EFRÉN DE NÍSIBE
Satanás y la Muerte
I
1. Solista: Oí a la muerte y a Satanás, mientras disputaban sobre quién era el más poderoso entre los hombres. La muerte mostró su poder, que todo lo vence; Satanás mostró su astucia, que hace que todos pequen.
2. Coro: A ti sea la gloria, Hijo del Pastor de todos, que libraste a tu rebaño de los lobos secretos que lo devoraban, el Maligno y la muerte.
3. Muerte: A ti, oh Maligno, nadie escucha sino el que quiere. A mí viene el que quiere, y el que no quiere incluso a mí viene.
4. Satanás: Tuya, oh Muerte, no es más que la fuerza de la tiranía. Mías son trampas y redes de sutileza.
5. Muerte: Oye, oh Maligno, que quien es tan sutil rompe tu yugo, pero nadie hay que pueda escapar de mi yugo.
6. Satanás: Tú, oh Muerte, demuestras tu poder en el que está enfermo. Yo, sobre los que están sanos, soy muy poderoso.
7. Muerte: El Maligno no prevalece sobre todos los que lo injurian, mas por mí el que me ha maldecido viene a mis manos.
8. Satanás: Tú, oh Muerte, de Dios has obtenido tu poder. Yo solo por nadie soy ayudado, cuando guío hombres a pecar.
9. Muerte: Tú, oh Maligno, como un débil, mientras que yo como reina ejerzo mi dominio.
10. Satanás: Eres una necia, oh Muerte, al no saber cuán grande soy. ¿Quién basta para capturar el libre albedrío, el poder soberano?
11. Muerte: Tú, oh Maligno, como un ladrón, vas alrededor. Yo, como leona, rompo en pedazos y no temo.
12. Satanás: A ti, oh Muerte, nadie te sirve ni te rinde culto. A mí los reyes me sirven con sacrificios como a Dios.
13. Muerte: A la muerte hay muchos que invocan, como a un poder bondadoso. A ti, oh Maligno, nadie ha llamado ni llama.
14. Satanás: ¿No notas esto, oh Muerte, cuántos hay que de diversas maneras me invocan y me hacen oblación?
15. Muerte: Odiado es tu nombre, oh Satanás, y no puedes limpiarlo. Todos maldicen tu nombre, así que esconde tu afrenta.
16. Satanás: Se ha entumecido tu oído, oh Muerte, para que no oigas cómo todos gimen contra ti, así que ocúltate.
17. Muerte: Mi rostro se muestra al mundo, porque soy inocente. Y no como tú, que sin malicia no puedes permanecer.
18. Satanás: En nada me has superado, porque es verdad: eres odiosa, como yo para los hijos de los hombres.
19. Muerte: De mí todos tienen miedo como de su señora. En cuanto a ti, te odian como al Maligno.
20. Satanás: Por ti, oh Muerte, odian tu nombre, y también tu obra. Mi nombre odian, pero mis deleites aman mucho.
21. Muerte: En amargura de dientes se ha convertido tu dulzura, pues la penitencia del alma se adhiere siempre a tus lujurias.
22. Satanás: El sheol es odiado porque en él no hay arrepentimiento, y es como un pozo que traga y cierra todos los movimientos.
23. Muerte: El sheol es un abismo en el que quien cae se levantará de nuevo, mas el pecado es odiado porque corta la esperanza del hombre.
24. Satanás: Aunque me disgustan los penitentes, doy lugar al arrepentimiento. En cambio, tú cortas la esperanza del pecador que muere en su pecado.
25. Muerte: Fue de ti que al principio su esperanza fue cortada.
26. Solista: Bendito sea Aquel que levantó unos contra otros a esos siervos malditos, para que los viéramos como ellos nos han visto y se han burlado de nosotros...
27. Esto que hemos visto de ellos es una prenda, hermanos míos, de lo que veremos de ellos más tarde, cuando resucitemos.
II
1. Solista: Venid, oigamos cómo luchan por la victoria.
2. Coro: Los culpables que nunca han vencido, ni vencerán.
2. Muerte: Al final, la victoria será mía, porque yo soy dueña dueña de lo cercano, y su vencedora.
3. Satanás: Esto sería la muerte en verdad: si pudieras dar muerte a un hombre vivo por medio de las concupiscencias.
4. Muerte: ¡Mira! Yo contemplo a los muertos, tanto buenos como malos. Y a los justos que te desprecian, oh Maligno, a mí no me desprecian.
5. Satanás: La muerte del cuerpo es sueño por un tiempo, así que no pienses, oh Muerte, que eres muerte, pues eres como una sombra.
6. Muerte: Tú, oh Maligno, a muchos justos has vencido, y les vencerás. Pero a los que te han vencido, ¡he aquí!, yo les venzo.
7. Satanás: Incluso esto de que llevéis a la muerte a los justos, no es de vosotros mismos. A causa de Adán, a quien yo vencí, ellos beben esta copa.
8. Muerte: ¡Miradlo bien!
9. Satanás: Sí, oh Muerte, todos ellos fueron muertos por mí. Yo soy el que los hizo pecar para que perecieran.
10. Muerte: A José, que te venció, yo vencí, oh Satanás. En la cámara él te venció, pero yo le vencí, y lo arrojé al sepulcro.
11. Satanás: Moisés te venció, oh Muerte, rociando con sangre. Él te venció en Egipto, pero en la roca ¿quién lo venció?
12. Muerte: Elías no te temió, oh Satanás. Pero huyó delante del rostro de Jezabel, porque a mí sí me temió.
13. Satanás: A Aarón te resististe, oh Muerte, con humo de incienso. A él yo di zarcillos de oro, e hizo un becerro.
14. Muerte: Tú descendiste a contender con Job, y él te venció y subió. Mas yo, después que él te hubo vencido, a él le vencí yo.
15. Satanás: David con su cilicio detuvo tu peste. Mas a él en la azotea yo le vencí, a quien había vencido a Goliat.
16. Muerte: Jehú destruyó la casa de Baal, tu maligno templo. Mas no pudo destruir el sheol, la fortaleza de mi reino.
17. Satanás: Salomón arrebató de tu boca un niño con su juicio. Mas a él en su vejez le hice yo constructor de altares a los ídolos.
18. Muerte: Samuel, con respecto al oro, te despreció, oh Satanás. A él yo vencí, al vencedor que venció tus sobornos.
19. Satanás: Sansón, con respecto al cachorro de león, te despreció, oh Muerte. Mas por Dalila, su vaso frágil, lo uncí yo al molino.
20. Muerte: Josías, desde su infancia, te despreció, oh Maligno. Pero a mí, ni siquiera en su vejez, pudo resistir.
21. Satanás: Ezequías te resistió, oh Muerte, cuando venció el límite de la vida. Yo lo engañé, y descuidó el milagro, y mostró sus tesoros.
22. Muerte: Juan te venció, oh Maligno, y absolvió y bautizó. Y yo apagué esa antorcha que te había descubierto.
23. Satanás: Simón te venció a ti, cuando trajo a la vida a esa mujer bendita. En una mujer te venció, y por una mujer le vencí yo...
24. Apóstoles y profetas te maldicen, oh Muerte, a una voz: ¿Dónde está tu victoria, oh Muerte, y tu aguijón del sheol?
25. Muerte: A tu Señor en el sheol has encerrado, oh siervo maldito. Dios te odia y también el hombre. Calla, pues.
26. Satanás: Fue la voluntad de Aquel que da vida a todos el encerrarlo en el sheol. Fuiste tú quien lo llamó a esto, cuando hiciste pecar a Adán.
