EFRÉN DE NÍSIBE
Himno a la Virginidad

1. Despójate, oh cuerpo, de ese hombre viejo que es del todo odioso, para que no desgaste la novedad que habitas y te ha revestido. Porque la recompensa de su interés es contraria a tu ropa, en el sentido de que si has sido renovado volverá y te desgastará. ¡Oh cuerpo, escucha mis consejos y despójate de él con la buena conducta, para que no te vista de malos hábitos!

2. Nuestro Señor te ha hecho nuevo, oh cuerpo, en el agua, y el Arquitecto de la vida ha construido para ti una juventud, al formar con su sangre y construir para ella un santuario para su habitación. Así que no dejes, oh cuerpo, que habite en su lugar ese hombre viejo, en el santuario que él ha renovado. Oh cuerpo, si haces que Dios habite en tu santuario, tú también serás templo de su reino y sacerdote de su sacrificio.

3. Este anciano (el hombre viejo) es reprendido por la naturaleza que enseña y por el libro que proclama, pues su maldad está entre dos cosas justas. Si peca con respecto a lo que no está en la ley, su naturaleza lo reprenderá. Y si peca con respecto a la ley, el libro lo reprenderá. He aquí que hiere y ellos curan; en el camino de la maldad traen arrepentimiento, con lo cual el que peca es curado.

4. Al que se rebela contra él (el hombre viejo) lo tratarán con desprecio, así como despreciarán al que venda las heridas, o reprenden a los rebeldes, o cuida y cura a los que vuelven heridos. Lo tratarán así porque saben que serán medidos por un Maligno, que hiere a todo, que es fresco en cada generación, y es compañero de todos, y hiere a cada hora. También ellos querrán ser compañeros de todos, y serán frescos en cada generación, y se nos harán encontradizos a cada hora.

5. ¡Escucha, oh cuerpo, a la naturaleza, y a la ley que declara sus perversas corrupciones! El pueblo de Israel cometió adulterio bajo la ley, y los pueblos que fornicaban sin ley cambiaron su naturaleza y se comportaron contra la naturaleza. No obstante, la naturaleza y la ley los han apelado a ambos, cuyas disposiciones el Perturbador había corrompido.

6. Los humildes se han apartado del matrimonio fornicario y han optado por el discipulado. Mas cuando estaban a mitad de camino, el hombre viejo vuelve a ellos, poniendo detrás de ellos la vergüenza de tropezar, y delante de ellos el odioso deseo. Avergonzados de volver al matrimonio, esos humildes caen y son atrapados en las trampas.

7. ¡Qué ligeras son tus alas, oh virginidad, que vuelas y subes hasta donde tu Esposo se sienta a la diestra del Señor de las alturas! Huye del consejo del Engañador, pues el que reparte deudas a los inexpertos suele arrojar todos sus bienes por nada, para pérdida de los mercaderes.

8. Ese Engañador empobreció los tesoros del gran Adán, quien con su dinero adquirió un peso de deuda. Oh cuerpo, no tomes prestado nada de aquel que no te pide lo que te ha prestado, porque si le pagas su plata la deuda empobrece.

9. Acompañando a sus deseos están la aprensión y la duda, y el desprecio con la desgracia, los cuales rechazan y causan dolor a quienes los hacen. Sólo los rostros abiertos y puros son los que castamente han desechado todo esto (del hombre viejo). No te unas, oh cuerpo, al amor odioso, del cual, por mucho que la acción esté muerta, la ansiedad vive secretamente.

10. Su discipulado (el del hombre viejo) es sutil y astuto, y por todos los medios buscará otorgar sus falsos dones a los buenos. En efecto, él cerrará la boca de los pobres con su pan, y con sus comidas gratuitas venderá a los hombres libres como esclavos. Sobornará al vientre y lo corromperá; sobornará al ojo para que pase por alto, y a la boca para que guarde silencio, y al oído para que omita sus odiosos informes. Su vino silencioso será hablador en quienes lo beban, y balbuceará en sus voces en lugar de su amo.

