incubación. En el bautismo de Juan, el Espíritu pasó por alto a los demás y permaneció en el Único, mas ahora ha descendido y permaneció en todos los que nacen del agua.

2. De todos los que Juan bautizó, en uno habitó el Espíritu, mas ahora ha volado y descendido para morar en muchos, y a medida que cada uno sube tras otro, lo ama y permanece en él.

3. ¡Qué maravilla es ésta, que sobrepasa a todas! Bajó al agua y fue bautizado. Los mares lo declararon bendito, aquel río en el que fuiste bautizado. Hasta las aguas que estaban en el cielo te envidiaron, porque no eran dignas de ser tu baño.

4. Maravilla es, oh mi Señor, que ahora, aunque las fuentes están llenas de agua, sólo el agua del bautismo es capaz de expiar. Poderosa es el agua de los mares, pero demasiado débil para la expiación.

5. Tu poder, oh mi Señor, si permanece, en el humilde lo exalta, como a la realeza si permanece en el desierto le da paz. El agua, por tu poder, ha triunfado sobre el pecado, pues la vida lo ha rodeado.

6. Las ovejas se regocijaron al ver que la mano se acercaba para bautizarlas. ¡Recibid, oh ovejas, vuestro sello; entrad y mezclaos con el rebaño!, porque más que por todo el rebaño, por vosotras se regocijan hoy los vigilantes.

7. Los ángeles y los vigilantes se regocijan por lo que nace del Espíritu y del agua. Se regocijan porque por el fuego y por el Espíritu lo corpóreo se ha vuelto espiritual. Los serafines que cantan Santo se regocijan porque los que son hechos santos han sido aumentados.

8. ¡Porque he aquí que los ángeles se regocijan por un solo pecador si se arrepiente! ¡Cuánto más se regocijan ahora, que en todas las iglesias y congregaciones el bautismo está sacando a la luz lo celestial de lo terrenal!

9. Los bautizados, cuando suben, son santificados. Los sellados, cuando descienden, son perdonados. Los que suben se han revestido de gloria; los que descienden se han despojado del pecado. Adán se despojó de su gloria en un momento, y tú serás revestido de gloria en un momento.

10. Una casa que es de polvo cuando ha caído por medio del agua puede ser renovada. El cuerpo de Adán, que era de polvo, y que había caído por el agua, ha sido renovado. ¡Mirad! Los sacerdotes, como constructores, renuevan de nuevo vuestros cuerpos.

11. Una gran maravilla es esto de la lana: que puede tomar todo tinte, como la mente toma todo discurso. Por el nombre de su tinte se le llama, como vosotros que fuisteis bautizados cuando erais oyentes, habeís ganado el nombre de receptores.

12. Las aguas comunes las santificó, e incluso Eliseo, por medio del nombre que es secreto, en ellas lavó al leproso abiertamente, y fue limpiado por el poder que es secreto. La lepra fue eliminada en el agua, como las trasgresiones en el bautismo.

13. ¡Hoy vuestras trasgresiones han sido borradas, y vuestros nombres han sido escritos! El sacerdote borra en el agua, y Cristo escribe en el cielo. Al borrar y escribir, ¡he aquí!, vuestro regocijo se duplica.

14. ¡Mirad! Hoy ha amanecido la misericordia, y se extiende de un límite a otro. El sol se ha puesto, y ha amanecido la misericordia. La justicia ha contenido su ira, la gracia ha extendido su amor. ¡Mirad!, ella perdona y vivifica libremente.

15. Las ovejas, que antes estaban en el redil, se apresuran a saludar a los nuevos corderos que se han añadido a él. Son blancas y están vestidas de blanco. Blancos por dentro y por fuera son vuestros cuerpos, como vuestras vestiduras.

16. Bendito seas de toda boca, bendito seas de todas partes. El pecado es expulsado de ti, y el Espíritu Santo habita en ti. El Maligno se ha entristecido, y el Dios bueno alegra tu rostro.

17. El don que has recibido gratuitamente, no dejes de cuidarlo. Esta perla, si se pierde, no podrá ser buscada nuevamente, pues es como la virginidad, que si se pierde no se puede encontrar.

18. ¡Que el poder de vuestras vestiduras blancas os guarde de toda inmundicia! ¡Y aquel cuya libertad se ha contaminado, pueda lavarse con su llanto! ¡Que a mí, que soy servidor de la comunidad, la súplica de la comunidad me alcance el perdón!

19. Al Autor que se ha esforzado en las palabras, ¡sea la reconciliación en el descanso! Al maestro que se ha esforzado con la voz, ¡sea el perdón por la gracia! Al sacerdote que se ha esforzado en bautizar, ¡sea la corona de justicia!

20. De toda boca, a una, de los de abajo y de los de arriba, de los vigilantes, de los querubines y de los serafines, de los bautizados, de los sellados y de los oyentes, gritemos todos a viva voz: ¡Gloria al Señor de nuestras fiestas!

III
Bendito sea Aquel que descendió, e hizo rectificar al pueblo

1. En el bautismo, Adán encontró de nuevo aquella gloria que estaba entre los árboles del Edén. Descendió, y la recibió del agua, se la vistió, y subió y fue adornado con ella. ¡Bendito sea Aquel que tiene misericordia de todos!

2. El hombre cayó en medio del paraíso, y en el bautismo la compasión lo restauró. Perdió su hermosura por la envidia de Satanás, y la encontró de nuevo por la gracia de Dios. ¡Bendito sea Aquel que tiene misericordia de todos!

3. Los esposos estaban adornados en el Edén, pero la serpiente les robó sus coronas. Mas la misericordia aplastó al Maldito, e hizo que los esposos estuvieran hermosos en sus vestiduras. ¡Bendito sea Aquel que tiene misericordia de todos!

4. Se vistieron de hojas por necesidad; pero el Misericordioso tuvo piedad de su belleza, y en lugar de hojas de árboles, los vistió de gloria en el agua. ¡Bendito sea Aquel que tiene misericordia de todos!