27. Muerte: Oh compañero de Nabal, que en el desierto injuriaste a tu Señor. Aborrecida sea tu boca que le decía ¡póstrate y adórame!
III
1. Solista: Escucha, oh Libertad, la disputa de dos siervos. Escucha cómo se convencen el uno al otro de que son impotentes.
2. Coro: A ti sea la gloria, por cuya humillación Adán fue exaltado, y por cuya muerte fue resucitado y recuperó el Edén.
3. Solista: Si el Maligno os vence, grande es la vergüenza. La muerte, su compañera, le ha convencido de que era débil...
4. Y si de nuevo la muerte os subyuga, he aquí que la gloria es para ti...
5. Su disputa es para ti un espejo en el que puedes ver que ambos son como paja ante tu aliento...
6. Sí, y los profetas y apóstoles, en sus promesas te aseguran que, como las flores, se marchitarán al nacer...
7. Satanás: Tú, oh Muerte, eres a quien odian los vivos y los muertos, pues disuelves y destruyes toda combinación.
8. Muerte: No es la muerte abierta la que mata, oh Satanás. Tu muerte, que es secreta, es la que mata a los hijos de los hombres.
9. Satanás: Mi nombre no es odioso como el tuyo, porque el ángel se mostró en la semejanza de Satanás a Balaam en el camino.
10. Muerte: ¡Cuán apropiado es este tu nombre, oh Satanás, que has errado y has hecho errar del camino a Adán el Incauto!
11. Satanás: No vagues como una ignorante, y pierdas tu causa. Disputa, oh Muerte, si eres competente, para responder.
12. Muerte: Sé que eres astuto, oh Satanás, de modo que puedes torcer una trampa de la arena.
13. Satanás: Tu disputa, oh Muerte, ha terminado, porque el que es vencido, cuando sus palabras fallan y terminan, comienza a despotricar.
14. Muerte: Entre todos soy vencedora, ¿y por ti voy a ser vencida?
15. Satanás: Yo soy el que ató a Adán y lo arrojó ante ti. El poderoso a quien mis artimañas habían atado, tú viniste y lo sometiste.
16. Muerte: Yo soy la que ha sido coronada de nuevo, con una diadema en el mundo. A Adán, jefe de los poderosos, lo tengo cautivo en el sheol.
17. Satanás: Yo lo maté con muerte secreta, cuando Adán pecó. Tú, oh Muerte, has matado a uno que estaba muerto, asesinado por mí.
18. Muerte: En tu deseo de vencer, oh Maligno, te has hecho odiar, porque eres tanto muerte como Satanás, y eso te parece una cosa pequeña.
19. Satanás: Yo soy el que te ha atado y te ha entregado a tu Dios, para que te acose. Entonces serás silenciada, oh Muerte, y ni en palabras ni en hechos tendrás fuerza para permanecer.
20. Muerte: Es por tu mal que vences, oh Maligno. Si disciernes, tu corona es completamente vergonzosa...
21. Yo seré derrotada y tú serás maldecido, oh Satanás. Es bueno para mí ser ignorante, y no malvada.
22. Solista: Bendito sea el Justo que los dividió, aunque eran de una sola mente. Bendito sea el Bueno que nos hizo de una sola mente, cuando estábamos divididos...
23. ¡Venceré al Maligno a través de tu perdón, oh Misericordioso! ¡Venceré a la muerte a través de tu resurrección, oh Dador de la vida!
IV
1. Solista: ¡Mirad! El Maligno injurió a la muerte, y fue a su vez injuriado. De todos, a todos y contra todos fueron sus burlas.
2. Coro: A ti sea la gloria, Hijo del Señor de todos, que moriste por todos, y resucitaste para dar vida a todos en el día de tu venida.
3. Satanás: Jonás te venció y regresó del sheol, y se convirtió en mi abogado al preguntar: ¿Por qué los pecadores fueron perdonados?
4. Muerte: No calumnies, oh Maligno, al hijo de Amitai, pues él mostró un rostro de ira para que pudieran alabarte más.
5. Satanás: Absolutamente impotente es tu persuasión, oh tirana Muerte, porque nada me agrada de todo lo que has dicho.
6. Muerte: Y ¿cuándo te agradó la palabra de verdad?...
7. Yo soy justa todos mis días, y no tengo nada de qué arrepentirme. Yo soy la que libra de ti a los hijos de los hombres.
8. Satanás: Proclama tu arrepentimiento, oh Muerte, que para eso has venido. ¡He aquí! Saúl, también entre los profetas, fue gran causa de escarnio...
9. Si tú, oh Muerte, eres justificada, entonces yo no corto tampoco la esperanza de arrepentimiento.
10. Muerte: Yo no he hecho ningún ídolo con mi Señor, oh aborrecedor de tu Señor. Mas con ídolos muertos, tú matas a los vivos.
11. Satanás: Que tú, oh Muerte, eres la mitad de mí, lo sé, y yo la mitad de ti. Si la mitad de mí se arrepiente, se arrepiente, pero yo me maravillo.
12. Muerte: Tu compañera soy en la parte, pero no en el pecado. Míos son los muertos y tuyos los asesinos, a quienes hiciste pecar.
13. Satanás: Mi astucia llora por sí misma, cuando discuto contigo. Mis artimañas lloran por mí, cuando te encuentro.
14. Muerte: Trabajadores de brujería y adivinos, con todas sus ofensas, y hasta el fuego que encendiste en el mundo, en el sheol yo lo he apagado.
15. Satanás: Tú, penitente, que cuelas mosquitos y tragas al Justo, aprende esto: la casta te desgarrará, y llorarás desde dentro de tu vientre.
16. Muerte: Es el tesoro donde guardo a todos los justos, y su resurrección amenaza más que tú, que los perseguías.
17. Satanás: El codicioso que lleva a todas las criaturas en sus entrañas, ¡he aquí!, me echa en cara que me han robado mis posesiones.
18. Muerte: No te lamentes ante el golpe, porque aún no te ha alcanzado. Llegará el día en que clamarás, y yo te oiré y me alegraré...
19. Satanás: Y a ti vendrá el fuego que te arrancará la piel, como con el tiesto desnudaste tú la piel de Job.
20. Muerte: El olor de la pereza comienza, como si flotara sobre mí. Es como un sueño que dejé, por un corto espacio...
21. No fue que me faltaran las palabras, y por eso guardé silencio. Lo que lamento es el tiempo que ha pasado ociosamente...
22. El daño causado por tu palabra, oh Malvado, es muy grande. ¡Ojalá no lo hubiera oído yo nunca!
23. Satanás: Esta humanidad perdida fue deshecha por el pensamiento errante. La pereza, con la negligencia, la sometí yo a mi yugo...
24. La locura del deseo pidió riquezas, y las compró; la contienda, con la jactancia, fueron las garantías...
25. Con persistencia para la fuerza, hago yo mi guerra, y si descuido solo un poco, mi dominio es nada...
26. Gota a gota limpiaré, pues, las rocas, porque la gota a gota continua puede disolver incluso una montaña...
27. El hábito, incluso sobre la naturaleza, se vuelve dueño que adiestra y conduce incluso a los leones, como bestias de carga...
