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Eusebio
de Cesarea (263-339) fue el gran cronista de la época de Constantino, y
el más fecundo
escritor sobre la historia de la Iglesia. Con razón se
le ha llamado,
pues, el
"Herodoto
cristiano" y el
"padre de la
historia
eclesiástica". Vida.
Nació en Cesarea de Palestina y
murió poco después que Constantino el Grande. Debe su formación científica
básica al presbítero Pánfilo, del que se cree había sido esclavo; en
atención a su maestro se impuso a sí mismo el sobrenombre de Pánfilo y
escribió además una biografía sobre él. De Pánfilo heredó asimismo
una especial veneración hacia el alejandrino Orígenes, quien
exiliado en Cesarea había fundado una escuela catequética con una
biblioteca que se hiciera famosa. Durante la persecución de Diocleciano
fueron encarcelados maestro y discípulo (ca. 307) y en la prisión
escribieron la apología de Orígenes. Pánfilo murió mártir el
309. Eusebio huyó primero a Tiro y después a la Tebaida, en Egipto, donde fue
descubierto y encarcelado de nuevo. Al terminar la persecución fue
nombrado obispo de Cesarea (ca.
313). Intervino como tal en la controversia
arriana, proponiendo soluciones irenistas, pero que mutilaban la fe
ortodoxa. En este sentido escribe varias cartas defendiendo a Arrio e
intervino decisivamente en un sínodo de Cesarea que lo declaró ortodoxo.
E. adoptó una postura intermedia entre Arrio, que negaba la divinidad de
Jesucristo y San Atanasio, que defendía la doctrina homoousiana
(consubstancialidad del Hijo con el Padre), reconociendo la divinidad de
Cristo pero en términos algo ambiguos. El
año 325 fue excomulgado en el sínodo de Antioquía por rehusar suscribir
la confesión de fe contra Arrio. Sin embargo, en el Concilio de Nicea celebrado el mismo año terminó por firmar el símbolo allí
redactado, aunque "resistió hasta el último instante, porque le
disgustaban esas declaraciones que diferían de las suyas" (Carta
a Cesarea, 213-230). En realidad su conformidad fue sólo externa, quizá por
complacer al emperador, como demostró su posterior conducta al aliarse
con Eusebio de Nicomedia e intervenir en el Sínodo de Tiro (ca. 335)
que excomulgó a San Atanasio, e influir probablemente en las medidas
adoptadas por Constantino contra los obispos ortodoxos. Obras.
La erudición
de Eusebio
es sorprendente, y su obra, después de la de Orígenes, es la más
abundante de los padres griegos. Focio afirma que
"su estilo no
es agradable ni brillante, pero él es un hombre de grandes conocimientos". Versado en todos los ramos del saber de su tiempo, tanto en el campo
profano como en el sagrado, destaca sobre todo por sus méritos como
historiador. Sus escritos son auténticos
arsenales de citas de obras cristianas y paganas, muchas de ellas hoy
perdidas. Sólo el valor intrínseco de sus trabajos justifica su
pervivencia, a pesar de sus tendencias arrianas. Obras
históricas. Se ha perdido
Vida
de Pánfilo
(de 3 libros),
así como se han conservado: -Chronicon,
escrito hacia el 303 y contiene dos partes: la cronografía o
historias resumidas de los caldeos, asirios, hebreos, egipcios, griegos y
romanos, y una segunda parte a base de cuadros sincrónicos en columnas
sinópticas paralelas con glosas indicadoras de los principales sucesos de
la historia. Esta parte fue traducida al latín y completada por San Jerónimo
en Constantinopla continuándola desde el 325 al 379. Este procedimiento
sincrónico había sido ya utilizado a principios del s. III por Julio
Africano en su Cronografía, obra en la que se apoya indudablemente
Eusebio (aunque la de Eusebio es más completa en cuanto a materiales y fuentes usadas y más
crítica en el empleo de las mismas). La obra se ha conservado en una versión
armenia del s. VI y sólo fragmentariamente en el original griego, pero ha
influido poderosamente en la historiografía posterior, especialmente
durante la Edad Media. -Onomasticon,
lista
alfabética con explicación de los diversos nombres del
mundo antiguo,
fuente importantísima para la topografía palestinense
y conocimiento bíblico.
Existe el original griego y una versión latina de San Jerónimo que hizo
algunas correcciones. Obras
imperiales. Versan sobre el
Imperio Romano y figura de
Constantino. Se muestra en estos escritos como un panegirista que todo lo
subordina al servicio del emperador, al que consideraba como un enviado de
Dios para liberar a la Iglesia de las persecuciones. Su devoción a
Constantino ha sido lo que más críticas ha provocado por parte de los
autores, sobre todo la primera de las obras a continuación reseñadas: -Vida de
Constantino, compuesta en 4 libros siguiendo el modelo literario
de los encomion. Este particular conviene tenerlo en cuenta a la hora de
emitir un juicio sobre el valor histórico de este panegírico, algo que
se insinúa no en el título latino por el que se conoce este escrito,
sino en el griego, cuya traducción podría ser
"Reflexiones sobre la
vida del emperador
Constantino". De especial interés son las 16 órdenes
imperiales adosadas por Eusebio a la obra, cuya autenticidad se ha visto
confirmada por el descubrimiento de algún papiro que transcribe
parcialmente órdenes de Constantino que coinciden literalmente con Eusebio. La
genuinidad misma de toda la obra, puesta en duda por algunos críticos
modernos, se puede mantener, aunque es admisible y probable que se hayan
hecho interpolaciones posteriores. -Testimonio
de Constantino,
especie de apología cristiana atribuida por Eusebio al propio
Constantino. Aunque
hoy está
puesta contra las cuerdas
su autenticidad, la defienden
Harnack y Kurfess. -Alabanza
de Constantino,
que en sus 10 primeros capítulos alaba la persona y obras en Constantino y en
las ocho restantes se ofrece una apología del cristianismo o más bien
una especie de introducción a la doctrina cristiana acomodada a un público
pagano. Obras
eclesiales.