5. El bautismo es la fuente de vida, que el Hijo de Dios abrió con su vida, y de su costado ha brotado arroyos. ¡Venid todos los que tenéis sed, venid, alegraos! ¡Bendito sea Aquel que tiene misericordia de todos!

6. El Padre ha sellado el bautismo, para exaltarlo, y el Hijo lo ha desposado para glorificarlo, y el Espíritu con triple sello lo ha estampado, y ha resplandecido en santidad. ¡Bendito sea Aquel que tiene misericordia de todos!

7. La Trinidad inescrutable ha acumulado tesoros en el bautismo. ¡Descended, vosotros los pobres, a su fuente, y enriqueceos con ella, vosotros los necesitados! ¡Bendito sea Aquel que tiene misericordia de todos!

IV
Bendito sea Aquel que expió nuestros pecados

1. El rebaño de Jacob descendió y se paró alrededor del pozo de agua. En el agua pusieron la semejanza de la madera que estaba cubierta por ella. Misterios son estos y tipos de la cruz, en donde se interpretan las parábolas.

2. En estas varas se muestran similitudes, y en las ovejas, parábolas. En las varas está figurada la cruz, y en las ovejas, las almas de los hombres. Su madera era un misterio de nuestra madera. Así también, sus ovejas son un misterio de nuestro rebaño.

3. Las ovejas de Cristo se regocijan y están alrededor de la fuente del bautismo, en el agua que ponen sobre la semejanza de la cruz viva y hermosa, sobre la que miran todas las cosas creadas, y todo está impreso en todas ellas.

4. En el pozo, Rebeca recibió en sus oídos y en sus manos las joyas. La esposa de Cristo se ha revestido de cosas preciosas que son del agua, y en su mano está el cuerpo vivo, y en sus oídos las promesas.

5. Moisés sacó agua y abrevó las ovejas de Jetro, el sacerdote del pecado. Mas nuestro Pastor ha bautizado a sus ovejas, pues él es el sumo sacerdote de la verdad. En el pozo los rebaños estaban mudos, pero aquí las ovejas hablan.

6. El pueblo pasó por el agua y fue bautizado, el pueblo subió a tierra firme y se volvió como pagano. El mandamiento no tenía sabor a sus oídos, el maná se corrompió en sus vasijas. ¡Comed el cuerpo vivo, y la medicina de vida que da vida a todos!

7. Moisés dijo a los hijos de Lot: Dadnos agua a cambio de dinero, y dejadnos pasar solamente por vuestra frontera. Ellos rechazaron el camino y el agua temporal. ¡Mirad, el agua viva que se os da gratuitamente y el camino que conduce al Edén!

8. De las aguas escogió Gedeón a los hombres que resultaron victoriosos en la batalla. ¡Habéis descendido a las aguas victoriosas, así que subid y triunfad en la batalla, y recibid de las aguas la expiación y de la batalla la coronación!

9. Vosotros, bautizados, recibid vuestras lámparas, como las lámparas de la casa de Gedeón. Venced la oscuridad con vuestras lámparas, y el silencio con vuestros hosannas! Gedeón, igualmente en la batalla, triunfó por el grito y la llama.

10. David el rey anhelaba el agua del pozo, y se la trajeron, mas no la bebió porque vio que con sangre de hombres había sido comprada. En medio del agua os habéis deleitado, que fue comprada con la sangre de Dios.

11. De Edom vio el profeta a Dios que venía como quien prensaba las uvas. Ha preparado el lagar de la ira, pisó a los pueblos y libró al pueblo, se volvió y ordenó el bautismo. Los pueblos viven, el pueblo se ha reducido a nada.

12. En el río enterró Jeremías el cinto de lino que estaba estropeado, y el pueblo envejeció y se descompuso. Mas los pueblos que estaban descompuestos y estropeados por las aguas han sido revestidos de novedad.

13. En Siloé, el río bendito, los sacerdotes ungieron a Salomón. Su juventud fue honrada, su vejez fue despreciada. Por las aguas puras fuiste revestido, en la pureza del cielo.

14. El vellón que estaba seco por el rocío representaba a Jerusalén. La palangana que estaba llena de agua, y el bautismo estaba representado en ella. Aquel estaba seco según la manera de su tipo, mas éste estaba lleno según la manera de su símbolo.

15. El cuerpo cansado se lava en el agua y se refresca de su trabajo. ¡Mirad! La fuente en la que se esconden el refrigerio, la vida y los placeres. En ella descansó el cansado Adán, que trajo el trabajo a la creación.

16. La fuente del sudor en el cuerpo está preparada para proteger contra la fiebre, y la fuente del bautismo está preparada para proteger contra la llama. Esta es el agua que sirve para apagar la gehena.

17. El que camina por el desierto, como armadura toma consigo el agua contra la sed que todo lo vence. Desciende a la fuente de Cristo, recibe la vida en tus miembros, como armadura contra la muerte.

18. De nuevo el buceador saca del mar la perla. Bautízate y saca del agua la pureza que allí está escondida, la perla que está engastada como joya en la corona de la deidad.

19. Agua dulce en su barco, el marino la almacena como reserva. En medio del mar la almacena y la conserva, lo dulce en medio de lo amargo. Así, en medio de las inundaciones del pecado, guarda tú el agua del bautismo.

20. La mujer samaritana dijo a nuestro Señor: ¡Mira!, verdaderamente el pozo es hondo. El bautismo, aunque sea alto, en su misericordia se ha inclinado hacia nosotros, porque la expiación es de lo alto, pero ha descendido a los pecadores.

21. "El que bebiere del agua que yo le daré, de cierto nunca más tendrá sed". Por este santo bautismo, porque tenéis sed, amados míos, nunca más tendréis sed como para venir a otro bautismo.

22. En el bautismo de Siloé el ciego fue lavado, y sus ojos fueron abiertos e iluminados por el agua. Él arrojó las tinieblas que los cubrían, mas tú has arrojado las tinieblas ocultas, y por el agua has sido revestido de luz.

