EFRÉN DE NÍSIBE
Contra Mani
I
Te pregunto ahora, oh Mani, acerca de tu Arconte, pues si él es de la parte mala (es decir, de una esencia que ama el adulterio, como él dice), ¿por qué dijo "no cometerás adulterio"? Pregúntate esto, para que sepas si fue dicho Arconte el que ordenó lo que fue aprobado por él. Y si debido a los pecados extirpó a los hebreos por completo, y si él es un ser mixto (mitad y mitad), ¿cómo dijo "no hay nadie fuera de mí"? Y si "los hombres estaban ebrios, y no prestaban atención a estas cosas, ni siquiera si él hubiera ordenado", entonces su mandato de pecar fue realmente agradable para los pecadores. Si cuando dijo "no cometas adulterio", ellos siguieron cometiendo adulterio, ¡cuánto más si les hubiera ordenado cometer adulterio! Pero si es un amante de las cosas buenas y a causa de ellas da órdenes, que digan quién estaba anulando sus mandamientos para que no se cumplieran. Si Satanás los anuló, he aquí que ambos son de la misma esencia mala, como dicen. ¿Cómo es que lucha mitad con el bien y mitad con el mal? Pero si porque en éste la mezcla del bien era mayor esto mismo le agrada, entonces los seres malos son seres buenos en los que no ha hecho otro poder mayor. Y he aquí que los seres malos como los buenos se vuelven parientes de él. ¿Y por qué entonces ese Arconte no recibió a Jesús, que era bueno? Porque he aquí, como dicen, hay un medio por el cual el bien puede mezclarse con él y ser aceptado por él, de modo que si está mezclado con él le es aceptable. Hasta que Jesús vino, mezclaba sus buenas palabras. ¿Por qué no las mezclaba con las partes buenas ? Si no acepta las buenas palabras que están mezcladas en él, tampoco puede aceptar las partes. Así como su oído malvado es extraño a la buena palabra, así también su esencia odiosa es extraña a la parte mejor. Si los malos aceptan con su voluntad la mezcla de partes, ¿cómo no aceptaron la mezcla de palabras? Y si las partes están mezcladas en ellos por la fuerza, ¿por qué los buenos esperan que las palabras estén mezcladas en ellos por su propia voluntad?
II
Date cuenta, oh Mani, que en los frutos y en las semillas, y en las fuentes, existe el mal que mata, pero también el bien que da vida. ¿Cómo puede, pues, el mal vencer al bien? Pues he aquí que el bien está en la mayoría de los frutos. ¿Y cómo se dispuso la mezcla en lobos y corderos? Si el Creador hubiera querido, ¿no habría podido disponer para el lobo los órganos corporales de los corderos? Y hubiera sido justo que el Creador se hiciera a sí mismo lo mismo que hace a los demás. Pero ellos dicen que "incluso el Creador se hace primero a sí mismo lo que hace a los demás". Es decir, que conservará una parte de sí mismo y destruirá a la otra. Y si ese Ente es un ente, ¿cómo puede producir algo cuyo sabor no esté en su propia esencia y naturaleza?
III
Si el Creador se regocija en ello y también lo creado se regocija en ello (es decir, Dios y el hombre), entonces el Destructor se entristecerá por esa destrucción y lo mismo lo hará el destruido, a menos que se den cosas dadas en la legislación con la condición de que el castigador se sienta satisfecho con ellas, y el trasgresor se sienta entristecido por ellas. Pero así como cuando un trasgresor se vuelve de la misma voluntad que el castigador no hay sufrimiento, así también cuando alguien que ha de ser destruido se somete a la voluntad del destructor no habrá destrucción. Y como la voluntad del castigador no es que sufra, así también será la voluntad del destructor (es decir, que no sufra). Porque el Ente justo, como es justo en sí mismo, también lo es hacia otro: lo contrario de esto debería encontrarse en el caso del Ente malvado. Porque el Ente justo no se destruye a sí mismo ni destruye a los demás; el Ente malvado, ¿qué es? Uno que se conserva como justo y trata como malvado a quien no ha trasgredido contra él: lo cual mismo, con muchos otros, y más que muchos, da testimonio en su contra de que no es un Ente, sino un compuesto.
