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 Act: 06/01/25   @escritores de iglesia      E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A 

EFRÉN DE NÍSIBE

resumido por

ESCUELA DE JÓVENES CRISTIANOS, FILIAL DE MERCABÁ

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Efrén de Nísibe (306-373) fue
el más insigne de los padres sirios, y uno de los que "más influencia ejerció incluso entre los griegos", según San Jerónimo. El cronista Sozómeno lo tiene por "superior a los más famosos autores griegos", los ortodoxos lo tienen por "columna de la Iglesia" y hasta los jacobitas lo veneran como "divino citarista".

Vida. De Efrén escribieron biografías su discípulo Simeón de Samosata, Sozómeno, Gregorio Niseno y Metafrastes. Entre los escritores que hablaron con objetividad de Efrén, están San Jerónimo (Varones Ilustres, CXV), Paladio (Historia Lausiaca, XL), Teodoreto (Historia Ecclesiastica, IV, 26) y Jacobo de Sarug (Panegírico, VI).

Según dichas fuentes, Efrén nació en Nísibe, junto a la frontera persa, de madre cristiana y padre pagano. Con 18 años recibió el bautismo y se ordenó diácono bajo San Jacobo de Nísibe, a quien no acompañó al Concilio de Nicea (ca. 325) por no ser sacerdote.

En el triple asedio que padeció Nísibe por parte de los persas, Efrén dio muestras de valentía, como se trasluce en sus Himnos Nisibenos y en los que compuso contra el emperador Juliano (presente en la guerra). Cuando la ciudad cayó bajo el emperador Joviniano (ca. 363), Efrén tiene que huir con muchos otros cristianos a la cercana Edesa, en la cual se quedó a vivir en adelante y en la cual fundó la Escuela de los Persas, llamada así por su intento de establecer puentes entre lo persa y lo cristiano.

Todos convienen en que Efrén llevó vida de continencia y ascética, en el ejercicio de su diaconado. Es decir, que se dedicó a alternar sus tareas diaconales con largas temporadas de vida monacal, componiendo en dichas estancias sus himnos litúrgicos y obras más espirituales. Discípulos suyos fueron Aba, Zenobio, Abrahán, Maras y Simeón.

Obras. Sozómeno atribuyó a Efrén más de 3 millones de versos, y los sirios (al decir de Focio) más de mil poemas escritos. Eso sí, Efrén escribió sólo en siríaco, y no hay indicios de que supiera griego.

Tienen las obras de Efrén la peculiaridad de haberse servido con frecuencia de la métrica siríaca, consistente en que se proceda por versos que tengan el mismo número de sílabas. Probablemente, en su traducción al griego fue cuando surgió la nueva métrica bizantina, muy semejante a la siriaca.

Como dice San Jerónimo, hasta "los griegos leían sus escritos aún sin haber leído la Biblia" (Varones Ilustres, CXV). Según el griego Sozómeno, dichas obras destacan "por la elegancia y esplendor de su estilo, así como por la viveza y sabiduría de sus dichos" (Historia Eclesiástica, III, 16).

Obras históricas. Uno de los escritos más importantes de Efrén, y de los más bellos por su lirismo, es su colección de Himnos Nisibenos, que consta de 77 himnos iniciados en Nísibe y terminados en Edesa, a forma de comentario poético sobre el devenir de su ciudad. Hay en ellos apuntes hagiográficos sobre los obispos de Nísibe, preciosas consideraciones sobre antropología, e interesantes alusiones al viaje del apóstol Tomás a la India.

Obras apologéticas. Escribió Efrén un tratado en 4 libros en prosa Contra Hipatio, y otro en 56 himnos Contra Domnio. En ellos, Efrén combate a los herejes maniqueos, marcionitas, arrianos, aecianos, sabelianos y bardesanitas (éstos últimos, muy numerosos en Edesa). Este modo de propagar la teología por estrofas y estribillo ya había sido usado por Harmonio (hijo de Bardesanes) y por Arrio (en su Talia), y posiblemente por eso lo hizo así Efrén: para rebatirlos con sus propias armas.

Obras dogmáticas. Probablemente, la obra cumbre de Efrén son sus 87 himnos Sobre la Fe (donde se deploran las internas disensiones de la Iglesia, y se alude a recibir los datos de la Escritura, sin interpretarlos). A ellos habría que añadir 1 homilía Sobre el prólogo de Juan, 1 homilía Sobre Jesucristo, 4 himnos Contra Juliano (provechosos para la historia) y 15 himnos Sobre el Paraíso (en que se identifica el paraíso de Adán con el escatológico).

Obras exegéticas. Son notables en Efrén sus Comentario al Génesis y Comentario al Éxodo, en los que se atiene al sentido literal de los antioquenos. Más excelente es su Comentario al Diatessaron, excepcionalmente útil para la restauración del Diatessaron de Taciano. Más breve mención merecen por su estado fragmentario los Comentarios a Pablo y Comentario a Hechos, ambos en versión armenia.

Obras ascéticas. Probablemente los monjes sirios reunieron en dos antologías una serie de himnos de Efrén de carácter ascético, titulados Sobre la Virginidad y Sobre la Iglesia, para su lectura espiritual. A estos escritos hay que sumar 15 himnos Sobre Abraham Qidunaia y 24 Sobre Julián Saba, ambos monjes, más una Carta a los Ascetas que vivían en las colinas de Edesa.

