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 Act: 23/06/25   @escritores de iglesia      E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A 

GREGORIO DE NISA

resumido por

ESCUELA DE JÓVENES CRISTIANOS, FILIAL DE MERCABÁ

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Gregorio de Nisa (335-399) fue
el escritor más feraz y profundo de los tres padres capadocios, siendo llamado por el Concilio I de Constantinopla como "columna de la ortodoxia".

Vida. Gregorio se crió en el seno de una familia cristiana que emigró del Ponto a Capadocia, de raíz paterno-martirial (Gregorio de Nisa, Vida de Macrina, 46), y de alto linaje materno-militar (Gregorio de Nacianzo, Epistolario, CXCVII).

De pequeño desempeñó Gregorio la función eclesiástica de lector, que tras sus estudios cambió por la de profesor de retórica (Gregorio de Nacianzo, Epistolario, XI).

Influido por su hermano (Basilio de Cesarea) y su amigo (Gregorio Nacianceno), Gregorio se retiró al monasterio de Iris (Ponto) fundado por Basilio, y allí se dedica a las prácticas ascéticas y al estudio de la teología.

Poco después, Basilio (obispo primado de Capadocia) le consagra obispo de Nisa (ca. 371). Su fiel adhesión a la doctrina de San Atanasio le vale el encono de los arrianos, los cuales le acusan de malversación de fondos (ca. 376) y consiguen su deposición. Muerto el emperador arriano Valente (ca. 378), Greogrio retorna a su sede, siendo recibido triunfalmente por su pueblo, como él mismo relata (Epistolario, VI).

Desde su sede en Nisa, Gregorio sofoca el cisma meleciano en el Sínodo de Antioquía (ca. 379), realiza las tareas de visitador ante las diócesis de Arabia, asiste al Concilio de Constantinopla (ca. 381) y predica los elogios fúnebres de la princesa Pulqueria y de la emperatriz Flacila (ca. 394).

Obras. Aunque no se ha podido determinar con exactitud la fecha de composición de cada una de ellas, es cierto que la producción literaria de Gregorio no comienza antes del 370. Todas sus obras, por tanto, están escritas en época de madurez.

Entre sus obras teológicas, destacan:

-su Gran Catequesis, extenso resumen de la doctrina cristiana sobre las bases metafísicas y reveladas, dedicado a los maestros que "necesitan de un sistema en sus instrucciones".

-sus 12 libros Contra Eunomio, escrito para reforzar la lucha de Basilio de Cesarea contra el Apología y Apología sobre la Apología de Eunomio.

-dos obras contra el apolinarismo: el Antirrheticos (contra el sistema de Apolinar de Laodicea) y Sobre la Encarnación Humana de Dios, hoy perdido (para rechazar la acusación de que los católicos creían en dos Hijos de Dios, el humano y el divino).

-su Sobre la Trinidad, dirigido a Eustacio y en la que defiende la divinidad del Espíritu Santo, contra los macedonianos.

-su Sobre la Trinidad, dirigido a Ablabio (en que estudia las expresiones que se deben emplear al hablar de la Trinidad) y su Sobre la Fe, dirigido a Simplicio (en que defiende la divinidad y consustancialidad del Hijo y del Espíritu Santo, contra los arrianos).

-su Diálogo del Alma, réplica del Fedón y en el que pretende reflejar una conversación de Gregorio con su hermana Macrina, a quien encuentra moribunda a la vuelta del sínodo de Antioquía.

-su Contra el Hado, en que refleja una conversación del autor con un filósofo pagano en Constantinopla, para defender la libertad de la voluntad contra el fatalismo astrológico.

Entre sus obras exegéticas, destacan:

-su Sobre la Creación del Hombre, escrito a su hermano y obispo Pedro de Sebaste, a forma de completar el Hexameron de San Basilio sobre Gn 1,21.

-su Vida de Moisés, tanto literal en su exposición de hechos y dichos (libro I) como simbólica en su interpretación alegórica de la ascensión mística del alma hacia Dios (libro II).

-sus homilías Sobre el Eclesiastés (que no tiene otro fin que el de "elevar el espíritu sobre los sentidos"), sus 15 homilías Sobre el Cantar de Cantares (en las que alaba a Orígenes, pero no interpreta a la esposa como a la Iglesia, sino como al alma que se une a Dios), sus 5 homilías Sobre el Padrenuestro y sus 8 homilías Sobre las Bienaventuranzas.

-su Sobre la Pitonisa, en el que da una interpretación diversa a la de Orígenes a 1 Sm 28,12 (sobre la pitonisa de Endor).

Entre sus obras ascéticas, destacan:

-su Sobre la Virginidad, en la que esboza el concepto de virginidad trascendente (de Dios), en comparación con la virginidad humana (del consagrado).

-su Sobre la Vida Cristiana, en la que define el quehacer cristiano como "imitación de la naturaleza divina", basándose en la teología del hombre-imagen de Dios.