23. Pilato le lavó las manos, para no ser de los que mataban. Vosotros habéis lavado vuestros cuerpos, y vuestras manos junto con vuestras bocas. Entrad y sed de los que comen, porque esta medicina de vida da vida a todos.

24. "Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres". Porque en lugar de pescar lo que perece, pescaron lo que es eterno. Los que habían tomado peces para la muerte, bautizaron y dieron vida a los que iban a morir.

25. Ciento cincuenta peces fueron sacados del agua con la red de Simón, mas con su predicación fueron sacados del seno del bautismo decenas de millares y millares de hombres, y fue hecha la pesca de los hijos del Reino.

26. ¡Mirad! Nuestro sacerdote, como pescador, está de pie sobre las escasas aguas, y ha tomado de allí una gran cantidad de agua, de toda forma y de toda especie. Él ha sacado la pesca para acercarla al Rey de reyes, el Altísimo.

27. Simón tomó los peces y los sacó, y fueron presentados ante nuestro Señor. Nuestro sacerdote ha sacado del agua, con la mano que recibió de Simón, a vírgenes y hombres castos que son presentados en la fiesta del Señor de las fiestas.

28. En tu misericordia te conjuro que me perdones, porque en tu misericordia también tú has jurado, rabboni, que en la muerte del que muere no tengo placer, sino en su vida. Tú has jurado y yo he conjurado. ¡Oh tú que has jurado, perdona al que ha conjurado!

V
Bendito sea Aquel que ordenó el bautismo para expiar los pecados

1. Descended, hermanos míos, revestíos de las aguas del bautismo del Espíritu Santo, ¡uníos a los espíritus que administran a la deidad!

2. Él es el fuego que secretamente sella también a su rebaño, mediante los tres nombres espirituales, con los cuales el Maligno es puesto en fuga.

3. Juan, cuando clamó y dijo "éste es el cordero de Dios", así mostró respecto a los gentiles que son hijos de Abraham.

4. Éste es el que dio testimonio de nuestro Salvador, que con fuego y con el Espíritu bautizaría. ¡Mirad! El fuego y el Espíritu, hermanos míos, en el bautismo de la verdad.

5. M mayor es el bautismo que el pequeño río Jordán, pues en corrientes de agua y aceite se lavan las malas acciones de todos los hombres.

6. Eliseo, lavándolo siete veces, limpió la lepra de Naamán. En el bautismo se limpian las malas acciones secretas del alma.

7. Moisés bautizó al pueblo en medio del mar, pero no sirvió de nada lavar sus corazones por dentro, que estaban llenos de las impurezas de sus malas acciones.

8. Mas el sacerdote, a semejanza de Moisés, purifica las impurezas del alma, y con el aceite de la unción sella nuevos corderos para el Reino.

9. Samuel ungió a David como rey del pueblo, mas el sacerdote os unge a vosotros como herederos del rReino.

10. Con la armadura con que se vistió David, después de la unción, él peleó, y derribó al gigante que procuraba someter a Israel.

11. ¡He aquí que de nuevo, en el crisma de Cristo y en la armadura que es del agua, se humilla la soberbia del Maligno, que procuraba someter a los gentiles!

12. Con el agua que brotó de la roca se sació la sed del pueblo, mas en la fuente de Cristo se sació la sed de los pueblos.

13. La vara de Moisés abrió la peña, y brotaron ríos, y con su agua se refrescaron los que estaban desfallecidos de sed.

14. Mas del costado de Cristo brotó la corriente que daba vida. Los gentiles que estaban cansados bebieron de ella, y en ella olvidaron sus dolores.

15. Rocía con tu rocío mi vileza, y mis crímenes con tu sangre serán expiados. Y yo estaré, oh mi Señor, a tu diestra, y con tus santos me uniré.

VI
Bendito sea Aquel que santificó el agua, para remitir los pecados

1. ¡Oh Juan, que viste al Espíritu que permanecía sobre la cabeza del Hijo, para mostrar cómo la cabeza del Altísimo descendió y fue bautizado, y subió para ser cabeza de la tierra! Habéis llegado a ser hijos del Espíritu, y Cristo ha llegado a ser para vosotros la cabeza. Vosotros también os habéis convertido en sus miembros.

2. Considerad y ved cuán exaltados sois, y cómo en lugar del río Jordán tenéis el glorioso bautismo, en el cual está la paz, extendiendo sus alas para dar sombra a vuestros cuerpos. En el desierto bautizó Juan: en su puro diluvio del bautismo, puramente sois bautizados en él.

3. Los niños, al contemplar su gloria, piensan que su poder se acrecienta con su pompa; pero es el mismo y en sí mismo no está dividido. Mas el poder, que nunca disminuye ni aumenta, en nosotros es pequeño o grande. En aquel en quien hay gran entendimiento, grande es en él el bautismo.

4. Si el conocimiento de un hombre es exaltado, exaltado también es su grado sobre sus hermanos. Aquel cuya fe es grande, así también lo es su promesa; y según su sabiduría, así también su coronación. Como lo es la luz, que aunque sea toda hermosa y toda ella igual a sí misma, más hermoso es un ojo que otro.

5. Jesús mezcló su poder en el agua, así que tú ¡ponlo sobre mis hermanos como hombres de discernimiento! Porque hay quienes en el agua simplemente perciben que son lavados. ¡Con nuestro cuerpo sea lavada nuestra alma! ¡Que el cuerpo perciba el agua manifiesta y el alma el poder secreto, para que tanto a lo manifiesto como a lo secreto seáis hechos semejantes!

6. ¡Qué bello es el bautismo a los ojos del corazón! ¡Venid, contemplémoslo! Como por un sello habéis sido modelados, así que recibid su imagen, para que nada nos falte de nuestra imagen. Ovejas blancas de corazón, contemplad la gloria que está en el agua, mas ¡reflejadla en vuestras almas!

7. El agua es por naturaleza como un espejo para quien en ella se examina. ¡Aviva tu alma, tú que disciernes, y sé semejante a ella!, pues ella en su seno refleja tu imagen de ella, y en ella encuentra un ejemplo. Contempla en ella el bautismo, y vístete de la belleza que en ella se esconde.