Obras litúrgicas. Conservamos 16 himnos de Efrén Sobre la Navidad y Sobre la Epifanía, que en su tiempo estaban fundidas, y en la cual se administraba el bautismo. También compuso Efrén himnos Sobre el Ayuno (destinados a la cuaresma), Sobre la Crucifixión (para el tiempo de la pasión), Sobre los Ázimos y Sobre la Resurrección (para la pascua), Sobre los Confesores y Sobre los Mártires, así como otro para pedir agua en rogativas públicas.

Doctrina. Efrén fue un teólogo poeta que pensaba cantando. No caben en él especulaciones sistemáticas, y no perteneció a ninguna escuela. Fue ajeno a la cultura helénica y a las teorías de los padres griegos. A pesar de todo, es un gran teólogo, siempre ortodoxo y muy mariólogo, por lo que justamente ha merecido el título de doctor marianus.

Antropología. Según Efrén, el hombre consta de cuerpo, alma animal y espíritu.

Teología. Con firmeza defiende Efrén, frente al dualismo, la unicidad de Dios, el cual es invisible y omnipotente y goza de "una misma naturaleza y un mismo nombre, en tres personas distintas". Éstas hay que mantenerlas siempre en el orden bíblico, se conocen perfectamente entre sí y son comparables por analogía al sol (Padre), a la luz (Hijo) y al calor (Espíritu Santo). El Hijo existía desde la eternidad, y es Hijo natural y no por sola gracia. El Espíritu Santo no es inferior al Padre y al Hijo, sino que es igualmente Dios a pesar de proceder del Padre y del Hijo.

Cristología. Según Efrén, el Verbo de Dios tomó verdadera carne y alma humana, quedando en él de forma diferenciada, e íntimamente unidas, la divinidad y humanidad. Si a veces se expresa esta unión por las palabras mezcla y mezclar, éstas no pueden interpretarse en el sentido de una fusión de las naturalezas. Por otra parte, Cristo nos ha salvado a todos los hombres mediante el sacrificio de su cruz.

Mariología. Efrén dejó plasmados casi todos los dogmas marianos, haciendo especial énfasis en la limpieza de toda mancha (del pecado original, en su concepción) y en la virginidad (tanto previa como posterior al parto). Es verdad que no emplea el término theotokos (pues escribe en siríaco), pero asegura que el hijo de María es el Unigénito del Padre. María, nueva Eva, ha colaborado en nuestra redención. Por ella se deshicieron las maldiciones, ya que engendró al Vivificador, y en su seno albergó la vida que posteriormente destruyó a la muerte. No faltan alusiones a la dignidad regia de María, hija de David y madre del Rey de reyes.

Eclesiología. Efrén define a la Iglesia como una, santa y perpetua, así como infalible en su magisterio. Tuvo como cabeza a Pedro (su fundamento), aunque no menciona a la sede romana. La consagración del orden sacerdotal, transmitida por Cristo a los apóstoles, se mantendrá siempre en la Iglesia.

Sacramentología. Según Efrén, el bautismo es necesario para la salvación, y por eso también Cristo se bautizó. El bautismo quita las manchas del pecado original (existente desde el seno materno), y su virtud proviene del Espíritu Santo, que es quien consagra las aguas. Respecto a otros sacramentos, Efrén habla claramente de la presencia real del cuerpo y sangre de Cristo en la eucaristía, que al mismo tiempo es sacrificio. Tiene además alusiones indudables a la penitencia sacramental para los pecados posteriores al bautismo. Tampoco ignora la unción de los enfermos, y asegura que el matrimonio es "honesto si se hace conforme a la ley, pero impuro y deshonesto si es ilegítimo".

Ascética. Efrén hace basar el trabajo ascético en un caminar hacia Dios, a través de la puesta en acción de la fe, el amor y la oración. La fe es algo interno que debe ser exteriorizado, el amor hace ser agradables a Dios, y la oración es la inmersión en el espíritu de Cristo. Junto a esta tríada espiritual, el ayuno realza al cuerpo, purifica el alma y la hace capaz de la contemplación. También la virginidad forma parte de este trabajo ascético, y recibirá por ello una recompensa especial. Respecto a la penitencia, ésta ayuda a preparar el momento de la muerte y del juicio.

Escatología. Durante el periodo anterior al Juicio Final, defiende Efrén que las almas de los justos moran en las cercanías del paraíso adamítico, y que una vez establecidas en su interior, obtienen la intuición de Dios.

Ver aquí sus Endechas (), Nísibe (, , y ), Hipatio (, , , y ), Marción (, y ), Bardaisán ( y ), Mani (), Satanás ( y ), Jesucristo (), María (), Natividad (), Epifanía (), Bautismo (), Conversión (), Fe (), Virginidad (), Ascética () y Mujer Pecadora ().
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cf. ORTIZ I; "Efrén el Sirio", en Gran Enciclopedia Rialp, ed. Rialp, Madrid 1991.

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Molina de Segura, 6 de Enero de 2025