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Orígenes
(184-253) fue teólogo alejandrino y el encargado de llevar a su máximo
esplendor la
escuela teológica de Alejandría, hasta que los quebrantos de su salud pusieron
fin a su vida, durante la persecución de Decio.
Vida. Eusebio de Cesarea
es el principal relator de Orígenes (Historia Eclesiástica, VI),
aunque también Pánfilo de Cesarea compuso una Apología en defensa de
Orígenes, con datos biográficos de interés. Gregorio el Taumaturgo, discípulo
de Orígenes, compuso en su honor un Discurso de Despedida, importante
en cuanto al método didáctico de su maestro. San
Jerónimo también ofrece bastantes datos aprovechables (Varones Ilustres,
LIV, 62; Epistolario, XXXIII).
Orígenes
fue el hermano mayor de
una familia cristiana, y en las escuelas de Alejandría adquirió una esmerada educación tanto
profana como religiosa. Tras el
martirio de su padre (Leónidas), bajo la persecución de Severo (ca. 202),
Orígenes se hizo
cargo de su familia, ya que el estado se
había incautado de sus bienes.
El
año 205 es puesto al frente de la Escuela Catequética de
Alejandría por el obispo Demetrio, obispo de
Alejandría, y en ella ejerció la tarea docente como un maestro auténtico y
ejemplar, "moviendo a
innumerables discípulos a emular su ejemplo" (Eusebio, Historia Eclesiástica, VI,
III, 7).
Interpretando literalmente Mt 19,12 se castró a sí
mismo en fidelidad a las exigencias
evangélicas (cf. Ibid, VI, VIII, 1-3), y empezó a llevar un ascetismo
por lo general equilibrado (cf. Ibid, VI, III, 9-10).
La
1ª etapa de su docencia se desarrolla en Alejandría desde el 203 al 231. El
aumento del alumnado y la complejidad de las materias enseñadas obligó a
Orígenes a tomar como director adjunto a su discípulo Heraclas, encargándose
éste de los cursos
introductorios (Dialéctica, Física, Matemáticas, Geometría y Astronomía) y
el propio Orígenes a las clases superiores de Filosofía, Teología y
Escritura. Para su propia formación filosófica frecuentó
las explicaciones de Ammonio Saccas, el fundador de la escuela neoplatónica, y
de él obtuvo sus concepciones cosmológicas y la propia metodología
origeniana.
Durante esta
1ª etapa realizó Orígenes diversos viajes a Roma (ca. 212) con el propósito
de "ver la antiquísima
Iglesia de los romanos" (Historia Eclesiástica, VI, XIV, 10) y a su
gran amigo Hipólito de Roma. Otro viaje realizó a Arabia (ca. 215) a instancias del gobernador
romano de Arabia, deseoso de ser
instruido por el maestro alejandrino. Otro viaje realizó a Israel (ca. 216) por
invitación de los obispos locales, para explicar las Escrituras a sus fieles.
Y otro realizó a Grecia (ca. 230) para refutar allí a algunos herejes. A
su paso por Cesarea del Mar fue ordenado sacerdote por el obispo Teoctisto,
y esto le valió la excomunión de su obispo Demetrio de Alejandría (ca.
231).
La
2ª etapa de su docencia
transcurre en Cesarea desde el 231 al 251. Aquí funda Orígenes una nueva escuela
teológica, de corte alejandrino.
Durante
esta 2ª etapa viajó Orígenes a Antioquía de Siria (ca. 232) por
invitación de
Julia Mamea (madre del emperador Alejandro Severo), para que le adoctrinara.
También viajó a Arabia (ca. 244) para devolver a la fe al obispo monarquiano Berilo de
Bostra. Y también viajó a Fenicia (ca. 253), donde los tormentos sufridos
por la persecución de Decio debilitaron su salud, y le provocaron la
muerte estando en Tiro (Eusebio, Historia Eclesiástica, V1, XXXIX, 5).
Obras. Epifanio de Salamina da
como cierto que Orígenes había escrito nada menos que 6.000 libros (Herejes,
LXIV, 63),
lo que demuestra por lo menos su fama de laboriosidad. San Jerónimo (Adversus
Ruinum, II, 22) atestigua que la lista de las obras origenianas, añadida por Eusebio en
la biografía de San Pánfilo (perdida), contaba unos 2.000 títulos. De ellos
conocemos sólo 800 según el catálogo que ofrece el mismo jerónimo en su
carta a Paula (Epistolario, XXXIII).
Para la publicación de tan elevado número de
escritos contó con la ayuda inestimable de su amigo Ambrosio, que le proporcionó
siete taquígrafos, otros tantos copistas y varios calígrafos (Historia Eclesiástica,
VI, XXIII, 1-2). De su inmensa producción se ha conservado sólo una exigua parte, y
de ésta el texto en muchos casos no es ya el original griego, sino el de la
versión latina. Puede agruparse en cuatro apartados:
Escritos
bíblicos. Son los más numerosos. Fue el primero que se aventuró a
establecer el texto crítico del AT, disponiéndolo en 6 columnas: las Hexaplas. Contenían el texto hebreo, el mismo texto pero con caracteres griegos
para identificar la pronunciación, y cuatro versiones griegas: la de los
Setenta, y las de los judíos Aquila, Símaco y Teodoción. Fue una obra
monumental incabada que se conservó en la biblioteca de Cesarea y de la que sólo
nos han llegado algunos fragmentos.