-su Sobre la Perfección, dirigido al monje Olimpio, basado enteramente en los grandes textos cristológicos de San Pablo.

-su Sobre la Institución Cristiana, última declaración de Gregorio sobre la naturaleza del ascetismo.

-su Vida de Macrina, hermana de Gregorio, como joya de la literatura hagiográfica antigua y fuente importante para la época y usos.

-su Sobre la Corrección, dirigido a aquellos que se encontraban molestos por las amonestaciones de su maestro, y se habían alejado de la Iglesia por esta razón.

-sus 30 cartas, que muestran la variedad de intereses y relaciones de Gregorio.

Doctrina. Gregorio es con mucho el pensador más profundo y amplio de los tres grandes capadocios. Muy abierto a las corrientes intelectuales de su tiempo y fuertemente influido por Platón, lo es asimismo por los neoplatónicos, en especial Plotino, y por elementos estoicos.

Sin embargo, a la hora de determinar los diversos factores que influyen en su pensamiento, es necesario tener presente que mucho de lo que es platónico y neoplatónico en Gregorio había pasado por aquellas fechas a ser patrimonio común de la cultura.

Su estilo, muy en dependencia de la retórica griega del momento, es con frecuencia ampuloso y pesado. Su obra constituye una considerable aportación al desarrollo de la teología y al de la doctrina espiritual.

En la interpretación de la Sagrada Escritura, Gregorio sigue preferentemente el método histórico-literal para las cuestiones dogmáticas, y el alegórico para las cuestiones espirituales.

Teología. Al elaborar la teología, Gregorio hace de sus conocimientos filosóficos un generoso uso, aunque no desconoce la debilidad de la desnuda razón humana.

Considera Gregorio a la Sagrada Escritura como norma y medida de todos los dogmas, aprobando solamente aquello que puede armonizar con la intención de estos escritos. Presta especial atención a la razón teológica y a la tradición.

Trinidad. Gregorio supera la antinomia immanencia-trascendencia en Dios (Sobre Dios, IV, 3), no resuelta todavía en la filosofía, recurriendo a la libertad divina. Esta omnímoda libertad, que necesariamente debe admitirse en un Dios omniperfecto, hace posible que éste, sumamente trascendente, se comunique a las criaturas por la creación, la encarnación, la gracia.

Gregorio jamás deja de sostener la unidad de naturaleza en Dios y la trinidad de personas. Toma como ejemplo y guía para explicar la unidad de la naturaleza divina la unidad de la naturaleza humana, que es trasmitida íntegra de padres a hijos.

Con respecto a la naturaleza humana, su pensamiento gravita hacia un realismo del concepto universal, afirmando a veces, por ejemplo, que Pedro, Bernabé y Pablo juntos deben tenerse por un solo hombre y no por tres.

Toda la distinción de las tres divinas personas descansa únicamente sobre su procedencia. La primera persona, el Padre, es causa (todavía no está perfeccionado el lenguaje), y el Hijo y el Espíritu Santo causados. Afirma que el Espíritu Santo procede del Padre a través del Hijo, y no del Padre y del Hijo.

Las expresiones de que se sirve habitualmente Gregorio son homónimas a las de Nacianceno: agennesia, gennesis, ekporeuris. No obstante, prefiere llamar al Hijo monogenes.

Diferenciándose las tres divinas personas por sus relaciones mutuas inmanentes, Gregorio afirma que la actividad ad extra no puede ser más que una y común a las tres divinas Personas.

Cristología. Para Gregorio, Cristo es una sola persona (en prosopon) en dos naturalezas (duo fyseis). Basado en el adagio "lo no asumido no sanado", defiende firmemente que el Verbo asumió una naturaleza humana completa, es decir, un cuerpo real, un alma humana real, una inteligencia (nous) humana y una voluntad libre.

Nuestra restauración no puede ser total más que si toda nuestra naturaleza está asumida por el Salvador. Recurre para explicar este punto a la parábola del Buen Pastor, quien toma sobre sus hombros toda la oveja, y no sólo su piel.

Así, Cristo no sólo asume el cuerpo humano, sino también toda la naturaleza, es decir, el alma que se encuentra contenida en el cuerpo. No llega, sin embargo, a puntualizar cuál es el lazo íntimo que une en Cristo ambas naturalezas completas.

Unas veces parece insinuar una unión moral, y otras parece inclinarse hacia el pensamiento monofisita al utilizar el término anácrasis, que en lenguaje vulgar se utilizaba para expresar la mezcla de dos líquidos. Sin embargo, le vemos afirmar contra Eunomio que ambas naturalezas completas, la divina y la humana, no deben confundirse.

Admite sin ambigüedades la "communicatio idiomatum", al afirmar que por la unión de las dos naturalezas, los atributos propios de cada una pertenecen a las dos.

Emplea cinco veces el término theotokos al hablar de la Virgen; y rechaza el de anthropotokos, que usaban los antioquenos. La virginidad de María quebró el poder de la muerte. Defiende la virginidad de María "in partu" (Sobre María, II).