8. ¿Qué aprovecha al que oye una voz y no entiende su significado? Quien oye una voz y no la entiende, tiene los oídos llenos, pero su alma está vacía. ¡Mira!, puesto que el don es abundante, recíbelo con discernimiento.

9. El bautismo que se hace con entendimiento es la conjunción de dos luces, y ricas son las fuentes de sus rayos. La oscuridad que está en la mente se va, y el alma contempla en belleza al Cristo escondido de la gloria, y se aflige cuando la gloria falla.

10. El bautismo sin entendimiento es un tesoro lleno. Pero también está vacío, ya que quien lo recibe es pobre en él, y no entiende cuán grandes son las riquezas en las que entra y habita. Grande es el don que hay en él, aunque el hombre vil no percibe que él es exaltado como él.

11. Abrid bien vuestro entendimiento y ved, hermanos míos, la columna secreta en el aire, cuya base está fijada desde el medio del agua hasta la puerta del lugar altísimo, como la escalera que vio Jacob. ¡Mirad!, por ella descendió la luz hasta el bautismo, y por ella sube el alma al cielo, para que en un solo amor podamos unirnos.

12. Nuestro Señor, cuando fue bautizado por Juan, hizo brotar doce fuentes, que brotaron y purificaron con sus corrientes la inmundicia de los pueblos. Sus adoradores son emblanquecidos como sus vestiduras, las vestiduras en el Tabor y el cuerpo en el agua. En lugar de las vestiduras, los pueblos son emblanquecidos, y se han convertido para él en una vestidura de gloria.

13. Aprended, hermanos míos, de vuestros vestidos, y cómo deben guardarse vuestros miembros. Mas el vestido puede lavarse muchas veces, y se guarda debidamente para su hermosura. Por su parte, el cuerpo tiene un solo bautismo, y mucho más importante es el cuidado de guardarlo, pues muchos son sus peligros.

14. El sol en una casa estrecha que, aunque sea grande, se estrecha en ella. Mas en una casa hermosa y grande, cuando sale en ella, esparce sus rayos por todas partes. Aunque el sol es uno y el mismo en su naturaleza, en diversas casas sufre cambios. Así también, nuestro Señor tiene diversos hombres.

VII
Bendito sea Aquel que borra con agua los pecados

1. Descended, mis hermanos sellados, revestíos de nuestro Señor, y volved a uniros a su linaje, porque él es hijo de un gran linaje, como él ha dicho en su Palabra.

2. De lo alto es su naturaleza, y de abajo su vestidura, cada uno que se despoja de su vestidura, de esa vestidura que se mezcla con su vestidura para siempre.

3. En el agua, recibid de él la vestidura, que no se gasta ni se pierde, porque es la vestidura que reviste a los que están revestidos de ella para siempre.

4. El bendito sacerdote es árbitro entre dos. El pacto se hará delante de él, y él es árbitro de su Señor y fiador de nuestra parte.

5. ¡La deidad en el agua! Ha mezclado su levadura para las criaturas del polvo, y esa levadura hace que surjan, y que la deidad se una a ellas.

6. Es la levadura del Señor la que puede deslizarse dentro del esclavo y elevarlo a la libertad, y unir al esclavo al linaje del Señor de todo.

7. El siervo que se ha revestido de Aquel que a todos hace libres en las aguas, aunque siervo sea en la tierra, es hijo de los libres en lo alto, porque de libertad se ha revestido.

8. El hombre libre que se ha revestido de aquel ángel en las aguas, es como un siervo y se hace semejante al Señor, quien se hizo siervo de siervos.

9. El que enriquece a todos descendió y se vistió de pobreza, para poder repartir entre los pobres las provisiones que estaban escondidas del tesoro de las aguas.

10. El humilde que se ha revestido en el agua, aunque sea vil a los ojos de los necios, es grande a los ojos de los vigilantes, porque está revestido de grandeza.

11. El Grande se humilló en su amor, y fue perseguido por los incrédulos, mas es adorado por los vigilantes. Se humilló, y por eso él engrandece a los humildes.

12. Así, pues, sea humilde el que es grande, para que en él el humilde sea grande: seamos semejantes a Aquel que es mayor que todos, que se hizo menor que todos. Se hizo humilde y engrandece a todos.

13. El hombre manso que se ha revestido de Aquel que es grande, en el agua, aunque humilde sea su semblante, muy grande es su discernimiento, porque Aquel que es exaltado sobre todo habita en él.

14. ¿Quién podría despreciar la zarza de espinos, la despreciada y humilde, en la cual la Majestad en fuego tenía su morada?

15. ¿Quién podría despreciar a Moisés, el manso y lento en el habla, cuando aquella gloria excelsa se centraba en su mansedumbre?

16. Los que le despreciaron, despreciaron a su Señor; los malvados que le despreciaron, la tierra fue tragada con ira; los levitas que le despreciaron, el fuego los devoró con furia.

17. De éste mandó Cristo: No llamarás Raca al que fue bautizado y se revistió de él, porque quien desprecia al despreciado, desprecia con él al Poderoso.

18. En el Edén y en el mundo hay parábolas de nuestro Señor, y ¿qué lengua puede captar las similitudes de sus misterios? Porque él es figura de él mismo en todas las cosas.

19. En las Escrituras está todo escrito de él, y también en la naturaleza está impreso. Su corona está figurada en los reyes, su verdad en los profetas, su expiación en los sacerdotes.

20. En la vara de Moisés estaba él, y en los hisopos de Aarón, y en la corona de David. A los profetas pertenece su semejanza, y a los apóstoles su evangelio.

21. Las revelaciones te contemplaron, los proverbios te buscaron, los misterios te aguardaron, las similitudes te saludaron, las parábolas mostraron tipos de ti.

22. El pacto de Moisés miraba hacia el evangelio. Todas las cosas del tiempo antiguo volaron y se posaron en él, en el nuevo pacto.