Con carácter exegético,
escribió sobre todos los libros del AT y NT en 3 géneros literarios: los
Escolios (sobre Éxodo, Levítico, Isaías, Salmos, Eclesiastés y cuarto
Evangelio) prácticamente perdidos; las Homilías, de valor más ascético y
espiritual, destacando junto a las 20 homilías sobre Jeremías y algunas otras,
las dos sobre la Pascua recientemente descubiertas y publicadas en 1953 por
Nautin; los Comentarios, que es la
producción bíblica más elaborada, pero interesándose más por el sentido místico
que por el literal y dando así lugar a manifiestos errores hermenéuticos, y
también a unas penetrantes consideraciones espirituales.
Se han conservado
fragmentos de sus comentarios a Mateo, a Juan, a la carta a los
Romanos y
al Cantar de los Cantares, obra ésta la más importante en opinión de San Jerónimo. En las
Catenae, en algunos manuscritos bíblicos y en referencias de escritores
posteriores hay dispersos fragmentos de sus comentarios sobre Génesis, Salmos,
Isaías, Lamentaciones, Ezequiel, Profetas
Menores, Lucas, Gálatas, Efesios,
Filipenses y varios más.
Escritos apologéticos. Por
el año 178 el filósofo pagano Celso escribió un alegato contra los
cristianos titulado Discurso Verdadero. Orígenes, a instancias de su amigo
Ambrosio, y hacia el 246, va a responder a Celso con un tratado en 8 libros: el tratado
Contra Celso, que va rechazando punto por punto los argumentos del filósofo platónico.
En
general, la
defensa que hace Orígenes del
cristianismo resulta atractiva, por el talante humano y religioso. La indudable preparación del adversario tuvo ciertamente su réplica
adecuada en este erudito maestro cristiano que compuso de esta forma la más
grande apología de la Iglesia primitiva.
Escritos dogmáticos. La
obra más importante de Orígenes fue su Principios (lit. Pera Arkhon),
1ª sistematización del dogma y de la doctrina cristiana. Fue compuesto del 220 al 230,
y consta de 4 libros.
El 1° es una
teología que trata de Dios uno y trino, de los ángeles y de su caída; el 2° es una
cosmología que habla de la
creación del mundo y del hombre en cuanto ser espiritual (encadenado en un cuerpo,
pero redimido por Cristo); el 3° es una antropología que analiza la
libertad humana, los pecados y la reconstitución final de todas las
realidades en Dios; el 4° es una teleología sobre la revelación de la
Escritura, como fuente de la fe y de sus diversas interpretaciones. Otras
obras apologéticas de Orígenes nos han llegado en forma de fragmentos,
como la
Disputa con Heráclides hallada en uno de los Papiros de Toura
(sobre la doctrina trinitaria) y un escrito Sobre la Resurrección
(en que por lo visto Orígenes negó la identidad material entre el cuerpo resucitado y el cuerpo humano).
También escribió una
Miscelánea
en 10 libros, según informa Eusebio (Historia Eclesiástica, VI, XXIV,
3) y San Jerónimo (Epistolario, LXX, 4), donde el alejandrino cotejó la enseñanza cristiana con la de
los viejos filósofos, como Platón
y Aristóteles.
Escritos
espirituales.
El año 233, y a petición de su amigo Ambrosio, escribe Orígenes el breve tratado
Sobre la Oración. En su 1ª parte aporta enseñanzas generales acerca de la oración,
tratando en la 2ª parte el Padrenuestro y en la 3ª parte un apéndice sobre la actitud
interior y exterior más conveniente para la oración concluye esta pieza,
testimonio de la profunda y viva piedad de su autor.
Al comienzo de la persecución
de Maximino Tracio (ca. 235) compuso Orígenes en Cesarea una Exhortación al
Martirio,
dirigida a sus amigos Ambrosio y Protecto (diácono y sacerdote de aquella
ciudad) para aguantar lo que estaba sucediendo bajo el emperador Decio.
También la escribe el autor para "los que juzguen que es suficiente
creer sólo en el corazón, y les es indiferente sacrificar externamente a los dioses falsos".
Como se ve, el escrito revela la personal actitud del alejandrino a lo largo de toda su vida:
una lealtad inquebrantable, y un amor ardiente al Salvador.
De su extenso epistolario,
agrupado en 4 colecciones, no quedan más que 2 cartas, una dirigida a su
discípulo Gregorio Taumaturgo (ca. 238) y otra a Julio Africano (ca. 240).
Dios. La idea de Dios es el
punto de partida del que arranca
Orígenes,
a
la hora de
estructurar orgánicamente todo su sistema.