IV
Si dices, oh Mani, que los hijos de las tinieblas están divididos unos contra otros, entonces de cada uno de ellos se dice lo mismo que se dice de todos ellos. Es decir, que cada uno de ellos está dividido también contra sus propios miembros, como está dividido también contra sus compañeros. Pues si hay concordia en cada uno de ellos, debería encontrarse en todos ellos, y por lo tanto división también; y si ellos mismos están en guerra y no cesan de guerrear unos con otros, ¿cómo llegaron a hacer guerra contra la luz? Pues he aquí que ese adversario que tienen entre ellos, es o porque es afín a la luz su adversario, o es un tercero hecho adversario de ambos, a lo que debemos dar un lugar y una esencia por sí mismo. Y entonces, ¿también en la naturaleza de la luz hay un adversario? Pero si no hay ninguno, porque es una sola naturaleza, se verifica lo que dije antes, que es a causa de dos naturalezas mezcladas una en otra que surge la división, como también lo atestiguan el cuerpo y el alma. Pero ¿cuál de las naturalezas es mayor, oh Mani? ¿La oscuridad o la luz? Si la oscuridad fuera mayor, no podría ser vencida por la luz. Pero si se mata a los hijos de las tinieblas, como dicen, ¿por qué no a todos, si es que su naturaleza es mortal? Y si es que al final está realmente atada, porque no muere, entonces queda refutado, ya que mintió sobre su muerte.
V
¿Y por qué razón las naturalezas se odian entre sí? Pues he aquí que el cuerpo y el alma que proceden de él (el Arconte) son amigos entre sí. Y si es porque uno se mezcla con el otro, pues la mezcla puede cambiar nuestra naturaleza, entonces porque, he aquí, en el cuerpo y en el alma ha habido un cambio ¿se han convertido en una sola naturaleza? ¿Cómo puede el calor recibir al frío y ser cálido como él, siendo que esta esencia está en calor? Pero si por mezcla con su semejante se vuelve no-él mismo, entonces también el mal por mezcla con el bien se vuelve no-mal.
VI
Percibe, oh Mani, que si la disputa se convierte en una discusión sobre una de las cosas creadas, es del resto de cosas semejantes creadas de las que traeremos como testigo por analogía, y no por analogía de la naturaleza divina. En cuanto a Dios, que no ha sido creado, no nos es posible tomar una analogía de él para las cosas creadas; lo mismo ocurre con los entes; no tomamos de las cosas creadas una analogía para ellas, excepto de ellas mismas. Ahora tomemos una analogía de este gran Ente, de quien todos damos testimonio, de que si puede estar sujeto a estos sufrimientos es necesario que creamos también acerca de estos otros entes que también pueden estar sujetos a estos sufrimientos; pero si el testimonio de este Ente es es que no está sujeto a estos sufrimientos, esto exonera a todos los entes que existen, de que ellos tampoco están sujetos a estos sufrimientos. Por tanto, por el testimonio de la Entidad verdadera, la palabra del error ha sido vencida, la cual trajo las entidades al mundo. Pero si sin testimonio me obligas a creerte que hay entidades, también debes estar obligado, sin evidencia, a creerme que no hay otra entidad que la única. No tengo mayor testimonio que tu derrota, pues ¿qué es la victoria del atleta sino la derrota de su oponente? Tampoco pueden las entidades retirarse de los lugares en los que están, pues ¿quién las puso allí para que las retire de allí?
VII
En cuanto a lo que me reprochas, diciendo "¿por qué se encuentra el mal en medio de las obras del bien, pues ese Bien del que hablas, no se encuentra realmente el mal en medio de sus obras?", yo te respondo: Si el mal está mezclado en sus obras, ¿qué provecho te ha dado la nueva y extraña opinión que has introducido? ¿Es el mal lo que te ofende o la opinión lo que te ofende? Si te ofendes por el mal, ¿qué provecho te ha dado la purificación con la que purgas las heces de la sustancia clara, pues he aquí que el veneno que está en medio de sus obras te está matando? Pero si la opinión ofende al libre albedrío, a Aquel que generó la opinión debemos llamarlo el mal. Pues mira, si ese mal todavía está establecido en medio de nosotros, por tanto, debemos juzgar y culpar por el mal que fue capaz de eliminar el mal de en medio de nosotros. Si no se puede encontrar ningún mal en medio de las buenas obras, ¿cómo se puede encontrar? Pues es precisamente por lo que tú censuras por lo que debes ser censurado. Si el mal queda como defecto, ¡cada vez peor! Y si queda como exceso, es posible que, de algún modo, el bien sea la causa del mal. Pero si es así, la cosa sería peor si el mal no existiera, pues sería un gran mal que se anularan los bienes que se realizan por medio de males. Así como cuando un médico no hace cosas malas, hace el mal, especialmente porque con ello se anulan los alivios que se logran por medio de dolores y medicinas, así también cuando hace el mal, ese mal es el bien, ya que todos los remedios son generados por él.