23. ¡Mirad!, los profetas han derramado sobre él sus gloriosos misterios, y los sacerdotes y los reyes han derramado sobre él sus maravillosos tipos. Todos ellos los han derramado sobre él.

24. Cristo venció y lo superó todo con sus enseñanzas los misterios, y con sus interpretaciones las parábolas. Como el mar en su medio, él recibe todas las corrientes.

25. Cristo es el mar, y él puede recibir las fuentes y los arroyos, y los ríos y las corrientes que fluyen de en medio de las Escrituras.

VIII
Cristo con el crisma, sellando a sus corderos recién nacidos

1. Cristo y el crisma se unen, lo secreto con lo visible se mezclan. El crisma unge visiblemente, y Cristo sella secretamente a los corderos recién nacidos y espirituales con el premio de su doble victoria. Él los engendró del crisma, y los dio a luz del agua.

2. ¡Cuán excelsas son sus órdenes! La que era pecadora ungió, como si fuera una esclava, los pies de su Señor, mas vosotros sois sus ministros. Cristo, por mano de sus siervos, unge y sella vuestros cuerpos. Como es propio del Señor del rebaño, él sella en su propia persona a sus ovejas.

3. La pecadora tenía necesidad de perdón, mas la unción fue para ella una ofrenda, y por ella su amor reconcilió a su Señor. En cuanto a vosotros, que sois el rebaño de los profanos e incrédulos, la verdad, por el crisma, es vuestro sello, para separaros de los extraviados.

4. De los pueblos separó al pueblo, con el antiguo sello de la circuncisión. Mas con el sello de la unción separa a los pueblos del pueblo. Cuando los pueblos se extraviaron, él separó al pueblo de los pueblos, mas ahora, cuando el pueblo se ha extraviado de él, él separa a los pueblos de él.

5. Naamán tomó del polvo de la tierra pura y lo volvió a su lugar, para que por medio de este polvo santo pudiera ser separado y conocido de los impuros. El crisma de Cristo separa a los hijos del misterio de los extraños, y por él los que están dentro son separados y conocidos de los que están fuera.

6. El aceite que Elías multiplicó, se podía gustar con la boca, porque la vasija era la de la viuda y no la del crisma. El aceite de nuestro Señor que está en la vasija, no es alimento para la boca, y al pecador que era lobo por fuera le hace cordero en el rebaño.

7. El crisma del manso y humilde transforma a los tercos en semejantes a su Señor. Los gentiles eran lobos y temían la severa vara de Moisés. ¡He aquí que el crisma los sella y hace de los lobos un rebaño de ovejas! Y los lobos que habían huido de la vara, ¡he aquí que se han refugiado en la cruz!

8. Llegó la hoja de olivo, como símbolo de la unción; los hijos del Arca se alegraron al recibirla, porque traía buenas nuevas de liberación. Así también vosotros os alegrasteis al recibir esta santa unción. Los cuerpos de los pecadores se alegraron en ella, porque traía buenas nuevas de liberación.

9. El aceite que Jacob derramó sobre la piedra cuando la selló, para que estuviera entre él y Dios, y para que pudiera ofrecer allí sus diezmos. Mas en él hay un símbolo de vuestros cuerpos, y de cómo por medio del crisma sois sellados como santos, y os convertís en templos para Dios, donde él será servido por vuestros sacrificios.

10. Cuando Moisés selló y ungió a los hijos de Aarón el Levita, el fuego consumió sus cuerpos; el fuego perdonó sus vestiduras. Pero vosotros, mis hermanos, ¡benditos seáis porque el fuego de la gracia ha descendido, ha consumido completamente vuestras transgresiones y ha purificado y santificado vuestros cuerpos!

11. En cuanto a la unción de Aarón, mis hermanos, fue la sangre vil de las bestias, que roció en los cuernos del altar. La unción de la verdad es ésta: que en la que la sangre viva y vivificante se rocía interiormente en vuestros cuerpos, y se mezcla en vuestros entendimientos, y se infunde a través de vuestras cámaras más íntimas.

12. Los sacerdotes ungidos solían ofrecer los cuerpos muertos de los animales, más tú, oh ungido y excelente, tu ofrenda es tu propio cuerpo. Los levitas ungidos ofrecieron las partes internas tomadas de los animales, mas tú has excedido a los levitas, porque has consagrado tu corazón.

13. La unción del pueblo fue una prefiguración de Cristo, y su vara un misterio de la cruz, y su cordero un tipo del Unigénito, y su tabernáculo un misterio de sus iglesias, y su circuncisión un signo de su sello. Bajo la sombra de su bien, se asentó el pueblo de antaño.

14. La verdad se asemeja a un gran árbol que da sombra, y proyecta su sombra sobre el pueblo, y echa sus raíces entre los pueblos. El pueblo vive bajo su sombra, y su sombra es su misterio. Mas los gentiles se posan sobre sus ramas, y arrancan y comen de sus frutos.

15. En cuanto a la unción de Saúl para ser rey, cuanto más dulce era su olor, tanto más repugnante era el olor de su corazón. El Espíritu lo hirió y huyó. La unción que tenéis es mayor, porque vuestras mentes son incensarios, y en vuestros templos el Espíritu se regocija, y una cámara eterna sois para él.

16. En cuanto a la unción de David, mis hermanos, el Espíritu descendió y puso un olor grato en el corazón del hombre, en el cual él se deleitaba. El olor de su corazón era como el olor de su acción, y el Espíritu habitó en él y puso cánticos en él. La unción que vosotros tenéis es mayor, porque el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo se han movido y han descendido para morar en vosotros.

17. Cuando antiguamente se purificaba al leproso, el sacerdote lo sellaba con aceite y lo conducía a la fuente. El tipo ha pasado y la verdad ha llegado, y he aquí que con el crisma habéis sido sellados, y en el bautismo sois perfeccionados, y en el rebaño sois mezclados, y del cuerpo sois alimentados.