Dios
es Uno, y
tiene como cualidades específicas el ser espíritu, ingénito, invariable
e
inmutable. Se trata, en ese sentido, del
mismo Dios mostrado por el AT
(es decir,
Creador,
Padre, Providente,
Juez
y Remunerador).
Dios
es Trino,
y las diversas
personas de
esa
trinidad se relacionan entre sí,
según Orígenes
con cierto subordinacionismo.
Es decir,
sólo el Padre es autotheos, mientras que el Hijo
(eterno,
homoousios y
consustancial) es
deuteros theos (lit.
segundo Dios),
y no "simplemente
bueno"
(como el
Padre) sino
"imagen de la
bondad"
(cf.
Contra Celso,
V,
39; Principios,
I, II,13).
Por
su parte,
el Espíritu Santo ocuparía un
rango inferior al del Hijo (cf.
Principios, prefacio, 4).
Escritura.
Hacia ella
manifiesta Orígenes un respeto y veneración extraordinarios. Acomodándose a la
tricotomía de Platón, distingue 3
sentidos en la Biblia: el corporal
(o literal), el psíquico (o moral) y el espiritual
(o alegórico). Su interés permanente consiste en
tratar de entender los textos sagrados en ese sentido más elevado y espiritual.
Cristología.
Para Orígenes Jesucristo es Dios-Hombre,
y en él habita toda la divinidad, pues es trono del Padre y conglorificado
con el Padre. El
Logos es el que tomó cuerpo y se hizo hombre, en una íntima
unión de
naturalezas en Cristo y perfecta comunicación de idiomas.
Mariología.
Según
el cronista Sozomeno
Orígenes
aplicó a María el título de theotokos (lit. madre
de Dios), aunque este término no aparece
registrado en los escritos origenianos que han llegado hasta
nosotros. Sí que se recoge,
en cambio, una clara afirmación de la maternidad universal de María,
como deja bien claro en su Comentario a Juan.
Eclesiología.
Muy interesante
es la visión de Orígenes sobre la Iglesia,
como inmaculada e irreprochable. También su definición de
ella, como comunidad de los fieles que los miembros de Cristo. La Iglesia
militante es apoyada por la Iglesia triunfante, pues los santos (los fieles ya
difuntos) sostienen con su intercesión al que ora.
Bautismo.
El testimonio de
Orígenes es
favorable al dogma del pecado original, y recuerda que toda alma que nace con la carne sale en
pecado a la vida, y por eso ha de administrarse el bautismo a los niños recién nacidos.
Penitencia.
La doctrina de Orígenes en torno al perdón de los pecados parece fluctuar un poco. En ocasiones habla de
la idolatría, del adulterio y de la fornicación como de "pecados
incurables".
Sin embargo, hay que observar que no usa la expresión "pecados
imperdonables",
así
como nunca dice
que
puedan ser perdonados con la sola
oración. Es clásica
su
cita (cf.
Contra Celso,
III,
50) en que se habla de una
"readmisión del pecador en el rebaño, después de
un periodo de penitencia".
Eucaristía.
En cuanto a la eucaristía, da testimonio
Orígenes
de la
presencia real, aunque en varias ocasiones explica alegóricamente el
cuerpo y
sangre de Cristo.
De
hecho, en una de sus homilías
(cf.
Homilías,
XVI,
9) afirma que la sangre de Cristo
puede beberse de 2
maneras: sacramentalmente,
o "cuando acogemos sus palabras,
en las cuales está la vida". El carácter sacrificial de la
eucaristía queda
afirmado,
por último,
con
suma claridad.
Escatología.
Se trata de una de las doctrinas más discutibles de Orígenes,
sobre todo en cuanto
a
la restauración universal o
apocatástasis final. Es
decir, que según Orígenes todas las cosas todas
volverán
a su estado original,
o
puramente
espiritual. Por tanto, las almas de los pecadores pasarán por un fuego
purificador, e igualmente los demonios. No existe, pues, un fuego eterno. Cuando
todos los seres se hayan purificado tendrá lugar la segunda venida de Cristo, y
entonces
Dios será todo en todas las cosas. Después de esta restauración,
seguirán otras en una sucesión sin fin. En íntima relación con esta teoría
defiende
Orígenes
la preexistencia de las almas, que eran espíritus separados de Dios en
el mundo anterior,
y que ahora se encuentran
encerradas en
los cuerpos.
Espiritualidad.
No podemos omitir la doctrina
ascético-mística de Orígenes, últimamente algo más estudiada. El ideal de perfección
consiste, según él, en "asemejarse lo más posible a Dios". Para esto se
requiere la gracia de Dios (como paso 1º y más importante),
y en 2º lugar el esfuerzo y la lucha humana. Ver
aquí su Principios (,
,
,
y ),
Celso (,
,
,
,
,
,
y
),
Hexapla (
y ),
Génesis (),
Exodo (),
Isaías (),
Jeremías (),
Cantar de Cantares (),
Evangelio de Lucas (
y )
y Tratado de Oración ().
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