VIII
De hecho, las enfermedades del cuerpo, ¿son de mezclas? ¡Que se le eche la culpa al que las mezcla! Y las enfermedades del alma, ¿son del libre albedrío? ¡Que se le eche la culpa al que las da! Dios no permita que se le eche la culpa a él, a quien se le debe echar la culpa a los que lo echan la culpa, porque se han atrevido a echar la culpa a Aquel que no debe echar la culpa. Pero de lo que me dices, que «nada puede llegar a ser, sino a partir de un Ente», aprende de esta misma frase que esos entes tampoco pueden llegar a ser. Pues esta opinión tuya es más dura que la mía. Pues, ¿cómo se descubrirá que los Entes no han sido hechos ni creados? Gusta con tu mente lo que digo. Pero dices: «¿No crees que existe el Ente único?» Entonces me conduces a la fe, y no a la discusión. Tú, pues, que me obligas a ocuparme de la fe, ¿qué te obliga a obligarme a recurrir a la discusión y no a la fe? Pero si recurres a la discusión, ¡dejaré la fe! ¿Qué es lo que reconozco? Que existe un ente llamado Dios. Pero tú dices: «He aquí que el mundo existe; si quieres, llámalo ente, y si quieres, establece que de entidades está hecho. ¿No es necesario que reconozcas que esa esencia existe?» Entonces, esa necesidad que me ha obligado a reconocer esta paradoja de que «no puede realmente investigarse, sino que se cree sin investigación», ¡esa necesidad me ha obligado a creer que «de la nada todo viene al ser», otra paradoja que sin investigación debe creerse!
IX
En lugar de todas estas cosas que has dicho arriba, me quedo con algo irreprochable que dices: "¿Cómo me obligas a creer que existe un Dios invisible e intangible?". Porque sí, te obligo a ello. ¿O es que me vas a obligar tú a creer que cuatro entidades que son visibles lo han creado todo? Porque el fuego devoró el agua y el polvo y las piedras y el buey, y se convirtieron en nada. Pero una cosa que existe en esencia no puede convertirse en nada. Ahora bien, esto sucedió para que Dios pudiera hacer saber que de la nada las cosas creadas se convertirán en nada. Si, por lo tanto, no crees esto, aprende por lo menos por la experiencia como los tontos.
El verdadero Dios, oh Mani, en el principio hizo la tierra de la nada, y de la tierra hizo girar y generó todo. Pues, así como la tierra es de la nada y de ella todo es, así también en el fuego todo se vuelve nada y al final también se vuelve nada. Pero si dices que esta obra está sutilmente dividida en medio del aire, machaca y desmenuza todo lo que quieras y examínalo al sol que entra por la ventana y observa que te parece que lo ves; por eso también la llama de un fuego que se ha apagado o el agua que se ha secado son más sutiles.
X
Digamos además contra ti, oh Mani, que si algo por los pecados fue arrojado de su lugar como cosa, ¿podría ser restaurada por la rectitud y por el cumplimiento de los mandamientos? Si los ziwane también por los pecados se mezclaron con la oscuridad, es necesario que por medio del ayuno y la oración sean refinados. Pero si fue para que la oscuridad pudiera ser atrapada por ellos que se mezclaron con ella; ahora que ha sido atrapada, por todos los medios se requiere saber cómo los hijos de la luz pueden regresar a su lugar. Y si es así como no suben, nunca podrán regresar a su lugar. Porque si se requiere limpieza (como tú dices), o "fuentes de refinación" (como dicen otros maniqueos), ¿cómo de ciego es Bardaisán, para limpiar y refinar lo que está mezclado en el mar y en la tierra seca y en el cielo y en la tierra y en todo lo que hay en ellos, y en los siete limbos y en los diez firmamentos, como ambos han dicho? Por eso, sus discípulos hacen que sus palabras sean inútiles. Si los refinamientos son muchos y grandes, pero sus discípulos son pocos y dispersos, ¿cómo pueden separar y refinar con cinco iniciados aquello para lo que miles y miríadas no bastan? Si hubieran sido sabios, deberían haber ingeniado para encontrar una enseñanza adecuada para unos pocos, de modo que se pudiera creer que unos pocos podrían ser suficientes para ella. Si alguien se propuso que con unos pocos trabajadores sería suficiente para cortar una gran montaña o represar un poderoso río, entonces, por los débiles que están con él, ¿no es claro que se está burlando de sí mismo? Porque con muchos y fuertes lo que se propuso se puede hacer, o no se puede hacer en absoluto: ¿cuánto más es absurdo que se propuso con cinco para hacer lo que quinientos eran demasiado pocos?