18. ¿Qué leproso, después de haber sido limpiado, vuelve y desea su lepra? Has dejado atrás las trasgresiones, así que ¡abandona la lepra! Nadie se reviste de la lepra que había dejado atrás, así que tú evita caer y hundirte, pues de hacerlo ¡no te recuperarás! y quedarás desgastado. ¡Que la corrupción no salga sobre ti, a quien el crisma de Cristo ha ungido!

19. El vaso de barro moldeado se embellece con el agua y se fortalece con el fuego. Mas si resbala, se arruina y no puede renovarse. Vosotros sois vasos de gracia, así que guardaos de la injusticia, porque no se os conceden dos renovaciones.

20. ¡Qué parecidos sois al profeta, a quien el pez entregó! El devorador os ha devuelto, pues él fue obligado por el poder que obligó al pez. Jonás fue para vosotros un espejo, pues el pez no volvió a tragarle. Que el devorador no os vuelva a tragar, ¡sed como Jonás! y entregaos a la gracia.

21. María derramó sobre la cabeza de nuestro Señor un ungüento exquisito, cuyo aroma fragante se extendió por toda la casa. Así mismo, el aroma de tu unción fragante ha perfumado los cielos hasta los vigilantes de lo alto. Su aroma es abrumador, agradando a Satanás, y su olor es dulce para Dios.

22. Las multitudes en el desierto eran como ovejas que no tienen pastor. El Misericordioso se convirtió en su pastor y les multiplicó el pasto del pan. ¡Sí, bienaventurados los que son perfectos, los que están sellados como corderos de Cristo, que de su cuerpo y de su sangre se han hecho dignos! El mismo Pastor se ha convertido en pasto para vosotros.

23. Del agua hizo el vino, lo dio a beber a los jóvenes en el banquete. Para vosotros que guardáis el ayuno, mejor es la unción que la bebida. En su vino se casan los novios, con su aceite los novios se santifican. Con su vino se produce la unión; con su aceite, la santificación.

24. Las ovejas de Cristo saltaron de alegría para recibir el sello de la vida, esa insignia de reyes que siempre ha puesto en fuga el pecado. Los malvados con tu insignia son derrotados, las iniquidades con tu signo son dispersadas. ¡Venid, ovejas, recibid tu sello, que pone en fuga a los que os devoran!

25. Venid, corderos, recibid vuestro sello, porque vuestro sello es la verdad. Éste es el sello que separa a los de la casa de los extraños. Los de acero son circuncidados por igual, los contradictores y los hijos de Agar. Si la circuncisión es la señal de las ovejas, he aquí que con ella son señaladas las cabras.

26. Pero vosotros, que sois el nuevo rebaño, habéis dejado de lado las obras de los lobos y, como corderos, os habéis hecho semejantes al Cordero. Uno, al cambiar, ha cambiado a todos. El Cordero se entregó a los lobos para que lo mataran, y los lobos se precipitaron y lo devoraron, y ahora se han convertido en nuevas ovejas. En definitiva, el Pastor se transformó en Cordero, y de la misma manera el lobo olvidó su naturaleza.

27. ¡Mira también a mí, Señor, en tu misericordia, y no me imprimas el sello de los cabritos, hijos de la mano izquierda! ¡No permitas que tu oveja se convierta en cabrito! Pues aunque no me baste para justificarme, sin embargo no quise ser pecador. Aparta tus ojos, oh mi Señor, de lo que he hecho, y no busques sólo lo que he querido.

28. De los que escriben y de los que predican, de los que oyen y de los que están sellados, ¡la gloria suba a Cristo y por medio de él a su Padre sea exaltada! Él da palabras a los que hablan, y voz a los que predican, y entendimiento a los que oyen, y consagra el crisma para el que está sellado.

IX
Felices vosotros, cuyos cuerpos han sido hechos brillar

1. Dios en su misericordia se inclinó y descendió para mezclar su compasión con el agua y la naturaleza de su majestad con los miserables cuerpos de los hombres. Él hizo ocasión por el agua para descender y morar en nosotros, como la ocasión de misericordia, cuando él descendió y habitó en el vientre. ¡Oh misericordia de Dios, que busca para sí misma todas las ocasiones para morar en nosotros!

2. A la cueva de Horeb se inclinó y descendió, y sobre Moisés hizo morar su majestad, e impartió su glorioso esplendor a los mortales. Había allí una figura del bautismo: Aquel que descendió y habitó dentro del agua, y en ella puso el poder de su majestad para que pudiera morar en los débiles. Sobre Moisés habitó el Aliento, y sobre el bautizado el perfeccionamiento de Cristo.

3. Nadie podría resistir ese poder. Ni Moisés, jefe de los libertadores, ni Elías, jefe de los zelotes. Y ni siquiera los serafines que se cubrían el rostro, porque es el poder el que todo lo subyuga. Su misericordia mezcló dulzura, en el agua y por el aceite, para que la humanidad, en su debilidad, pudiera permanecer delante de él, cuando estuviera cubierta por el agua y el aceite.

4. Los sacerdotes cautivos, de nuevo en el pozo escondieron y disimularon el fuego del santuario (1Mac 1,19), un misterio de ese fuego glorificado que el sumo sacerdote mezcla en el bautismo. Los sacerdotes recogieron del fango y lo rociaron sobre el altar, porque su fuego (el fuego de ese pozo) con el fango se había mezclado. Éste es un misterio de nuestros cuerpos, que en el agua con el fuego del Espíritu Santo se han mezclado.

5. Los tres famosos en Babilonia en el horno de fuego fueron bautizados, y salieron y entraron y se bañaron en el torrente de llamas, y fueron abofeteados por las olas ardientes. Allí fue rociado sobre ellos el rocío que cayó del cielo, el cual los liberó de los lazos del rey terrenal. ¡He aquí! Los tres famosos entraron y encontraron a un cuarto en el horno.

6. Ese fuego visible que triunfó exteriormente apuntaba al fuego del Espíritu Santo, que está mezclado y escondido en el agua. En la llama se representa el bautismo, en ese resplandor del horno. Venid y entrad, pues, hermanos míos, y sed bautizados, porque él desatará las ataduras, el que habita y está escondido, y es el árbitro de Dios, y es el cuarto en el horno encendido.

