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Victorino
de Petovio (250-304) fue el primer exegeta del Apocalipsis, y el primero
en hacer exégesis en lengua latina de forma sistemática. Vida.
Nacido en el seno de una familia cristiana griega, Victorino
careció de una buena formación clásica, pero desde niño fue un buen
cristiano. Siendo
todavía joven realizó Victorino una peregrinación a Jerusalén,
visitando allí la biblioteca fundada por el obispo Alejandro y
encontrando en ella la que sería su futura vocación: la defensa de la
cultura cristiana. Vuelto
a su patria fue nombrado Victorino obispo de Petovium (Panonia), actual Pettau
de Estiria (Eslovenia), dedicándose al anuncio del evangelio y huyendo
siempre de la polémica y permaneciendo en dicha sede hasta su muerte. Según
San Jerónimo murió martirizado Victorino durante la
persecución de Diocleciano (ca. 304), a orillas del río Drava (Varones Ilustres, III, 74). Obras.
Nos dice San Jerónimo que Victorino "no sabía tan bien el latín
como el griego", y que por eso "encontramos en sus obras un
excelente contenido pero con un estilo mediocre". No obstante, todas
sus obras gozaron de fama y reediciones en todo el norte de Italia. En
definitiva, escribió Victorino
en un "latín poco elegante" numerosas obras de
exégesis bíblica, a forma de comentarios personales a los libros del
Génesis, Éxodo, Levítico, Isaías, Ezequiel, Habacuc, Eclesiástico,
Cantar de Cantares, Evangelio de Mateo y Apocalipsis. De todas ellas, sólo nos
ha llegado hasta nosotros su Comentario al Apocalipsis (según
el texto original publicado en 1916), un fragmento del tratado acerca
de la Creación del Mundo (De
Fabrica Mundi, sobre la semana de la creación) y
un opúsculo Contra
las Herejías (Adversum omnes Haereses, transmitida como
apéndice del De Praescriptione de Tertuliano, XXX, II, 6), ésta
última posiblemente redactada en griego y traducida por otros al latín. Doctrina.
En
todas las obras exegéticas de Victorino existe una fuerte influencia de
los padres latinos, como los romanos Papías e Hipólito, el galo
Ireneo y el alejandrino Orígenes. En
sus obras teológicas, en cambio, refleja Victorino una influencia más
oriental, tanto del evangelista Juan como de la Escuela de Jerusalén (a
nivel litúrgico sobre todo, hasta que Aquilea rechace sus reformas litúrgicas en Occidente). De
su Comentario al Apocalipsis se puede extraer un caracter
marcadamente milenarista (obtenido de Ireneo y del Salmo 90,4), según el
cual la historia del mundo tendría 7 milenios, de los cuales el último
sería el milenio de Cristo (del 0 al 1.000 d.C). Por
su parte, de su Creación del Mundo también se puede constatar
esta fuerte
tendencia quiliasta, de reinado terrenal de Cristo sobre la tierra. Ver
aquí su Creación del Mundo ()
y su Comentario al Apocalipsis
().
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