XI
Dichos maniqueos también proclaman una purificación de todos los ríos y fuentes y manantiales, cuando entre todos ellos no pueden refinar el agua de un solo manantial. Y respecto a las frutas, y productos y cosechas, y vegetales y peces y pájaros, ¿cuántos pueden comer de todo esto que está en todas partes, tanto por mar como por tierra? Porque si fuera así como dicen, reyes y sus países y señores y sus séquitos y capitanes de ejércitos y sus fuerzas deberían estar al frente de estos asuntos, para que por medio de muchos que vengan de todas partes se pueda refinar la luz que está en todas partes. Pero se omite a los romanos, que no habían oído las noticias de las refinaciones, y a los griegos y los hebreos y los bárbaros y los árabes, porque ellos refinan más que todos, y nada se les escapa. Todos éstos, pues, están desempleados en la refinación, y "un par de Iniciados refinan", dicen, "y limpian la mezcla", ¡que es demasiado grande para todos!
Si la creación se purifica y se refina con el conocimiento y la fe de tu escuela, oh Mani y Bardaisán, y no hay otra manera, ¿cuándo esperan estos débiles terminar la creación por sí mismos? Pero si decís que todos los pueblos están refinando y purificando la luz de la oscuridad y las partes buenas del mal, sabed además que, para vuestra vergüenza, se ven obligados a decirlo, aunque ellos no pueden evitar la vergüenza. Pues ¿cómo se refina la luz en la boca de los incrédulos y cómo se limpian las partes del alma? ¿Y cómo van a proclamar la verdad sobre la refinación, pues he aquí que también los que no creen limpian y refinan?
Hasta aquí lo que está en tus enseñanzas, oh Mani, desde Adán hasta Bardaisán, y desde éste hasta ti.
XII
Si dijeran los maniqueos, para su vergüenza, que hubo algunos de los antiguos maestros de la verdad, pues dicen de Hermes en Egipto, y de Platón entre los griegos, y de Jesús que apareció en Judea, que "son heraldos de ese Bueno para el mundo", ¿qué prueba eso? Pues si es que proclamaron estas doctrinas de los maniqueos como dicen, si Hermes conocía al hombre primordial, y si conocía la columna de gloria y el esplendor y el atlas y el resto de los otros que Mani proclamó e incluso adora y reza; y si Platón conocía a la virgen de la luz y a la madre de los vivientes. Y si Jesús les proclamó la refinación en Judea, y si enseñó el culto a las luminarias que adora Mani, a quien dicen que es el Paráclito, que viene después de trescientos años; y cuando hemos encontrado que las enseñanzas de estos o de sus seguidores concuerdan una con la otra, o las de uno de ellos con las de Mani, ¡hay justificación! Pero si no concuerdan, la refutación está al alcance de la mano. Pero ¿por qué es que la astrología, aunque es una mentira, concuerda consigo misma en su enseñanza, y la magia con su tradición, y la geometría con su cálculo, y la medicina con su libro? Y los discípulos de Platón aprendieron su enseñanza y la enseñan hasta el día de hoy, y los discípulos de Jesús aprendieron y enseñaron lo que oyeron de él; y lo mismo hacen los discípulos de Marción y Bardaisán y Mani. Si ellos, junto con Hermes, Platón, Jesús y otros, desde el principio proclamaban una refinación en sucesión, como dice Mani, ¿cómo es posible que sus discípulos no proclamen su enseñanza en Egipto, Grecia y Judea como la que enseña Mani hoy? ¿En qué se parece lo que enseña Jesús a lo que enseña Mani? De modo que, por esta enseñanza de nuestro Señor, que es abierta y manifiesta, sea convicto aquel que ha ofendido mucho a Dios y a los muertos.
XIII
Hermes enseñaba que había un cuenco que se llenaba de lo que contenía y que había almas excitadas por el deseo, que descendían a su lado y, cuando se acercaban a él, en él y por causa de él olvidaban su propio lugar. Ahora bien, Mani enseña que la oscuridad asaltó a la luz y la deseó, mientras que Hermes enseña que las almas deseaban el cuenco; y esto es un poco más probable, aunque ambos mienten, pero es más probable, porque ella, el alma, desea permanecer en el cuerpo y demorarse en su habitación y morar en su casa y ser acariciada en su seno. Pero Mani obliga a un hombre a escucharlo en serio aunque esté diciendo tonterías, porque para él "la oscuridad amaba a la luz, su opuesta". ¿Y cómo ama el agua al fuego que la absorbe, o el fuego al agua que la apaga? ¿Y cómo ama el fuego a la luz? ¿Cómo, dime, se beneficiará de ella? Porque "el fuego amaba al fuego, el viento al viento y el agua al agua". ¿O tal vez, estas naturalezas de las tinieblas son masculinas, y las del bien femeninas? Y si no, ¿qué sentido tiene que se amen mutuamente? Estas cosas, pues, no las enseñó Hermes ni tampoco Jesús, porque Jesús enseñó lo contrario de todo eso, pues él dio vida a los cuerpos y resucitó a los muertos, mientras que ni Hermes ni Platón creen en la resurrección de los cuerpos.