7. Nuestro Señor pronunció dos palabras más, que concuerdan al unísono: "He venido a enviar fuego" y: "Tengo que ser bautizado con un bautismo". Con el fuego del bautismo se extingue el fuego que el maligno había encendido, y el agua del bautismo ha vencido a aquellas aguas de la discordia con las que había puesto a prueba a José, que venció y fue coronado.

8. ¡Mirad! El fuego puro de nuestro Redentor, que encendió en la humanidad por su misericordia, apagó con su fuego el fuego que se había encendido en los impuros y pecadores. Este es el fuego en el que se queman las espinas y la cizaña. Mas ¡felices vuestros cuerpos, que han sido bautizados en el fuego que ha consumido vuestras espesuras, y por él han brotado vuestras semillas hasta el cielo!

9. Jeremías en el vientre materno santificó y enseñó. Mas si el humilde seno del matrimonio fue santificado al concebirle y al dar a luz, ¡cuánto más el bautismo santificará su concepción y su dar a luz a los que son puros y espirituales! Porque allí, dentro del vientre materno, está la concepción de todos los hombres, mientras que fuera del agua está el nacimiento del que son dignos los espirituales.

10. A Jeremías, aunque lo santificaron en el vientre, lo arrojaron a la fosa con clavos. Santo fue el profeta en su inmundicia, porque limpio estaba su corazón, aunque estaba en el lodo. ¡Temed, hermanos míos, porque he aquí que hoy se ha lavado vuestra inmundicia secreta y la abominación de vuestros pecados! ¡No volváis a la inmundicia, porque sólo hay una limpieza de vuestros cuerpos!

11. El presuntuoso que es bautizado y peca de nuevo es como la serpiente que se quita la piel y se la vuelve a poner, que se renueva y se hace joven, y se vuelve a poner su piel de vieja (porque la serpiente no se despoja de su naturaleza). ¡Desecha, pues, oh hermano, al tentador, al corruptor de las almas, y no dejes que envejezca tu hombre viejo, sino mantén la novedad que te has revestido!

12. Eliseo arrojó la madera al agua, y lo pesado flotó y lo liviano se hundió: sus naturalezas se intercambiaron en el agua. Allí sucedió algo nuevo, mas no según la naturaleza. ¡Cuánto más fácil es, Señor, por tu gracia, que en el agua se hunda la trasgresión, que es pesada, y que el alma, que es liviana, sea sacada y elevada a lo alto!

13. Josué, hijo de Nun, sobre Jericó maldijo sus murallas y destruyó sus fuentes. Aquellos a quienes Josué maldijo para su destrucción, nuevamente fueron bendecidos en el misterio de Jesús. Se les echó sal y fueron sanados y endulzados. La dulce sal que vino de María, fue mezclada con el agua, y por ella fue curada la pestilencia de nuestras plagas.

14. Aguas tranquilas están ante ti, santas, tranquilas y agradables. No son las aguas de la contienda, que arrojaron a José al calabozo. Ni tampoco son las aguas junto a las cuales el pueblo luchó y se contradijo en el desierto. Estas aguas son por las cuales se consuma la reconciliación con el cielo.

15. Agar vio la fuente de agua y de ella dio a beber a su hijo, que se había convertido en un asno salvaje en el desierto. En lugar de esa fuente de agua está el bautismo. En él son bautizados los hijos de Agar y se han vuelto mansos y pacíficos. ¿Quién ha visto carneros como estos, que están uncidos? Trabajad, así pues, junto con toros mansos, y la semilla de vuestra labranza se cosechará al ciento por uno.

16. En el principio, el Espíritu que se movía sobre las aguas, concibió y dio a luz serpientes, peces y pájaros. El Espíritu Santo se ha criado en el bautismo, y en el misterio ha dado a luz águilas, vírgenes y prelados. En el misterio ha dado a luz peces, célibes e intercesores; y en el misterio de las serpientes, ¡he aquí que los sutiles se han vuelto simples como palomas!

17. ¡Mirad la espada de nuestro Señor en las aguas!, la cual divide a los hijos de los padres, a los vivos y los moribundos. ¡Mirad! Son bautizados y se convierten en vírgenes y santos los que han descendido, y han sido bautizados y se han revestido del Unigénito. ¡Mirad!, muchos se han acercado a él con valentía.

18. Todo aquel que ha sido bautizado y revestido del Unigénito, Señor de los muchos, ha llenado así el lugar de muchos. Para él Cristo se ha convertido en un gran tesoro, y convirtió el desierto en una mesa de buenos manjares, y en las bodas llenó la fuente de vinos selectos. Se ha convertido en tal para todos en todas las cosas, con ayudas, curaciones y promesas.

19. Eliseo era igual a los vigilantes, en sus acciones, glorioso y santo. El campamento de los vigilantes estaba a su alrededor, así que el bautismo sea para vosotros un campamento de guardianes, porque por medio de él mora en el corazón la esperanza de los que están abajo y el Señor de los que están arriba. Santificad para él vuestros cuerpos, porque donde él mora, la corrupción no se acerca.

20. Ya no existen las aguas de aquel mar que con sus olas preservaba al pueblo, y con sus olas abatía a los pueblos. Las aguas del bautismo tienen un efecto contrario, pues en ellas el pueblo tiene vida y perece, ya que los no bautizados están invisiblemente muertos.

21. Ya no existen las aguas de aquel mar que eran tempestuosas y hervían contra Jonás, y hundieron en las profundidades al hijo de Amitai. Aunque éste huyó, fue atado en la prisión, y Dios lo arrojó y lo ató en un calabozo dentro de otro calabozo. Lo ató en el mar y lo ató en el pez, hasta que su gracia fue fiadora, y abrió la prisión, y sacó al predicador.