28. El hábito, el reposo y el aumento, con la persistencia conquistan la libertad, aunque sea terca sobre todo...
29. Si la voluntad está firmemente establecida, rompe los grilletes...
30. Si la libertad grita, nos dispersará. Mas si calla, podremos reunirnos para burlarnos de ella.
31. Muerte: Dejemos ya de hablar mucho, para que no nos lleve a la pereza. Con un solo ánimo asaltemos el muro, y derribémoslo.
32. Satanás: Tú ve y ocúpate de las enfermedades, oh Muerte, y yo de las trampas. Porque para mí los pecados y para ti las pestes son un gran consuelo...
33. Y aunque me he detenido, no he cesado de mis preocupaciones, porque mi voluntad nunca descansa, sino que está lista.
V
1. Solista: Con la Libertad es tu lucha, oh Maligno, así que ponte un bozal, si así lo quieres.
2. Coro: A ti sea la gloria en cuya victoria hemos ganado fuerza, y en cuya resurrección desafiamos incluso a la muerte misma.
3. Solista: ¡Mirad! Una vez más estos dos se expusieron mutuamente, y mostraron cuán débiles son ambos. La muerte recordó al Maligno su poderío y viceversa, oh libertad.
4. Satanás: Tu fuego está en tu nido, oh Muerte, y tú no lo percibes: el destino de los difuntos, para ti es la derrota...
5. Solista: ¡Mirad! La muerte y el Maligno proclaman tu poderío, oh libertad. Sí, el Maligno recuerda tu fe...
6. Y si aquellos que estaban contra ti están de tu parte, es una gran cosa que tus perseguidores se hayan convertido en tus heraldos.
7. Muerte: Confieso, oh Maligno, que como usura guardo los tesoros del Rey, hasta su venida.
8. Satanás: Yo, oh Muerte, niego que pertenezca a Dios ese tesoro de sutileza que he almacenado.
9. Muerte: Tu moneda es fraudulenta, entonces, oh Satanás, pues eso pertenece a los tesoros de Dios, y nos es recibido.
10. Satanás: Una nueva moneda acuño yo, a la manera de un rey. Y mis mercaderes traen pérdidas al mundo...
11. Dios creó todo de la nada, y yo creé un gran pecado de la nada.
12. Muerte: Cierra y ata tu boca, oh Maligno, que eres muy atrevido, y ponte en comparación con el Creador.
13. Satanás: Para mí, oh Muerte, es lícito atreverse y hablar. Tu lengua, incluso la tuya, es mi esclava, y está bajo mi temor.
14. Muerte: De ahora en adelante un abismo hay entre nosotros, oh Satanás, porque locamente estás contra tu Señor.
15. Satanás: ¿Por qué dudas, oh Muerte, de nuestra concordia? Sé para nosotros camarada y miembro, y ¡he aquí que reinaremos!...
16. Ven a mi, oh Muerte, y desenvainemos nuestras dos espadas contra la humanidad. Yo en secreto, tú abiertamente, y acabemos con ellos.
17. Solista: Pecado y sheol también dieron consejo a aquellos dos, diciendo: Si os dividís, estaréis perdidos.
18. Huestes del Mal: Mirad las aguas, que si se dispersan se agotan, mas si se juntan se fortalecen. Hagamos así también nosotras...
19. Si nos dividimos, pereceremos como los débiles, mas unidos reinaremos como los fuertes...
20. El amor funde a muchos como en un horno, y forma una masa poderosa que vence a todo...
21. En él hay sabiduría y astucia, fuerza y poder, y es mucho mayor que una imagen de sesenta codos...
22. Reconciliémonos, pues, reunámonos y vayamos contra ese partido de los hombres. Si estamos unidas, nunca podremos ser vencidas.
23. Solista: Estas cosas hablaron los perturbadores, y se reunieron y vinieron. Tu día, Señor, los reunirá en la gehena...
24. Por tu misericordia, Señor, te adoraré cuando me hayas levantado. A tu trompeta alabaré a tu Hijo, cuando sea purificado.
VI
1. Solista: Escuchad, hermanos míos, a la muerte, que se burla del Maligno, que hizo pecar a la cabeza de nuestra raza y a su madre.
2. Coro: A ti sea la gloria, porque tu humillación dominó a Satanás el Exaltado, y enalteció a Adán el Humillado.
3. Muerte: Tu gran desnudez, oh Maligno, será vista por los hijos de Adán...
4. Eva dejará de ser serpiente y te injuriará, porque tú, oh Dragón, fuiste el que sedujo su sencillez...
5. Abel lo verá, y Caín, que ha venido a ti, como discípulo de tu ira, culpará a su maldito amo.
6. Satanás: Noé venció al diluvio, como si fuera la muerte. Mas por boca de Cam me reí yo de él, cuando el vino le venció.
7. Muerte: Noé no sufrió daño, sino tu manto, con que lo vestiste. De maldiciones se vistió, y se convirtió en esclavo.
8. Satanás: Lot venció la ira, que es tu semejante, oh Muerte. Mas a sus hijas di tales consejos, que acabaron en mi agrado.
9. Muerte: Y la mujer de Lot, que era tu vaso, escuchó tu consejo. ¡Que la mitad de ti se seque, como se secó todo su vaso!...
10. ¡La gehena se vuelque sobre tu cabeza, pues tu malicia trastornó a Sodoma y sus moradores!...
11. ¡Ríos de fuego se enciendan contra ti en la resurrección, y a quienes contra Moisés y Elías agitaron al pueblo!...
12. ¡Que los justos se burlen de ti al final, y José se regocije, pues sus hermanos se burlaron de él provocados por ti!...
13. ¡Que entre vapor de humo y ahogue tus sentidos, como las aguas del mar ahogaron los sentidos de los malvados!...
14. Que se burlen de ti también las mujeres castas, por cuyo consejo las hijas de Madián se burlaron del pueblo necio...
15. Que se encienda una llama sobre tu cabeza, por amor de Sansón, porque por una mujer rapaste sus cabellos, los de ese león de fortaleza...
16. Satanás: Saúl, a quien yo vencí por envidia, a ti te venció por hechicería, cuando pidió y sacó a Samuel de su sepulcro.
17. Muerte: No calumnies al muerto viviente, porque no subió, y tú fuiste el que subió en el fantasma...
18. Que el mandamiento te cuelgue sobre la llama, oh Malvado, porque por ti colgaron a Absalón en un árbol...
19. Que en el fuego te veas humillado entre mujeres viles, porque Salomón por ti fue degradado entre mujeres profanas...
20. Sea medida tu justicia, como tú la encendiste a Jezabel para devorar a los profetas. Tú la encendiste...
21. Que con justicia te quemes en el fuego, por los que tú embriagaste. Como a los dos a quienes quemó Elías, cuando subieron y lo atacaron...
22. ¡También sobre ti se amontonen carbones! ¡Que vea y se alegre ese Nabot, en quien amontonaste un montón de piedras!...
23. Que seas revestido de escarnio en el día del juicio, delante de todos los espectadores, tú que llenaste a Gehasi de lepra por medio de tu robo...
24. ¡Con un rayo por dardo sé traspasado, oh Satanás!, tú que en el corazón de Josías fijaste tus dardos...
25. ¡Húndete en las heces de la gehena, oh Satanás!...
26. Daniel escapó del pozo adonde lo arrojaste; ¡que él tenga consuelo al verte en el horno para siempre!...
27. ¡Tu iniquidad recaiga sobre tu cabeza, oh aborrecedor del hombre!, como su iniquidad recayó sobre la cabeza de tu compañero Amán...