Numerosos textos en que habla de la humanidad asumida por Cristo son de fuerte sabor realista confundiendo la idea universal humanidad con la concreta pluralidad de individuos que participan de esa misma naturaleza (Catequesis, IX-XXXII), dando pie para ser interpretado a veces como defensor de una encarnación colectiva en toda la humanidad, más que de una encarnación individual.

Sin embargo, a pesar de que no llega a distinguir suficientemente entre el orden lógico y el ontológico, es imposible determinar hasta qué punto llegó Gregorio a dar valor realista al concepto universal, y, por otra parte, el pensamiento de una encarnación colectiva de Cristo es incompatible con el resto de su cristología.

Antropología. El hombre es considerado por Gregorio como microcosmos que compendia el orden y la armonía existentes en el universo. Considera como esencial el cometido del hombre, cuerpo y alma, en el universo, en el que tiene la misión de ser punto de fusión entre el espíritu y la materia.

Al otorgar al cuerpo humano una función específica en el universo, Gregorio se aparta de la doctrina origenista de la preexistencia de las almas. El hombre supera todo lo creado en razón de haber sido hecho a imagen de Dios.

En efecto, Gregorio expresa con la palabra imagen todo el cúmulo de dones con que fue dotado el hombre en su condición original, antes del pecado de origen. No hace suya la distinción de los alejandrinos al comentar los términos imagen y semejanza de Gn 1,26, expresando con este término, sin distinguir, todo el orden natural y sobrenatural (Sobre el Hombre, III).

Espiritualidad. En ascética, y en abierta oposición con Basilio de Ancira, aboga firmemente por un estilo de vida conforme a la naturaleza, sin excesos en la penitencia (Sobre la Virginidad, XXII-XXIII).

Toda la vida ascética es una participación en la muerte y resurrección de Cristo, un vivir cada día el bautismo desvistiéndose del hombre viejo y revistiéndose del nuevo.

Si bien es verdad que las realidades divinas son inaccesibles a la razón humana, existe en el hombre un elemento divino que hace posible que éste pueda gozar de Dios.

Dicha connaturalidad del hombre con Dios hace posible la experiencia de la divinidad, que tiene lugar en su plenitud cuando mediante la catharsis (lit. purificación), el hombre alcanza el estado de apatheia (lit. impasibilidad, serenidad).

La catharsis de que habla el Niseno no es la conocida purificación natural, sino una purificación cristiana, entroncada inmediatamente con el contacto con Cristo en el Bautismo.

La apatheia de igual forma viene concebida en sentido cristiano al ser presentada como reflejo de la apatheia divina, y, como ésta, definida como un pathos tan puro que está por encima de todos los vaivenes de las pasiones: pathos apathes (lit. pasión impasible).

La unión del alma con Dios (koinonia) se funda en la anterior unión (anacrasis) del Verbo con la naturaleza humana. El Verbo inhabita en el alma y con él la Trinidad entera; la experiencia mística deviene sentimiento oscuro de esta presencia. Esto significa que el único medio de salir hacia Dios es la fe.

Gregorio califica esta salida del alma hacia Dios con los epítetos éxtasis, embriaguez, amor apasionado, vértigo, sueño y locura. El movimiento del alma hacia Dios es un eterno movimiento acelerado.

Escatología. Concibe erróneamente las penas del infierno como puramente medicinales, y, por tanto, no eternas, sino temporales.

A pesar de utilizar las expresiones "fuego inextinguible" y hablar de la "inmortalidad del gusano", parece atribuirles sólo el significado de largos periodos de tiempo.

Toda la naturaleza y la humanidad entera será restaurada al final de los tiempos volviendo al primitivo estado de pureza anterior al pecado de origen. Incluso el autor del mal será purificado.

Cree Gregorio, pues, en la apocatástasis o restauración universal (Meta Final, III). En este punto, su tendencia a considerar la humanidad en forma realista da lugar al pensamiento de que el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, no estaría completo si uno sólo de los hombres se perdiese para siempre.

Ver aquí, por orden alfabético, su Alma ( y ), Basilio (), Bautismo ( y ), Cartas (), Catequesis (), Creación (), Dios ( y ), Eclesiastés (), Espíritu Santo (), Eucaristía (), Eunomio (, , , , , , , , , , , y ), Fe ( y ), Hombre ( y ), Jesucristo (), Macrina (), Melecio (), Meta Divina (), Moisés ( y ), Muerte de Bebés (), Objeciones (), Peregrinaciones (), Perfección (), Resurrección (), Trinidad (, , y ), Vida Común (), Vida Cristiana (), Virginidad () y Vocación ().
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cf. MATEO, L.F; "Gregorio Niseno", en Gran Enciclopedia Rialp, ed. Rialp, Madrid 1991.

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Molina de Segura, 23 de Junio de 2025