XIV
¿Y cómo es que el agua amó al agua, y ambos se extraviaron? Pues si un hombre malo se hunde en el agua, el agua mala lo ahoga y no recuerda que es de su raza, y si un hombre bueno se ahoga en el agua, el agua buena no reconoce que es de su familia. Y así el viento amó al viento y se convirtieron en una sola cosa, y contra los justos y los injustos surgen en dirección contraria y golpean sus rostros. Y así la luz no hace distinción entre lo impuro y lo limpio. ¿Y cómo adoran a lo que no tiene discriminación? Y si es por su gracia, ni el agua, su pariente, es buena, la que ahoga a los justos, ni el fuego, que quema a los humildes. Y mira que incluso el sol quema los frutos y atormenta a los segadores, y ve a los oprimidos con su calor y no produce los frutos como uno que es bueno; y en el país del lejano Oriente dicen que tres cosas están a gusto en la sombra, los hombres, el ganado y las bestias salvajes, para que el sol no los queme con la fiereza de sus rayos. ¿Y cómo, dime, soportaron los hijos de las tinieblas su quema, siendo los cuerpos de la misma familia que ellos y no pueden soportar su calor? Pues si este calor es de la misma naturaleza que estos cuerpos, ¿cómo es que lo que es de una Entidad atormenta y es atormentado por sí mismo? Y si es de esa otra naturaleza, entonces ¿cómo podría esto que es dañado soportar lo que daña? Pero es maravilloso y difícil e increíble que incluso 'lo deseara ansiosamente y se sintiera complacido con ello'.
XV
Si el fuego se mezcló con el fuego, y el agua con el agua, y el viento con el viento, se sigue necesariamente que la luz también se mezcló con la luz. Ahora bien, que estas naturalezas son afines entre sí lo saben todos los seres racionales, excepto los locos (y quizás incluso los locos, excepto los maniqueos). Porque conocemos las causas por las que el agua se transforma, y lo atestiguan uniformemente que, he aquí, los árboles la transforman en vino y en aceite y en sus múltiples sabores. ¿Qué diremos, pues? ¿Que el vino no es afín al agua, o que el aceite tampoco es de su familia? Y si el vino y el aceite, que son muy distintos del agua, aunque parezcan extraños, no lo son, ¿cuánto más el agua es afín al agua, aunque sea amarga? Pues, así como es diversa en las plantas, también lo es en los países, aunque la verdadera palabra de la Providencia la coloca a ella, a los países y a las plantas bajo la única Voluntad que crea todas las cosas.
XVI
Además, si el fuego se ha mezclado con el fuego, ¿cuándo se están refinando y separando uno del otro? Pues si se estuvieran refinando, también se reconocería que el fuego se ha vuelto más opaco de lo que era a causa de la refinación de lo otro que se había separado de él. Porque hay ancianos que han vivido más de cien años y no han percibido que este fuego después de cien años es más frío o más opaco que el anterior, ni que el de hace cien años era más caliente o más fuerte o más brillante o más claro que éste; ni el agua se ha vuelto más débil de lo que era el agua, ni el viento más que el viento; y de esta manera estas naturalezas suscitan una refutación infalible contra aquellos que querían decir todas estas mentiras sobre cosas sencillas. Porque estas naturalezas que no se han debilitado ni se están debilitando prueban acerca de Bardaisán y Mani que no tiene sentido su enseñanza.
XVII
Si algo desde atrás moviera al elemento viento y lo impulsara, como dice Bardaisán, lo impulsaría hacia su diámetro (es decir, lo arrojaría contra el elemento luz). Porque opuesto al Oeste está situado en el Este. Porque si desde el Noroeste el viento fue lanzado por lo que fuere que lo arrojó y lo arrojó sobre el fuego, no lo hizo descender a la oscuridad en el medio, sino que desvió el fuego hacia el Sur, lo alejó y salió al espacio vacío. Y como son átomos, como dice Bardaisán, en la medida en que es en la intención que se capte la distinción entre cada uno de ellos, está claro que las entidades no fueron también arrojadas unas a otras como cuerpos a cuerpos. Y se debe suponer acerca de ellas en sí mismas que el viento no puede poner en movimiento la luz del sol.