28. ¡Que la esposa del rey se burle de ti, como lo hizo Ester, cuando le supliques en el día del juicio que abogue por ti!...
29. ¡El fuego liberó a los justos, a quienes tú habías atado. Un poderoso vínculo sea para ti, la llama del fuego!...
30. ¡Sé desgarrado, y que los siete hermanos vean tu derrota, y los hijos de Shemuni que por tus lobos fueron desgarrados en pedazos!...
31. ¡Que el fuego triunfe sobre tu cabeza, como tú te burlaste de las dos cabezas de los nazareos, los hijos de la estéril!...
32. ¡Que el fuego se burle de tu cabeza, por la madre e hija que triunfaron sobre la cabeza de Juan, cuando tú las enloqueciste!...
33. ¡La llama triunfará sobre tu cabeza, oh Malvado, porque en las acusaciones tú triunfaste sobre la cabeza de Juan!
VII
1. Solista: ¡Mirad! La muerte se adelantó para burlarse de Satanás, el que estaba condenado a convertirse en burla al final.
2. Coro: Gloria a ti, que por tu crucifixión venciste al Maligno, y por tu resurrección obtuviste la victoria sobre la muerte.
3. Solista: Y por amor de nuestro Señor la muerte pronunció maldiciones sobre él, porque fue la causa de su vergüenza y crucifixión.
4. Muerte: ¡El pozo de fuego sea tu tumba, oh Satanás!, tú que blasfemaste contra la Voz de la tumba que desgarraba las tumbas...
5. Yo a mi Señor conozco, y al Hijo de mi Señor, mas tú, oh Satanás, has negado a tu Señor, y has crucificado al Hijo de tu Señor...
6. Éste es el nombre que te corresponde, oh Matador de tu Señor. Cuando aparezca Aquel a quien tú mataste, él te matará...
7. Todos menearán la cabeza ante ti, porque por ti los jefes menearon sus cabezas ante él, el Señor de la vida...
8. Caña cascada bajo los pies de los justos serás, porque por ti pusieron una caña en su mano a quien todo lo sustenta...
9. Con una corona de espinas fue coronado, para significar que tomó la diadema del reino, de la casa de David...
10. Con una corona de espinas fue coronado el Rey de reyes, pero tomó la diadema del rey y de aquellos que lo avergonzaron...
11. Con las vestiduras de burla que le dieron, con ellas se burló él de ellos, porque tomó las vestiduras de gloria de sacerdotes y reyes...
12. Al vinagre se asemeja tu memoria, oh Satanás, tú que ofreciste vinagre para la sed a la fuente de la vida...
13. La mano de cada hombre se alzará contra ti, tú que fortaleciste la mano que hirió a Aquel por cuya mano todas las criaturas permanecen...
14. Él fue herido por la mano y él cortó la mano de Caifás, y con ello la mano del sacerdocio quedó cortada al cortarse la unción...
15. Sobre la columna lo tendieron de nuevo, como para azotarlo, a Aquel cuya columna iba delante para guiar a sus tribus...
16. Sobre la columna fue azotado, mas él se apartó de Sión, y su caída vino...
17. Cuando pusieron dos vigas juntas, para formar la cruz, él las rompió, y las dos varas y sus guardianas...
18. Ezequiel juntó las varas, las dos en una. Mas en las dos vigas de la cruz, sus varas han cesado...
19. Las dos varas, como si fueran alas, llevaron al pueblo. ¡He aquí! Sus dos varas se rompieron, incluso sus alas...
20. El seno y las alas de la cruz, él abrió en misericordia. Sus plumas se doblaron, y llevaron a las naciones al Edén...
21. Él es semejante al árbol de la vida, y al hijo de su tronco. Él conduce a sus amados para que en sus ramas puedan alimentarse de sus frutos...
22. Ve aullando y llora, oh Maligno, por mí y por ti, pues ninguno de nosotros entrará en ese jardín de la vida.
23. Satanás: Ahora que has confesado, oh Muerte, ven y déjame decirte que, todo este discurso tuyo, para mí es charlatanería...
24. Iré a vigilar las trampas que he puesto. Tú también, oh Muerte, huye, y cuida de todos los enfermos.
25. Solista: Nuestro Señor ha destruido a ambos, de uno y otro lado. El Maligno será destruido aquí, y la muerte de aquí en adelante allí.
VIII
1. Solista: ¡Mirad! La muerte inflinge venganza por nosotros sobre Satanás. Ogamos su vergüenza y alegrémonos, porque él se alegró de nuestra vergüenza.
2. Coro: ¡A ti sea la gloria de tu rebaño, de ti sean sometidos tanto la muerte como Satanás, bajo tus pies!
3. Muerte: Los malvados serán colgados erguidos. Y tú, oh Satanás, lo harás cabeza abajo, porque al revés crucificaste a Simón en el madero.
4. Satanás: Sobre todo eso guardo silencio, oh Muerte, porque mi tiempo se acaba. Pero fue Simón mismo quien me conjuró: Crucifícame así...
5. Si el Justo me hubiera maldecido, no me habría entristecido, mas la maldición de la muerte es para mí peor que el infierno.
6. Muerte: No he hablado de la vergüenza de nuestro Señor, porque es demasiado grande para mi boca como para que yo pese y compare su pasión con tu tormento...
7. Doce tronos de juicio pondrá para sus Doce:. Por esas doce tribus, tú serás condenado...
8. Con una soga no comprada te colgarás, oh Satanás, como a tu discípulo le colgaron una soga por un precio...
9. Tal vez ese infierno, en misericordia, sea vaciado, y tú morarás allí solo, con tus ministros...
10. Múltiples son tus maldiciones, ¿y cómo las contaré? ¡He aquí! La suma de todas tus maldiciones está sobre tus miembros...
11. El mal en el fuego te apuñalará, pues ¿quién los hizo malvados? Te reprenderán por qué los trajiste aquí...
12. Los pecadores te increparán, y sus amenazas serán peores para ti que el tormento del infierno...
13. Allí todos ellos serán Satanás para ti, como tú fuiste para ellos aquí el único Satanás...
14. Los vigilantes te agarrarán y te arrojarán al suelo, recordando cómo por ti los hombres fueron arrojaros a su Señor, y de lo alto a lo profundo...
15. Todos correrán a apedrearte, sin olvidar que por ti corrió el pueblo enloquecido para apedrear a su Creador...
16. Sobre ti, oh Maligno, de todas las bocas caerán los escupitajos de la ira, porque por ti escupieron a Aquel cuya saliva dio vista a los ciegos...
17. Sobre ti, oh Maligno, de todas las lenguas caerán todas las maldiciones, porque por ti los hombres blasfemaron contra Aquel que abrió las bocas de los mudos.
18. Solista: Bendito sea Aquel que en silencio vengó nuestra injusticia, y provocó a la muerte contra el Maligno para que cayera sobre él...
19. ¡Gritemos hosannas, hermanos míos, como lo hizo Gedeón, a cuyo toque de trompeta los opresores cayeron unos sobre otros!
IX
1. Solista: ¡Oh, qué sorpresa sobrevino de repente al Maligno, hermanos míos, cuando la pecadora muerte fue corregida y obtuvo la sabiduría!
2. Coro: ¡Gloria a Aquel que venció al Maligno y, tras su confesión, a la muerte!
3. Solista: El Maligno se maravilló, diciéndose: ¿Dónde está su risa? ¿Dónde sus perfumes? ¿Dónde su baile y su adorno exterior, y su maldad interior?