11. Él (el hombre viejo) es astuto, pues primero pone en la boca de su trampa un alimento como cebo. Además, su amor va delante de su corrupción, al igual que hizo Judas (que besó y mató), pues sus besos son un veneno y moldean secretamente la muerte. Éste (el hombre viejo) es aquel a quien, si lo levantas, te recompensará con una caída. Si te levantas, él te adormecerá, y te hará desear lo mortal. Y si tu propia carne logra resucitar el deseo inmortal, él se volverá y lo matará. ¡Oh cuerpo, si das vida a la muerte, habrá muerte para tu vida!

12. Que el fuego sea una demostración para ti, oh cuerpo. Porque él (el fuego) está enterrado y muerto en secreto, mas el frotamiento de madera con madera le devuelve la vida, para la destrucción de ambos. Cuando él (el fuego) ha cobrado vida, se vuelve y quema la sustancia que lo trajo a la vida. ¡Oh, ilustración evidente, en que la madera se convierte en tumba para el fuego, mas si lo resucita, es destruida por ese otro!

13. La libertad es la vida y el alma de los deseos, y por ella viven éstas. Si las apartas de ella, y las desechas, éstas mueren. Es decir, que a la libertad se le ha dado autoridad para que, por su voluntad, subsistan las faltas, y por su voluntad desaparezcan los pecados. Es la semejanza del Altísimo, cuyo poder sostiene todo, y cuya omisión hace caer todo.

14. El Juez es justo en el sentido de que no paga inmediatamente por haber pecado. Por eso, el arrepentimiento viene por dos razones. Si se arrepiente, habrá borrado su maldad. Y si se rebela, le habrá quitado toda excusa. Por eso, en todas las faltas, el arrepentimiento está al acecho para dar testimonio ante el tribunal de justicia.

15. Aprende, oh cuerpo, el arrepentimiento. Y no el arrepentimiento cotidiano, porque el arrepentimiento es como un remedio para nuestras heridas, y como un tallo de paja que trae una recaída de dolores todos los días.

16. La firma está en el contrato de todo recaudador de impuestos por quien debe dinero. Así, por la misma ilustración, el arrepentimiento es un recaudador de impuestos silencioso, con el que estamos en deuda por los pecados. Oh cuerpo, si te has acostumbrado a arrepentirte, y pecas de nuevo, tu arrepentimiento es la firma de tu contrato.

17. Está escrito que si un hombre ha ofendido a su esposa, sus padres saldrán y declararán su virginidad, porque los jueces no pudieron ver las cosas secretas. En ese sentido, las señales de su virginidad en el velo declararán la verdad ante los jueces. Tu Esposo, oh virgen, ve las cosas secretas, y en la virginidad muestra las cosas secretas de la carne. Así pues, no en tu velo, sino en tu cuerpo, muestra tú tu virginidad a tu Esposo.

18. El astuto Amón, disfrazado de cordero, se acercó a la oveja, y cuando la hubo engañado acerca de lo que no era suyo, hizo lo que era suyo. Como vio que la virginidad era rebelde en su nido, el que era lobo sano, y se volvió enfermo, la hizo entrar engañosamente en su guarida, y así la atrapó, y le arrebató la corona y la dejó en la vergüenza.

19. Aquel atleta que vio a otro de pie, y no corría, se apresuró y le hizo caer. De igual manera, el malvado se acercará y romperá el yugo de la virgen con la cohabitación, y se atreverá incluso al adulterio, y sembrará en la cámara su cosecha. En su campo la arruinará con la espada, y a la que había manchado con su sangre la lavara con su propia sangre. La emborrachará y la arrastrará, y la maltratará en el momento de la esquila.

20. Si una virgen es maltratada en el campo, Moisés el Tartamudo, abogado de la verdad, estará persuadido de que la joven gritó, mas no habrá ayuda. En cuanto a ti misma, oh virginidad, ¿quién está ahí para persuadirte de que en medio de la paz estás cautiva y callas? No te entregues al cautiverio en medio de la paz, para que la paz no te ate en el tribunal de la justicia.