XVIII
Mas si los elementos fueron impulsados desde arriba hacia abajo, ¿qué le impidió impulsar al fuego a descender junto con las tinieblas, si el Creador necesitaba el pretexto de las tinieblas para crear? Y si el viento soplara, he aquí que habría separado los átomos, porque aún no habían sido mezclados por la fuerza del poder creador. Y ni siquiera ese viento habría podido soplar, porque aún no había adquirido la facultad de soplar por la regulación del Creador; pues si por razón del poder creador el fuego adquirió brillo y la luz extensión y el agua flujo, está claro que antes de su regulación no tenían estas propiedades, ni tampoco las tenía la tiniebla, porque también estaba compuesta todavía de átomos dispersos.
XIX
¿Y por qué? Porque en esa regulación el agua y el viento no hubieran bastado por sí solos para soplar, ni el fuego para brillar, ni las tinieblas para humear. Y todo se habría vuelto más odioso de lo que era antes por la regulación de este Creador, quien dicen que realmente hizo las cosas más hermosas de lo que habían sido en su esencia original. ¿O deberíamos decir que la verdadera constitución de este fuego no es la que dice Bardaisán? Porque, en verdad, no es de él. No es que lo que estoy diciendo exista, sino que, por el contrario, afirmo que no existe, no como alguien a quien le guste que sea así, sino como alguien que está convencido, no sin consideración, sino por una investigación prudente. Porque si de la misma cosa provienen la luz, el viento, la oscuridad, la experimentación, la visión, veamos, pues, si esto se establece por su propio poder, sin conjunción con nada más, y veamos si el fuego enciende el viento como las astillas de madera, o tiene poder con la oscuridad como con las cañas. Y si este defecto que tiene hoy no lo tenía antiguamente y ese inmemorial no defecto no lo tiene hoy, es necesario que o bien el Creador realmente perturbó las cosas ignorantemente (lo cual Dios no permita), o que con una boca que no se avergüence de repetir la verdad se pueda decir sin vergüenza la conclusión verdadera, que es que ese hombre habló falsamente quien construyó entidades que no existen. De modo que de estas entidades, de las que habló Bardaisán, no hay manera de que las cosas creadas como las que nos rodean surjan, porque no permiten que sus naturalezas, al estar atadas en esencia, lleguen a la regulación como pide el artífice. En cuanto a las criaturas que son de la nada, tanto como le place al Creador, así las crea y fija: las cambia, las transfiere, las disuelve, incluso las ilumina.
XX
Dicen los maniqueos que las criaturas son átomos de esencia, que no se pueden disolver pero sí se pueden concentrar. Pues bien, que lo demuestren, sobre todo a quienes se preguntan cómo pueden construirse naturalezas que no están construidas, a menos que se haya disuelto la fijación de su esencia (es decir, sus átomos). Mas si los átomos se hubieran dispersado realmente, se reunirían con sabiduría y se contraerían con diligencia, y, por tanto, digámosle lo que Bardaisán le dijo a otro. Y si la textura de la esencia de estos átomos fuera realmente suelta y porosa, es decir, la dispersión de su naturaleza, se podrían concentrar con sabiduría y condensar con artificio. Y si esto es todo el "poder creador", es muy débil, ya que su operación sólo llegó hasta el punto de juntar las cosas. Pero si las cosas creadas también fueron creadas a partir de estos átomos, quiero saber cómo, cuando los átomos se unen a los átomos, surge un alma, y cuando otras cosas se unen a otras surge un cuerpo. ¿Cuál es el pegamento y la pasta que las mantiene para que no se disuelvan? Si esta venda también está hecha de átomos, se necesita otra venda para que la venda misma la ate, ya que lo que está hecho de arena no puede unir átomos de arena para formar un solo cuerpo, porque ni siquiera está establecido para unirse a sí mismo y a su propia sustancia.