4. Hombre: En lugar de esa risa ligera, la muerte se entregó a las lágrimas, y se cortó el cabello para limpiar el polvo de los pies de Jesús...
5. Mas nada permanece en ella de ninguna doctrina, pues de nuestra instrucción se escapó y desechó todo lo que se le enseñó...
6. Ella renegó de nosotros y de nuestro conocimiento, e incluso como si nunca me hubiera visto, borró mi imagen de su mente...
7. La levadura viva de Jesús voló hacia ella. Jesús calló, mas ella se atrevió a presionar y entrar, aunque nadie la llamó.
8. Satanás: Ella olvidó vuestro amor de muchos años, y en un abrir y cerrar de ojos de entre mí y ella lo quitó, y puso allí a la muerte.
9. Hombre: En lugar de risa, el llanto la deleita, y en lugar de pintura una lluvia de lágrimas, y en lugar de adorno un rostro triste.
10. Satanás: A Zaqueo hice yo jefe de los extorsionadores, y a ella la hice jefe de los libertinos. Mas mis dos alas, Jesús ha roto.
11. Hombre: Pero Zaqueo se convirtió en discípulo, así como lo está haciendo ella. Ahora son ambos sus oyentes, y de ahora en adelante encadenarán tu astucia...
12. Además, las imágenes talladas son de ahora en adelante una burla, y los talladores una burla, y los adoradores un hazmerreír.
13. Satanás: Yo cerraré los ojos de los hombres para que no vean que son imágenes talladas, ni obras de manos inmundas.
14. Hombre: Si Jesús ha elegido para sí predicadores, entonces nuestra predicación llenará el mundo entero, y tú nunca la silenciarás.
15. Satanás: ¡Pero los caldeos y sus adivinos están aquí! ¡Y también los magos con sus adivinos y sacerdotes, todos ellos malos!...
16. Y vosotros, sacerdotes, ¡habéis entregado el Espíritu! Convertíos en labradores, y los caldeos también cerrarán sus libros.
17. Hombre: Si los hebreos también se han convertido en discípulos, y eso que ni con todos los milagros fueron sometidos, ¿quién de las naciones, no obedecerá?...
18. Si él comienza a corregir lo contrario, él hará nulo tu lenguaje. Es más, desde ahora no vacilará contra nosotros, pues él es el que reprende a todos los hombres.
19. Satanás: Yo fui adorado en todos los templos, y mi ignominia es mayor que vuestro honor, porque todos escupen sobre vuestros altares.
20. Hombre: Mas ahora la carne del sacrificio se vuelve aborrecida, y en pedazos. Y los ídolos son rotos, y las imágenes talladas arden bajo nuestras ollas...
21. Y toda tu obra se convierte en hazmerreír y en ruina. Todo lo que has construido, será burla por lo que hemos enseñado.
22. Satanás: Los misterios secretos que yo enseñé, laboriosamente están a punto de ser difundidos por todas partes, en los tejados...
23. De los egipcios estaba más orgulloso que de cualquier otra nación, porque solían adorar incluso a las cebollas y al ajo.
24. Hombre: Mas ¡he aquí!...
25. Cuando el Altísimo fue niño, huyó y descendió, y Egipto se maravilló, y lo escondió del estrangulador de niños, y amó a su niño...
26. ¿Fue esa una prenda que él descendió a darla, como prometida? ¿Auguró con ello que, cuando fuera mayor de edad, también la tomaría por esposa?
27. Satanás: El faraón no podía afirmar su pie, y para mí era un tartamudo. No hubo forma de engañarlo, ni esclavo para mentirle.
28. Hombre: Pero los egipcios se rebelaron, y Moisés los castigó. Los hebreos también se rebelaron, y con ello Jesús fue herido. Pero él es el que da vida a todos.
29. Satanás: Esto es difícil de entender, mas no por la fuerza.
30. Hombre: Él limpia y quita la saliva de su boca de la vergüenza de Adán. Y con las heridas en sus mejillas arrancó nuestra ira de sus discípulos.
31. Satanás: Por los clavos que recibió, él me hizo sufrir. Me alegré cuando lo crucifiqué, pero no sabía que él me estaba crucificando a mí en su crucifixión.
X
1. Solista: Con sabiduría escuchemos a la muerte, oh amada mía, y cómo nos acusa de nuestro llanto y de nuestro duelo.
2. Coro: Alabado seas tú, que descendiste para seguir a Adán, tú que creaste a Adán y también en los hijos de Adán.
3. Satanás: Vosotros matáis sin piedad, y lloráis como si fuerais misericordiosos.
4. Muerte: Y a mí me habéis hecho cruel, oh asesinos, pues os matáis unos a otros sin mi ayuda.
5. Satanás: Sí, y tú apenas deseabas venir, y hasta la espada se te adelantó. Veamos, pues, contra quién clama la sangre de los muertos.
6. Muerte: Contra ti claman los estrangulados, que fueron sofocados. Yo me avergüenzo de la cuerda de tus estrangulamientos.
7. Satanás: Ellos me quitan incluso mi descanso, mas sin mí ¿cómo podrían los estrangulados y los muertos entrar en el sheol?
8. Muerte: ¡Mira!
9. Satanás: Cuando tu, oh Muerte, sólo deseabas probar tus cadáveres, Caín me adelantó con sangre humana...
10. Cuando yo sólo deseaba esperar con paciencia a que Adán muriera, antes de tener poder, él me dio poder sobre su cuerpo.
11. Muerte: Caín derribó con su espada la puerta del sheol. Porque estaba cerrada, pero él la abrió antes de tiempo...
12. Él caminó hacia el sheol sin mi ayuda, mientras que el camino que tú has pisado para mí, he aquí que yo ando por él.
13. Satanás: Yo estuve sentado novecientos años, esperando que Adán muriera, y Caín no fue capaz de soportar a su hermano ni un día...
14. Los ladrones en los caminos son peores que yo, y yo dormito mientras ellos acechan para matar...
15. ¡Fíjate en los muertos que hay en tus sepulcros, y en los asesinados que hay en tus caminos, y los estrangulados de tus estacas!...
16. Muerte: Si yo me rebelé contra mi señor, y lo maté: ¿quién fue el que mató a estos aquí? Esto es lo que dijo Jehú...
17. Y si yo la muerte he tomado, a vuestros difuntos, y a los estrangulados, y a los muertos, y a los degollados, ¿quién fue el que los mató?
18. Solista: Vosotros, oh hombres, sois Satanás los unos para los otros, al tiempo que aborrecéis al Maligno. Sois pestilencia los unos para los otros, y le echáis la culpa a la muerte...
19. Vuestra propia voluntad es para vosotros Satanás. Sí, sois unos asesinos, y luego os quejáis de la muerte y de Satanás.
20. Muerte: Veneno de muerte os dais a beber, los unos a los otros. ¡He aquí cuántas muertes tenéis vosotros, además de mí!
21. Satanás: Engaños, estratagemas, trampas, espada y veneno, ¡cuántos hay en vosotros y nacen en vosotros, y no en mí!
22. Muerte: El juez en el tribunal es una segunda muerte. Él mata por una recompensa secreta, pero yo por nada.
23. Satanás: Y lo mismo con el soborno.
24. Muerte: Pero yo me avergüenzo de mi torpeza, pues si tomo un solo cadáver, todos lo ven...
25. Yo lloro por las casas y por las calles, con gemidos, y hasta las puertas del sheol gimen por mí.
26. Satanás: Gime por ti misma, porque eres aborrecible y me odias. De aquí en adelante gemirá el sheol por ti, homicida!...