22. Los profetas han llamado al Altísimo fuego devorador, y ¿quién puede habitar en él? (Is 30,27). Los pueblos no pudieron habitar en él, y por su poder los pueblos fueron aplastados y quedaron confundidos. Tú, en cambio, en ese fuego has sido ungido. En el agua lo has puesto en el agua, en el pan lo has comido, en el vino lo has bebido, en la voz lo has oído, y en el ojo de la mente lo has visto.

X
Alégrense los cuerpos que el Maligno había desnudado, y el agua ha llevado a la gloria

1. Da gracias, hija, porque tus coronaciones se han duplicado, porque tus templos y tus hijos se regocijan. La dedicación de tus templos está en la administración, la dedicación de tus hijos está en la unción. ¡Bendita eres tú que de una vez hiciste el tabernáculo para los que moran en ti, y el Espíritu ha habitado sobre tus hijos!

2. Nuestro Señor inauguró el bautismo en medio del Jordán, el río bendito. La altura y la profundidad se regocijaron en él. Él saca del agua los primeros frutos de su paz, pues sus primicias son los frutos del bautismo. El buen Dios, en su compasión, hará que su paz sea primicia en la tierra.

3. Moisés extendió el tabernáculo temporal. Los sacerdotes se bañaron en agua, y entraron y administraron, y fueron golpeados y castigados, porque su corazón no estaba purificado por dentro. ¡Bienaventurados vosotros, que en la pascua de la gran pasión, los sacerdotes, por el olor de sus ofrendas, purifican las almas en vosotros!

4. Grande fue el misterio que el profeta vio: un torrente que era poderoso. En sus profundidades miró y contempló. ¿Y qué contempló? A ti mismo, y tu belleza. A ti fue a quien vio, pues tu fe no pasa. A ti, cuyo diluvio invisible abrumará las sutilezas de la idolatría.

5. Aunque Juan fue grande entre los nacidos de mujer. Sin embargo, el más pequeño bautizado es mayor que él, pues sus bautizandos fueron bautizados de nuevo, mientras que en tu bautismo fue de los apóstoles. Bienaventurados sois vosotros, porque vuestro sacerdote es mayor que Juan, ya que su bautismo permanece para siempre.

6. El bautismo de Siloé no trajo misericordia al hombre que estaba allí esperando 38 años, porque hacía acepción de personas de los levitas. Bendito eres tú porque tu sanidad está en ti para todos los hombres, y tus sacerdotes son devotos y prontos para todos los que están en necesidad de tu ayuda.

7. El profeta sanó las aguas que eran insalubres, y curó la enfermedad de la tierra que era estéril, de modo que su muerte fue eliminada y su región resonó, y su descendencia aumentó y su seno se llenó. ¡Mayor es tu gracia, Señor, que la de Eliseo! ¡Multiplica tus corderos y tus rebaños en la gran corriente de mi fuente! (Ez 47,1).

8. ¡Grande es la maravilla que hay en vuestra morada! Los rebaños junto a los pastores, los que están junto a la corriente de las aguas, dos invisibles con uno manifiesto que bautiza. ¡Bienaventurado el que es bautizado en sus fuentes! ¡Pues tres brazos lo han sostenido y tres nombres lo han preservado!

XI
Cantad alabanzas al Hijo del Señor, que os ha confeccionado las coronas anheladas

1. Vuestros vestidos brillan, hermanos míos, como la nieve, y vuestro resplandor es hermoso a semejanza de los ángeles.

2. A semejanza de ángeles, habéis subido, oh amados, del río Jordán, con la armadura del Espíritu Santo.

3. Habéis recibido, hermanos míos, la cámara nupcial que no falla, y os habéis revestido de la gloria de la casa de Adán hoy.

4. El juicio que vino del fruto fue la condenación de Adán, pero para ti ha surgido la victoria en este día.

5. Tu vestido es resplandeciente, y tus diademas son hermosas, porque te las ha confeccionado hoy el Primogénito por mano del sacerdote.

6. ¡Ay de Adán en el paraíso! Pero vosotros habéis recibido la gloria de hoy.

7. Ponte la armadura de la victoria, amado mío: en la hora en que el sacerdote invocó al Espíritu Santo.

8. Los ángeles se regocijan, los hombres aquí abajo se exultan: en vuestra fiesta, hermanos míos, en la que no hay inmundicia.

9. Habéis recibido, hermanos míos, los bienes del cielo: guardaos del Maligno, no sea que os despoje.

10. El día en que amaneció, el Rey celestial te abrió su puerta y te invitó a entrar en el Edén.

11. Coronas incorruptibles hay en vuestras cabezas, así que cantad a cada hora himnos de alabanza.

12. A Adán, por medio del fruto, Dios lo arrojó con tristeza, mas a ti te alegra en la cámara nupcial del gozo.

13. ¿Quién, hermanos míos, no se alegrará en vuestro matrimonio? Porque el Padre con el Hijo y el Espíritu se alegran en vosotros.

14. Para vosotros será el Padre un muro de fortaleza, el Hijo un Redentor y el Espíritu un guardián.

15. Los mártires, con su sangre, glorifican sus coronas, mas tú, nuestro Redentor, con tu sangre nos glorificas.

16. Vigilantes y ángeles, regocijaos por los arrepentidos. Ellos se alegrarán por vosotros, hermanos míos, porque sois hechos semejantes a ellos.

17. El fruto que Adán no probó en el paraíso, hoy en vuestras bocas ha sido puesto con alegría.

18. Nuestro Redentor representó su cuerpo junto al árbol, del cual Adán no probó porque había pecado.

19. El Maligno hizo la guerra y sometió la casa de Adán, mas por vuestro bautismo, hermanos míos, él ha sido sometido hoy.

20. Grande es la victoria, pero hoy habéis vencido. Si no os descuidáis, no pereceréis, hermanos míos.

21. Gloria a los que están vestidos, gloria a la casa de Adán; ¡regocijaos y sed benditos en el nacimiento del agua!

22. Alabado sea Aquel que vistió de gloria a sus iglesias, gloria a Aquel que engrandeció la raza de la casa de Adán.