21. En cuanto a las mujeres casadas y vírgenes que había en Madián, Dios mató a las que se habían prostituido y dejó con vida a las que tenían el sello de la virginidad. Y si la virginidad mantuvo con vida a las mujeres paganas, ¿cuánto más mantendrá con vida a las puras?

22. En la cámara y en el campo te acechan, ¡oh virginidad! Entraste en la cámara, y el astuto Amón robó tu riqueza; saliste al campo, y el bandido Siquem robó tu tesoro. ¿Adónde irás, paloma solitaria? Pues he aquí que muchos son los que te buscan por todas partes.

23. Tus cazadores, oh virginidad, te han perseguido, e incluso son recompensados por tu caza. A Siquem, que te encontró en el campo y te tomó cautiva, lo mataron en su casa. Y a Amón, que te acechaba en la cámara y te tomó cautiva, lo arrastraron en el campo. Te arruinaron y ellos fueron arruinados, y en su caso se trazó una ilustración: quien te arruina, es arruinado.

24. ¡Oh virginidad, paloma inexperta!, astuto es tu cazador y tú eres inocente, ingenioso es tu engañador y tú eres simple. Amón, que con el pretexto de comida buscaba lo que no buscaba, y con comida de la que no tenía hambre servía el deseo de la carne de la que tenía hambre. ¡Oh engañador, que buscaba lo que no necesitaba para, con el pretexto de ello, encontrarte.

25. El experto en tartas te pidió una tarta, y tú le entregaste tu corazón elevado. La serpiente se revistió con la apariencia de enfermedad, para que tu mano pura le perdonara y así ella pudiera envenenarte.

26. Tamar rasgó su túnica, pues vio que había perdido su virginidad. Recibió una túnica en lugar de aquella túnica, mas la virginidad que había perdido no fue recuperada. Los desgarros de su manto bastaron para sanar, pero la pérdida de su virginidad no fue fácil de sanar. ¡Oh virginidad, cuya pérdida es fácil para todos, y cuya reparación por el Creador es del todo difícil!

27. Tamar temía callarse y se avergonzaba de hablar, mas como no podía callarse ni hablar, rasgó sus vestidos, para que los desgarrones visibles fueran heraldos de la virginidad secreta que se había arruinado. ¡Ah, la confusión y la consternación de la hija del rey, cuyas perlas que colgaban de su cuello no podían consolarla por lo que se había perdido!

28. Ella era hija de un rey, y en sus miembros llevaba piedras y berilos, mas la virginidad las superaba a todas. Por eso el impuro despreció los berilos y escogió la perla, y rechazó los adornos monetarios y prefirió arrebatar la prenda de la virginidad. El ladrón conoce tu valor, oh virginidad, pero tú no percibiste cuánto vales.

29. Del alhajero real sacó y robó el profanador la perla, y al conseguirla se fue, y esa perla se pierde lejos de su dueño y no permanece en el tesoro del ladrón.

30. Eva la Inexperta encontró a la serpiente, la venenosa cuyas palabras eran dulces. Ella la amó con amor, y él la hirió hasta la destrucción. No encuentres para ti también el tesoro de Eva, para que no encuentres en él arrepentimiento. Porque si ella hubiera cerrado la puerta de su oído antes de que él hablara, la puerta del paraíso no se hubiera cerrado en su propia cara. No obstante, al dar un lugar en su interior a la palabra del Maligno, el jardín puro la vomitó y la expulsó.

31. Mantén tu seno en santidad, para que el seno puro del paraíso te reciba. No te conviertas en polvo, alimento de la serpiente maldita, pues el polvo es su pan, y tú eres sal elegida, que si se pudre no puede volver a convertirse en sal nueva.

32. La hija de Jefté, que se lavó en su sangre, fue bautizada y envió desde sí misma la perla que arrancó el miedo, y al tesoro de lo alto ascendió. La muchacha que extendió su cuello a la matanza de la espada, la perla pura consoló a la que iba con ella. No obstante, la que aquí destruye la virginidad, la aprensión se convierte en su compañera en el día del recuerdo, y en la resurrección el miedo se convierte en su líder ante el Juez, aunque se haya arrepentido mucho.