27. Con tormento, azotes y fuego, y apedreamiento, matas a los hijos de los hombres, porque eres soberbia.
28. Muerte: Yo soy más modesta que tú, malvado, y misericordiosa, y reverente, porque con reverencia llevo a los difuntos...
29. En el lecho trato con suavidad al enfermo, y en silencio me acuesto, y lo dejó dormir por un rato más.
XI
1. Solista: ¡Mirad, hermanos míos! La muerte, reina del silencio, se queja de que hemos llenado su morada con el llanto de la esperanza cortada.
2. Coro: Sean grandes alabanzas al que descendió a nosotros aquí abajo, y sufrió y resucitó y en su cuerpo, y resucita nuestros cuerpos.
3. Solista: Mientras lloramos como locos, a las puertas del sheol, escuchad lo que dice la muerte, que nos reprocha...
4. Me avergüenzo, dice la muerte, de que me hayas vencido, pues la mitad del sheol no basta para contener a tus muertos...
5. Porque cadáveres extraños yacen juntos, amontonados en el sheol: hay allí dos divisiones, los muertos, los asesinados...
6. Mientras yo debería quejarme de que me has hecho daño, ¡mira!...
7. Porque sois como un niño que, aún llorando, vuelve a reír, como tú, por tus muertos...
8. Porque no hay discreción en vuestro duelo, ni entendimiento en vuestra risa; porque me parecéis a un niño destetado...
9. Una hora llorando y lamentándose, y después un poco; a la vez burlas y desenfrenos, como de niños...
10. Porque no podéis llegar a ser hombres perfectos, que no lloréis ni riáis, como los prudentes...
11. En cuanto a vuestros libros, nos entristece que se hayan esforzado en ellos; ¿quién os los leería las divinas Escrituras?...
12. Los lectores claman a voz en cuello, porque sois sordos; esto es lo que demuestra su clamor en cuanto a vosotros, que sois como leños...
13. Porque puesto que el lector y el intérprete claman a voz en cuello, vuestros oídos, por tanto, no os dejéis engañar...
14. Si tuvierais oídos atentos a la persuasión, sería conveniente oír poco y hacer mucho...
15. Pero, porque el oído está cerrado, quienquiera que llame a él, la voz vuelve al que la emitió...
16. En mí no hay llanto, no soy sordo; no hay quien me lea ni interprete, no soy tardo...
17. El aliento procede de Aquel que manda, hijos del Dios de la verdad; y con la orden se sigue también el cumplimiento...
18. En mí no hay freno ni desvío; no conozco flecha alguna que pueda superarme...
19. Pero vuestras voces son despreciadas por mí, cuando lloráis: sobre las tumbas de vuestros difuntos, en la destrucción de la esperanza...
20. Si fuera posible o permitido, cuando lloráis, yo saldría y os lo contaría a la cara...
21. Estoy tratando de dar cuenta de la muerte, y vuestras voces me inquietan, porque me equivoco en mi recuento...
22. Vosotros, pueblos, no permitáis que vuestro entendimiento se vuelva infantil, como aquella nación cuya inteligencia nunca fue grande...
23. En la cual la prudencia...
24. Por vuestros infantes y vuestros hijos, en la resurrección: ellos saldrán los primeros, como primicias...
25. Después de ellos vendrán los justos, como victoriosos; los últimos saldrán los pecadores, como avergonzados...
26. Porque aunque en un abrir y cerrar de ojos, sean vivificados; sin embargo, es para que sus filas salgan del sheol...
27. Aparecen profetas y apóstoles, y santos padres: tras ellos en debida formación, conforme al mandato...
28. ¡Mirad! Lo que ahora se siembra, en mezcla aleatoria: se devuelve en gran orden, como hierbas de jardín...
29. Porque aunque uno en la siembra, mezcle todas las semillas: lo que es más temprano que su compañero, previene a su compañero...
30. He aquí que yo he estado contra mí mismo en lo que he dicho; porque cosas secretas que no comprendisteis, de mí habéis aprendido...
31. En lugar de las lágrimas que no aprovechan, que están en el sepulcro: derramadlas en vuestra oración, en medio de la Iglesia...
32. Porque en esto hay provecho para los muertos, y también para los vivos: no lloréis con llanto que aflige, tanto a los muertos como a los vivos.
XII
1. Solista: ¿Quién medirá la recompensa de Abraham? Porque yo me admiré cuando ató a su único hijo.
2. Coro: A ti sea la gloria, voz que resucita a los muertos del sheol, y los has hecho subir como predicadores del Hijo que a todos da vida.
3. Solista: En ese momento salí apresuradamente para ver la maravilla: cómo su cuchillo fue desenvainado contra su amada...
4. Reuní mis múltiples recuerdos, de todas partes, y reuní mi espíritu para maravillarme, ante ese ilustre...
5. ¿Cómo puedes, pues, leer, esa gran historia? Habéis despreciado la lectura de ella, en vuestros mismos oídos...
6. La espada de Jefté reprende al que se lamenta: su hija era para él un espejo de vida de entre los muertos...
7. Ella se entregó a su padre, así que encomendad: vuestra vida al Padre de todos, en la esperanza de vuestro fin...
8. ¿No fue, pues, una tentación en el seno materno, un misterio del sheol? Sin embargo, en el sheol tuvisteis más descanso que en el seno materno...
9. Os obstináis en oponeros a mi voluntad poderosa; porque he aquí que para socorrerlos yo quito a vuestros difuntos...
10. Por el rey de Moab, que mató a su hijo con sus manos: avergonzado es el que se lamenta por el difunto...
11. Era un profano, he aquí!...
12. Él soportó, pero vosotros sois doctores y maestros, como suponéis...
13. Sin embargo, temo dejar pasar la historia de Job: por esta débil boca mía, porque soy indigno...
14. Así también yo me aparto de la mención de sus huesos, aunque alabo a Aquel que concedió que vinieran a mí...
15. No deshonréis vuestros miembros por vuestros pecados; porque en el sheol son despreciados los huesos de los malhechores...
16. Siempre que veo el cuerpo de uno de los malvados, lo pisoteo y maldigo, incluso su memoria...
17. Pero dondequiera que veo un hueso, de uno de los justos, lo aparto y lo honro, y lo adoro...
18. Vosotros, débiles, no entendéis todas mis ordenanzas; para vosotros las órdenes son confusas, porque sois ciegos...
19. Sólo a Moisés conozco, a quien he honrado como a mí: los huesos de aquel José a quien yo magnifico...
20. Pero Moisés honró así a un cuerpo puro: pero yo al cuerpo y a los huesos, de todos los justos...
21. Brillan con resplandor los huesos de los profetas y de los apóstoles: una lámpara para mí en la oscuridad, son todos los justos...
22. Adoro a Aquel que ilumina para mí, las tinieblas del sheol: el esplendor de Moisés, que era tan grande, era como el sol para mí...
XIII
1. Solista: Oh débiles, ¿por qué lloráis por vuestros muertos, que en la muerte descansan de sus penas y pecados?
2. Coro: Gloria a Aquel que todo lo soportó por los hombres. Sí, por todos gustó la muerte, para traer a todos a la vida.
3. Solista: Os revelo que incluso Satanás, aunque muy contento con vuestro llanto, se ríe mucho de vuestro lamento...
4. En burla me guiña el ojo y me hace señas con la cabeza, como un bufón: Venid, riámonos de los pecadores, porque ¡mira! Están locos...