XXI
En efecto, el latón, que se funde a partir de la arena, a medida que se van añadiendo sus átomos unos a otros, aumenta y se convierte en un gran montón de arena tan sólo. Es decir, uno no se une al otro a menos que entren en el horno y se disuelvan uno a uno por el fuego de la unión de su naturaleza; y cuando la unión de los unos con los otros se disuelve, entonces surge para todos una mezcla en el crisol, y un poder que moldea, como el de las piedras, que, si no se disuelven y se convierten en cal, no pueden ser moldeadas y convertirse en un solo trozo de latón. Por lo tanto, si también estos átomos de las entidades pueden ser fundidos cada uno de ellos, y su esencia puede destruirse aunque no esté regulada, y su naturaleza puede disolverse aunque no sea una composición, han confesado, aunque de mala gana, que ni siquiera eran entidades, sino cosas hechas, y ni siquiera son naturalezas ligadas en esencia, sino naturalezas reguladas por el poder creador, no son criaturas que han surgido de algo, sino de la nada. Y si nos adaptamos a ellos, mientras que la verdad no se adapta en absoluto a la falsedad, si las criaturas fueron o son derivadas de los átomos, ¿cómo fue o es el conocimiento y la intención derivados de los átomos?
XXII
Ahora bien, entre los maniqueos hay algunos de sus sabios (los ocultos), que perversamente dicen algo sutilmente que "hay otros átomos, de razón, de poder y de intención". Es decir, que otras tres entidades "han sido enviadas por el Señor de todo sobre la oscuridad primordial y sobre esta regulación", y "algunos de estos átomos se mezclaron y están mezclados con esos otros". O como dice Bardaisán, que "el poder de la expresión primordial que permaneció en las cosas creadas, hace todo".
XXIII
Por lo tanto, según los maniqueos habría que concluir que la naturaleza humana está libre de toda culpa, y que la culpa ha sido atribuida a Uno a quien la culpa no toca. Pero si esta blasfemia no puede ser creída, hay como una condición que pertenece a ella: que el conocimiento no es de Dios, ni siquiera como el calor del fuego. Porque si así fuera, sería necesario que como el calor del fuego es como él mismo y no está dividido contra sí mismo, así también nuestro conocimiento no estaría dividido contra Dios, si fuera de Dios; y por lo tanto, ni de Dios ni de los entes es realmente su verdadero yo, ya que de la nada todo el hombre fue creado. Y esta única cosa da testimonio de todo, que también fue creado de la nada.
XXIV
Estas cosas ayudan a Bardaisán, el cual las dibuja según su voluntad, y donde le fallan y son oscuras, él también se aleja de un modo vago. Porque declaró que "los nombres de los meses no fueron dados sin razón, sino como alegorías, y comenzó desde el primer Teshri", mas ahora dice que "sobre el nombre del primer comienzo, este mes lo proclama con su nombre". Para no extendernos, digamos rápidamente que continuó e interpretó los nombres de los meses hasta Nisán. Y cuando llegó al nombre de Nisán y vio que su nombre no se ajustaba a su interpretación, ni tampoco a los de los otros cinco meses posteriores, interpretó hasta ese punto y se detuvo, y explicó hasta Adar y se detuvo.
XXV
Si Dios hubiera puesto alegorías en los nombres de los meses, en todos los meses del año habría diseñado alegorías y tipos en sus nombres. Porque he aquí que Nisán, que es mayor que todos, y su nombre no concuerda con su actividad, es decir, su nombre no concuerda con la redención que tuvo lugar en él. Por eso, como por casualidad había nombres para los meses que por casualidad él extrajo de ellos una explicación y perseveró e hizo de ellos interpretaciones, y trajo cosas del dialecto de Bet Garmai y del dialecto de Edesa; y recorrió mar y tierra para hacer un prosélito.
XXVI
Y si no, mirad el fruto en desacuerdo con su raíz, en que el propio hijo de Bardaisán está en desacuerdo con la explicación de su padre. Pues Bardaisán dijo y declaró que, como si por profecía, el primer mes se llamara Teshri, y el siguiente Marheshwan, "en el que todas las cosas se arrastran", y no dijo "Teshri y Teshri". Pero su hijo, para poder establecer también otra alegoría que él mismo había elaborado, y también para que los labios puros pudieran hablarla y los oídos castos la oyeran, no dijo "Teshri y Marheshwan", sino "Teshri y Teshri"., como bien recuerda en su himno: "Oh Teshri, madre del año, produce para nosotros otro Teshri". Esto lo dijo sobre la madre de la vida, pidiéndole que produzca y deje atrás una hija a su semejanza.