33. La hija de Jefté quiso morir para que no se invalidase el voto de su padre, así que no invalides tú con tus ojos, oh virgen, el voto de virginidad que ha hecho tu boca. Jefté derramó la sangre de su hija, mas tu Esposo derramó sus santa sangre por tu culpa.

34. He aquí, pues, la sangre única que compró la sangre virginal con la que está sellada tu puerta, oh virgen, a semejanza de las puertas que fueron selladas con la sangre rociada en medio de Egipto. Cuantas veces esa misma sangre era sellada sobre las puertas por fuera, la vida habitaba por dentro según el tipo de la virginidad en paz.

35. ¡Oh sangre, que era muralla del tesoro de la vida, que estaba en él y por ella venció a la muerte! Es decir, que como se cansaron un poco de rociarla y ella los confortó mucho con su protección, tu perfección y tu virginidad son murallas que guardan y son guardadas. En cuanto se guardan un poco, han guardado mucho.

36. La mujer casada quiso morir para que el adulterio fuera nulo, y la virgen murió para que el voto no fuera nulo. Si, pues, la cohabitación, madre de la semilla, quiso morir para no recibir la semilla robada (cuyo sembrador es maldito), que la virgen no robe la semilla inmunda, pues un embrión puro es el embrión en medio de ella.

37. No abandones, oh cuerpo, la virginidad, que por su gracia ha revivido nuestra patria, y como peregrino habita en nuestra tierra. Si alguno la persigue y desarraiga su nido, éste no podrá volverse a construir, ni ella elevar sus alas hacia lo alto. Envejecerá en un nido, y será abandona para siempre.

38. Cuando la amistad de los ángeles se ha ido, en su lugar entra el amigo del demonio: el deseo, que es el adversario de la virginidad. José la persiguió desde dentro de su cuerpo, para que la amistad de los ángeles no lo desampararan ni huyeran, y ¿quién hay que no llore porque en lugar de aquel ser pacífico, entró y habitó uno lleno de llagas?

39. La juventud ha de temer al vino, que despojó a Lot de su vejez. En efecto, si el vino es capaz de hacer lo que es difícil, y con él muchas mujeres roban su embarazo, ¿cuánto más hará lo que es fácil? ¿Es decir, que los hombres roben, con él, la virginidad? Las jóvenes saquearon el tesoro del anciano, así que tú, oh virgen, guarda tu tesoro de los jóvenes.

40. Ten miedo al vino, oh virgen, porque fue capaz de deshonrar a Noé el Precioso, y el que había vencido el diluvio de agua, con un puñado de vino fue vencido, y a aquel a quien el diluvio no venció, el vino lo tumbó. Si el vino deshonró y abatió a Noé, cabeza de familias y lenguas, ¡con cuanta más verdad, oh solitario, a ti te vencerá!

41. No te fíes del vino, pues es un impostor y un agitador que entrega tu fortaleza, para que venga el cautivo y tome cautiva tu libertad y te convierta en servidumbre, para que tu amor siga su voluntad.

42. Cuando hayas perdido a tu verdadero Esposo, o hayas obtenido en su lugar otro falso lugar, o tengas el consuelo de que, aunque lo hayas perdido, lo hayas encontrado, ¿de qué te aprovechará? Porque tu amor será falso y engañoso, y seguirá posándose en todo, por muy grande que sea tu arrepentimiento.

43. Cuando de una parte y de otra estés abandonada y huérfana por ambas partes, el Verdadero te habrá dejado, e incluso tu compañera mentirosa, la que tú amaste, te habrá dejado en la encrucijada. Entonces, ¿adónde irá tu mirada, simple paloma desarraigada de su nido? Y tu amor, ¿a quién irá? ¿A otra serpiente más?

44. En ese caso, tu perla será una perla apta para ladrones, pues son los mercaderes solitarios los que podrán obtenerla, sobre todo si son impuros. ¡Oh perla, más grande que todas! ¡Y la más tonta, pues por tus propias manos te presentas al ladrón!