5. Verdaderamente han renunciado al recuerdo de ese fuego, que he escondido para ellos; y ¡mira! Los necios están embriagados de llanto, por sus difuntos...
6. En lugar de llorar como si no tuvieran provisiones, ¡yo hubiera saqueado y enviado fuera a sus muertos, mira! Están locos...
7. Las almas de los malvados serán afligidas hasta el día del juicio, y lloran sobre los sepulcros como locos...
8. No se preocupan de sus propios pecados, que tal vez mañana; deben ir con cara de vergüenza, a reunirse con sus muertos...
9. Y así todos serán avergonzados por igual, familia por familia: en el sheol los miserables se arrepentirán en vano...
10. Dejad al borracho y al loco hasta ese día, en el que cada uno sacudirá el vino con el que se enloqueció...
11. Iré a recogerlos, como niños, para que se hagan los libertinos y los locos, hasta que perezcan...
12. ¡Mirad! Os he revelado el misterio, el secreto de mi camarada: salid, pues, partid, enmendaos, enmendaos, en arrepentimiento...
13. Dejadme, yo también me iré, me ocuparé de mis asuntos: para dar cuentas a mi Señor con cara descubierta...
14. Sé que el viento, al soplar, se ha llevado mis palabras, pues tú eres el mismo a quien yo he probado muchas veces...
15. Recuerdo a Jeremías, cuando comparó la audacia con el indio que no cambia de piel, aunque sea de libertad...
16. Porque esto también le pertenece a la libertad, que se ata a sí misma por la voluntad, como por naturaleza...
17. Pues tan poderosa es la voluntad en los que son libres, que puede compararse a la naturaleza por sus obras...
XIV
1. Solista: Oh muerte, no desprecies a esa imagen de Adán, que como una semilla está entregada a la tierra hasta la resurrección.
2. Coro: A ti sea la gloria, que descendiste y te sumergiste, después de Adán. ¡Sácalo ahora de las profundidades del sheol, y tráelo al Edén!
3. Muerte: Me maravillo de esta semilla, y de vuestras palabras, porque he aquí que, después de cinco mil años, todavía no brota.
4. Hombre: Su estado presente pasa como el invierno, y como un puñado de grano llega al granero de la vida en la resurrección.
5. Muerte: Hay tiempo de vendimia, ¿no?
6. Hombre: Viene una siega, oh muerte, que te dejará desnuda. Los vigilantes saldrán como segadores y te dejarán desolada.
7. Muerte: ¿ Cuándo me hice labradora, en lugar de viñadora? ¿Quién ha convertido el sheol y su lagar en un campo cultivado?
8. Hombre: ¿No os enseña la semilla que se pudre y muere, oh muerte, que cuando se le corta la esperanza, con la lluvia recobra la esperanza?
9. Muerte: ¿Habéis visto un sueño, vosotros los débiles de vida, entre los muertos? Porque en el tiempo de vigilia no veis la resurrección.
10. Hombre: Vuestra somnolencia os impide ver lo que por sí se ve: que la multitud de misterios claman, a voz en cuello, la resurrección.
11. Muerte: Yo sé que las semillas cobran vida, pero yo no las he visto. Lo que sí veo son huesos que crecen en el sheol, y allí se quedan.
12. Hombre: Todo tu discurso es sólo tuyo, oh muerte, pues he aquí lo que Ezequiel te ha enseñado: cómo en el valle, los muertos cobran vida.
13. Muerte: He visto a los árboles poner en verano sus vestidos, pero los huesos son arrojados, en su desnudez, al sheol.
14. Hombre: Moisés quebró tu corazón, con su esplendor, pues el hijo de Adán ha recuperado y se ha revestido, para gloria suya.
15. Muerte: Nuestra ley en el sheol es ésta: guardar silencio. Lo que para vosotros son palabras, para mí son hechos, oh débiles.
16. Hombre: ¿Y cómo pasas por alto a los ancianos, si tú eres viñadora? Porque Aquel que os impidió quitarles la vida, es el mismo que les da vida a todos...
17. El niño en el vientre os refuta...
18. La flor despreciada os desprecia, porque está encerrada y pasada por alto. Y aunque se haya perdido, no se ha perdido, sino que vuelve a florecer...
19. El polluelo grita desde el huevo en el que está enterrado, y las tumbas se rasgan con una voz mientras el cuerpo se levanta...
20. Porque también un cuerpo es el polluelo que está en el huevo. Sí, su cuerpo a nuestro cuerpo proclama, y la vida de entre los muertos...
21. Con la langosta tu súplica es derribada y terminada, oh muerte, pues al salir del polvo enseña la vida de entre los muertos.
22. Muerte: Yo hubiera estado contenta si la resurrección ya hubiera sido, porque el día de la resurrección me habría perturbado menos que tus juicios...
23. Misericordioso es el Hijo del Altísimo. Sí, es bueno y justo, y no vengará duramente en mí la muerte de Adán.
24. Hombre: Entonces, ¿no tienes entendimiento para entender esto: que tu Padre impuso sobre ti esta retribución?
XV
1. Vigilante: Callad, oh mortales, un poco. Y sed como yo, que estoy tan silencioso en medio del sheol.
2. Coro: A ti sea la gloria, oh vigilante, que descendiste tras los que dormían. Emite la voz desde el árbol y despiértalos.
3. Vigilante: Estás triste, sí, y lloras por el que se ha ido, como si viniera a moler para mí el molino del sheol...
4. Grande es la paz que yo doy a los cansados, y no me canso como tú, ni los canso...
5. Oigo toda clase de maldiciones, de los hombres ingratos. Los hijos de Adán son como Adán, que fue ingrato con su Señor...
6. Vuestras voces y vuestros actos son contrarios entre sí. Con vuestras voces lloráis, y con vuestros actos lucháis cada día...
7. Oí llantos, y pensé que nadie trabaja; vi fatigas, y pensé que nadie muere...
8. Las luchas del hombre me hicieron pensar que no es mortal, y su gran llanto me hizo pensar que mañana no lo será...
9. Escuchadme y dejadme ser vuestro consejero, si queréis, pues estas dos cargas son muy amargas...
10. Dejad por un momento este trabajo y este llanto, y trabajad y llorad como mortales que mañana se desvanecen...
11. Lloráis con desesperación por vuestros difuntos, y lucháis con vuestro trabajo por vuestras posesiones...
12. Bienaventurados los niños que mueren, porque se libran de la miseria a la que vosotros sois arrojados...
13. Dejadme ir al sheol y decir allí: ¡Felices vosotros, muertos en silencio, que tranquilos estáis!...
14. Escuchad la conclusión de mis palabras: Si hay resurrección, no lloréis, ni os afanéis como extraños...
15. Os lamentáis como quien ha de vivir aquí para siempre, y lloráis como quien nunca ha de resucitar...
16. Escuchad mis palabras, si hay lugar para oír, y preparad provisiones para que cuando yo os llame, podáis responder...
17. Yo mismo escucho a Aquel que me llama, y os restituiré vuestros cuerpos y vuestros tesoros...
18. Haya paz entre nosotros hasta aquel día. De ser así, cuando salgáis, yo clamaré y os diré: ¡Salid en paz!...
19. Venid a mí ahora mismo, vosotros, y conmigo daremos gloria a Aquel que da muerte y vida, para que nos ayude.
20. Solista: Alabado seas por todos nosotros, Señor, sacrificio vivo, que por el sacrificio de tu cuerpo diste vida a vivos y muertos...