XXVII
También Bardaisán dijo lo mismo acerca de las entidades y sus colores; pues dijo: "La luz es blanca, el fuego es rojo, el viento es azul, el agua es verde", aunque estas nociones las tomó de los griegos. Así como declaró que cada una de las entidades tiene un color propio, cada una de ellas tiene su propio olor, su propio sabor, su propia textura y su propia voz. Pues deben encontrarse cinco aspectos para cada una de las entidades, correspondientes a los cinco sentidos que tenemos; como dijo: "Todo lo que existe tiene su propio poder y su propio color y su propio aspecto, y el resto de lo que le pertenece. Que nos explique, pues, cuál es la textura de la luz, cuál es el sabor del viento y cuál es el olor del fuego, para que sepáis que también aquí, con las naturalezas, se adentra en ellas hasta donde llega, como en los nombres de los meses, y se muestra desde ellas hasta donde llega, para mostrar su filosofía. Y cuando otros lados se hundieron y quedaron ocultos, comenzó a navegar, y cuando no se estableció en ellos, no les prestó atención y pasó al otro lado y comenzó con otra cosa, y engañó a sus oyentes para que supusieran que también sabía todo acerca de esas otras cosas de las que no se había hablado, como esos asuntos afines de los que se había hablado.
XXVIII
Debido a su peso, Bardaisán puso a la oscuridad como la más baja de todas las entidades. Y si la oscuridad es la más pesada, sabed que el agua, siendo más ligera, está por encima de ella en su límite; y como el fuego también es más ligero que el agua, debe ser que esté por encima del agua; y, de nuevo, como el viento también es más ligero que el fuego, es claro que también está por encima del fuego; y como la luz es más ligera que el viento, es manifiesto que está por encima del viento. Porque cada uno de ellos es más ligero que el más pesado que está debajo de él, pero más pesado que el más ligero que está por encima de él. Y en esta proporción correcta y justo equilibrio se encuentra el elemento del agua entre la oscuridad y el fuego, uno frío debajo de él, y el otro caliente encima de él; y allí terminó la construcción del filósofo arameo.
XXIX
Es más, si el viento golpeó al fuego que estaba debajo y lo inclinó hacia abajo, el fuego no llegó a la oscuridad, porque el gran elemento del agua se interpone entre él y la oscuridad, y por lo tanto ese intermediario extintor no permitió que el provocador de la oscuridad se frotara contra él y que su humo se difundiera para alcanzar a su compañero en la oscuridad. Porque es necesario que si las naturalezas de las entidades son fieles a sus nombres, si el fuego es un fuego en verdad, y no un nombre vano, entonces el agua también es agua en verdad. Y si el opuesto del fuego era el agua, entonces no dejó que el fuego se acercara a la oscuridad. Y como el agua era vecina de la oscuridad, nuevamente frío sobre frío se agregó a la oscuridad, lo opuesto a lo que esas personas pretendían, cuando dicen que "el calor derritió su frío y su humo se difundió". En cambio, si se hubiera difundido y ascendido, porque están uno sobre el otro, como nos enseñan sus naturalezas, lo ligero y lo pesado, ¿no se habría destruido «el principio de la parte más baja» de todos ellos, como dice Bardaisán? Pues ¿cómo pueden las cosas pesadas y ligeras permanecer en equilibrio en un mismo rango o en un mismo límite? Las escalas de una balanza, o el agua y el aceite puestos en un recipiente, prueban que lo más ligero está arriba y lo más pesado abajo. Y por eso, cuando «la oscuridad intentó subir y alcanzar los talones y las faldas de la luz superior», cuando «hizo un asalto para subir», aplastó por completo al agua, al fuego y al viento, y sólo se destruyó «el principio de la parte más baja de la luz»? Y por eso quedan refutados, y la escuela de Bardaisán no puede seguir inventando a partir de sus principios.
XXX
Los maniqueos dicen, además, algo que se refuta por sí mismo, pues sus palabras suelen contradecirse entre sí, porque no han adquirido la unidad del amor ni el equilibrio de la verdad. Dicen, en efecto, que las tinieblas se han mezclado con la luz, palabra que puede parecer probable a los inexpertos, pero contradictoria a los pensadores. Porque así como las leyes reprenden a los trasgresores de las leyes, así también las Sagradas Escrituras reprenden a quienes trasgreden más allá del límite de las Escrituras. Pero como ladrones y rateros sin ley son tierra para su cizaña.
Por tanto, que establezcan que, si hay naturalezas ligadas (es decir, luz y viento, agua y fuego), el conocimiento no está en ellas. Pero si son cuerpos corpóreos, las cosas corpóreas no pueden comer naturalezas espirituales. Pero si de su piel son los cielos, y de sus excrementos la tierra, y de sus huesos las montañas, y de las pieles de sus cuerpos surgieron el cielo y la tierra, ¿qué pieles pertenecen a la luz, al viento, al fuego, al agua y a las tinieblas? Y por lo tanto, si todos estos hijos de las tinieblas.