45. En ese momento, serás una presa más fácil para el que está ebrio de vino que para el que está ebrio de amor odioso, pues los consejos y las enseñanzas de las horas de vigilia son para él sueños, y una paliza es como ninguna paliza. Las cadenas fuertes son débiles para él, así como la vara es despreciada, y el palo débil y la caña despreciada. La admonición es para él una historia, y la reprensión como un cuento que pasa por sus oídos, y el trato despectivo como un obsequio, y el escupitajo en la cara como el rocío.

46. En su corazón (el de tu ladrón) no hay quien encuentre el camino para las palabras que han golpeado sus oídos. Las puertas de sus oídos están abiertas, pero una frente a la otra. La palabra que entra por un oído le sale por el otro. El lenguaje que le vierten es expulsado al exterior, y todo lo vierte toda y derrama, porque no hay lugar en su mente para recibir.

47. Los senos de sus imaginaciones están llenos, amontonados y obstruidos por la gota de amor maligno que ha caído allí, y se ha convertido en un gran mar. Y he aquí que sus argumentos se sumergen y emergen, como marineros cuyos barcos han naufragado. Y he aquí que su pensamiento es siempre impuro, como un barco que no tiene capitán, y un marinero sin ley que quiere llevarlo a buen puerto.

48. ¡Oh juventud, señora de los diversos cursos de la vida, no completes tus cursos en el laberinto de los deseos! Sobre todo si la virginidad ha obrado en ti, mas te han quitado las fuerzas y te han arruinado y abandonado. En ese caso, será tu vejez un objeto de burla, porque has seguido un curso odioso para vergüenza tuya.

49. Aligera, oh juventud, tu carrera en la lucha, para que una corona adorne tu vejez. Porque cuando la vejez se desvanece, y la inteligencia disminuye, se recuerda la inocencia de la juventud, en la cual se concebía la inteligencia, y los hombres aborrecían al ver las imperfecciones de su cuerpo, y apreciaban las plantas secretas del Espíritu.

50. Pinta, oh virgen, tus victorias en tus miembros, por las cuales serás preciosa cuando envejezcas. Pinta en tus manos todos los actos de caridad, y con la visita a los enfermos sella tus pasos. Pinta en tu corazón la imagen de tu Señor.

51. Si las tablas clavadas que el carpintero construyó, y el pintor pintó, se han vuelto preciosas, y son reverenciadas por razón de la realeza, ¿cuánto más preciosos se volverán tus miembros, en los que están pintadas las imágenes de tu Rey?

52. La virginidad es como una rama de bellos frutos, que en verano es hermosa, mas cuando le quitan sus hojas se vuelve odiosa, y todos apartan la vista de ella, y lo que era deseado por todos se convierte en lo despreciado por todos. ¡Oh inexperta, no muestres tu belleza a los de fuera, pues cuando te hayas vuelto odiosa y envejecida, los que te ven te despreciarán!

53. ¡Oh ojo! No dejes que la belleza de la juventud te engañe, en la que se esconden las imperfecciones de la vejez. Porque los miembros del vigor juvenil (¡un bello espectáculo!) son cautivadores, mas la vejez los convence de que una belleza prestada moraba en ellos, una belleza que, mientras todavía se detiene y se posa, se va y se va volando.

54. Si llegase a haber un cautiverio real, y tu humildad quedase expuesta en el campo, la inmunda compulsión del captor te demostrará que eres santa, como también lo fue Sara en el seno inmundo del inmundo faraón. Sara, con su corazón, y con su libre voluntad, no cometió adulterio, y su voluntad fue sacerdote de su cuerpo, y con su hisopo purificó el cuerpo que se había contaminado por la fuerza. Porque así como un sacerdote puede purificar el templo en el que sirve, así una voluntad pura puede purificar el cuerpo, el templo en medio del cual actúa como sacerdote.

55. El cuerpo es una maravilla en el hombre, pues siendo uno, es para sí mismo templo, y para sí mismo sacerdote, y para sí mismo pontífice, y para sí mismo sacrificio. Es ofrenda y es oferente de la ofrenda. Es como aquel Cordero de Dios, que era para sí mismo todo.