21. Coro: Alabado sea Aquel que se revistió de nuestro cuerpo, y murió y resucitó. Él murió en nosotros y nosotros vivimos en él, ¡bendito sea Aquel que lo envió!
XVI
1. Solista: Venid, y oigamos cómo la muerte convence al pueblo. Y ved que más dura que la muerte fue su espada contra los justos.
2. Coro: A ti sea la gloria, que con tu sacrificio redimiste nuestra ignominia, y con tu muerte sustituiste a todas las muertes, para resucitar a todas.
3. Vigilante: No fue la muerte la que crucificó a Jesús, sino el pueblo. ¡Qué odioso, pues, el pueblo, que es aún más odioso que yo!...
4. Arrojaron a Jeremías al hoyo y al pozo cenagoso, mas yo en el sheol repartí honor a sus huesos...
5. A Nabot lo machacaron con piedras, como si fuera un perro. ¡Qué bueno soy yo, que nunca he apedreado ni siquiera a un perro!...
6. Las hebreas, hambrientas, devoraban a sus hijos. Por eso el sheol es bueno, pues los libera y los entrega sin dificultad...
7. A la viuda le di su hijo, por mano de Elías. Y a la sunamita su amado, por mano de Eliseo...
8. Las hebreas, ávidas, devoraban a sus hijos. Mas el sheol entregaba a los muertos, y por eso aprendieron a ayunar sobriamente...
9. El sheol no era en verdad el sheol, sino su apariencia. Jezabel era el verdadero sheol, que devoraba a los justos...
10. A los hijos de los profetas, y a los profetas, los mató y los arrojó. Y hasta Elías escapó al cielo de su furor...
11. ¡Cuántas muertes hubo entre el pueblo, en lugar de una muerte! ¡Cuántos sheols en lugar de uno!...
12. Samaria y Jezrael con sus hijas, en Israel; Y Sión y Jerusalén, su hermana, en Judea...
13. Profetas y justos en Judea y en Israel, en estos dos abismos fueron ahogados...
14. ¿Por qué, pues, es aborrecido el sheol, y él solo, cuando hay muchos más aborrecibles que él?...
15. Los muertos de los hombres de Judá, verdaderamente me son aborrecible. Sí, aborrezco sus huesos, en medio del sheol...
16. ¡Ojalá tuviera yo un medio para echarlos fuera, para arrojar de allí sus huesos del sheol, porque la hacen pudrir!...
17. Me maravillo del Espíritu Santo, y que habitara en medio de un pueblo cuyo sabor apestaba, como su conversación...
18. Las cebollas y los ajos son los heraldos de sus acciones, pues como es la comida, así es la inteligencia de este pueblo contaminado...
19. Por la súplica de todos los que se inclinan y adoran a tu Padre, tened piedad de vuestro adorador, que es ingrato por tu amor.
20. Solista: De los hebreos y de los arameos, y también de los vigilantes, a ti sea la alabanza. Y por ti a tu Padre, también la gloria!...
21. Tengo boca para la muerte que no tiene boca, mas el Hijo que es todo bocas ¡aparte mi ofensa de su Padre!
XVII
1. Solista: Oh muerte, no te enorgullezcas de los justos, hijos de tu Señor, que por orden suya vienen a morar contigo.
2. Coro: ¡A ti sea la gloria, porque por orden tuya reinó la muerte y por tu resurrección fue humillada!
3. Muerte: ¡En esto soy yo muy grande, según tu palabra, porque siendo esclavo pisoteo a los libres!
4. Hombre: ¡Adán fue elegido y gobernante, y bajo su yugo, tú, oh muerte, y el Maligno, tu compañero, os convertisteis en esclavos!...
5. ¡Este es nuestro orgullo, que los esclavos se han convertido en señores! Tú, muerte, y Satanás tu compañero, habéis pisoteado a Adán...
6. ¡Mirad ahora, pues, tu humillación y la de tus compañeros, oh malditos siervos!
7. Muerte: Si es cierto que Enoc me hizo afligir, sin embargo tengo consuelo porque el polvo de Noé, en el sheol, yo pisoteo.
8. Hombre: Tiembla, oh muerte, ante el hombre, porque aunque es un siervo, el yugo de su dominio reina sobre todas las criaturas.
9. Muerte: Me regocijo entonces de que no sean enemigos pequeños los que he vencido, pues según la grandeza de los vencidos, grande es el que vence.
10. Hombre: Bien canta tu voz el triunfo, oh muerte, sobre los justos, porque Enoc y Elías han roto tu par de alas.
11. Muerte: Sé cómo pesar mis penas con mis consuelos: en lugar de dos, ¡he aquí! Muchos han venido y vienen.
12. Hombre: Todos los que han venido y vienen a ti habitan como peregrinos, y parten de tu morada como Lázaro.
13. Muerte: Este decir tuyo no me hiere, más bien me sana: porque a Lázaro que se rebeló contra mí, yo lo sometí de nuevo.
14. Hombre: Responde, oh muerte, y argumenta qué lo obligó a resucitar a menos que fuera un misterio, mostrando su resurrección.
15. Muerte: Sois famosos en argumentar como ociosos, mientras yo trabajo en mi tarea de discernir y realizar.
16. Hombre: Estabas bien preparado para la argumentación, ¿qué te ha detenido? La verdad de nuestra resurrección os ha constreñido por sus reputaciones.
17. Muerte: Me habéis hecho odiada por vosotros, aunque no soy odiosa. Yo soy la que da descanso a vuestros ancianos y afligidos...
18. Me habéis hecho como una que perturba, oh mortales de Adán...
19. Te desenmascararé con suavidad, porque soy un esclavo y tú eres quien me ha hecho rey por tus pecados...
20. La voluntad de Adán me despertó, porque estaba en reposo. Estaba muerta, y él me dio vida para que tú murieras por mí...
21. Yo acuso a los mentirosos, que mataron y negaron, porque Adán se mató a sí mismo y me acusa...
22. El principio de la contienda fue la maldita serpiente, que se arrastró, entró y puso enemistad entre mí y vosotros. Mas con razón ha sido lisiada...
23. Satanás ha pasado de largo, y ante él estáis dormidos. Id, pues, y luchad con el Maligno que os hizo trasgredir...
24. Él es mi camarada, no lo niego. Pero aunque sea muy odiado, ¿qué necesidad hay de que yo sea culpada por él?...
25. Escuchad, oh mortales, mis palabras, y yo os consolaré: Os he afligido, y confieso la vida de entre los muertos...
26. Porque empieza a sonar en mis oídos una voz de preparación: de trompeta que está lista para sonar...
27. Escuchad mis palabras y poned mucho aceite en vuestras lámparas, porque de mi parte no hay obstáculo para vosotros...
28. Sin embargo, sabed que, aunque he dicho estas cosas, claro es el sonido de vuestra voz en la soledad del sheol...
29. Porque el hombre ha sido pesado por mí, y grande es su paz, y serpientes, peces y pájaros vienen a su encuentro...
30. También es una maravilla que a los vigilantes les sea querida su conversación. Sí, el Maligno en la gehena desea su presencia...
31. ¡Resucitaréis de entre los muertos, oh mortales. Y yo, que estoy despojada, estaré despojada en medio del sheol!
32. Solista: ¡Que suba la alabanza de todos a ti, que das vida a todos, y de todas partes recoges el polvo de Adán!