Destacan sus obras: -Historia
Eclesiástica, que en su actual forma consta de 10 libros y
abarca desde los orígenes de la Iglesia hasta la derrota de Licinio del 324. Es la obra más importante de Eusebio. Su mérito no estriba en la hábil
narración de acontecimientos, sino en la inapreciable acumulación de
datos, de hechos, documentos y extractos. La intención de la obra es
apologética procurando demostrar que Dios es el fundador de la Iglesia y
su defensor ante los poderes adversos. Eusebio nos ofrece las listas de obispos
de las sedes más importantes, los autores cristianos, los escritos heréticos,
el castigo del pueblo judío, las persecuciones y martirios de los
cristianos y el triunfo final de la Iglesia. Eusebio sometió esta obra a
varias revisiones y puestas a punto. Los siete primeros libros se
publicaron antes de la persecución de Diocleciano (ca. 303). La difusión
de la obra se atestigua por sus numerosas versiones. Se conserva una
siriaca (la mejor) del s. IV, que sirvió de base a otra armenia muy
literal. Rufino hizo la traducción latina en 403, pero no es muy fiel al
original, aunque tiene la ventaja de que completa el relato hasta la
muerte de Teodosio el Grande (a. 395). -Mártires
de Palestina,
que según promete
el
propio Eusebio (Historia
Eclesiástica,
VIII,
XIII,
7), dio a conocer
los combates y hazañas de los mártires cuya vida "había presenciado
personalmente". La obra abarca toda la persecución de Diocleciano
(303-311) y se conserva en dos recensiones:
1ª la larga,
que ha llegado a nosotros
completa sólo en una versión siriaca y fragmentariamente en griego; 2ª
la
corta,
que se conserva como apéndice del libro octavo en cuatro manuscritos
griegos de la Historia Eclesiástica. Obras
apologéticas.
Al
procedimiento ya habitual en los apologistas griegos Eusebio incorpora en
defensa de la religión cristiana una nueva argumentación según un plan
grandioso (probablemente la aportación apologética más importante de la
Edad Antigua) que muestra las religiones del pasado, incluida la
israelita, como una preparación para el cristianismo. Se han perdido
algunos de estos escritos y se conservan los siguientes.
Se
han perdido Refutación y Defensa
y Contra Porfirio.
Así como se han conservado: -Introducción al
Evangelio,
que en principio constaba de 10 libros, pero sólo
han llegado completos hasta nuestros días los libros VI-IX. La obra ofrece
una recopilación y explicación sucinta de las profecías mesiánicas
veterotestamentarias. -Preparación al
Evangelio,
obra en 15 libros que afortunadamente se
conserva en el original griego, y que según se deduce de algunas
alusiones (CXXXV,
3) fue compuesta después del 314, fecha en que Licinio
impuso peculiares castigos a los cristianos antioquenos. La escribió para
demostrar la superioridad del judaísmo como preparación al Cristianismo
frente a las religiones paganas. Es original su método de refutación del
paganismo a base de textos de los mismos autores paganos. -Demostración
del Evangelio,
que defiende la religión cristiana frente al judaísmo en una
obra que comprende 20 libros, de los que se han conservado los 10 primeros
y parte del
XV. Eusebio acentúa que el cristianismo enlaza con la religión
universal de los patriarcas, de la que la
ley de Moisés sólo representa
una transición.
Fue una obra
previa
al Concilio de Nicea
(ca.
325). Obras
teológicas. Destacan
sus obras: -Teofanía
de Dios,
obra en 5 libros, conservada en una versión siriaca muy antigua y
literal. -Contra
Hierocles, libro escrito para refutar al gobernador de Bitinia, y cuyo
texto se ha conservado íntegro. Obras
dogmáticas.
Destacan sus obras: -Contra Marcelo,
obispo de
Ancira. Escrito el 336 tal vez para justificar
la deposición del obispo por obra del sínodo arriano de Constantinopla. -Teología
Eclesiástica,
ampliación de la obra anterior con tendencias
origenistas. -Epistolario. Se conservan de él completas sólo tres cartas: la dirigida
a Flacilo
(dedicándole su
Teología Eclesiástica),
la que envió a
Carpiano (como presentación de sus
Cánones Evangélicos)
y la que escribió
a su comunidad de Cesarea (explicando su postura sobre el
homoousios y
defendiendo su actuación en Nicea). También ha llegado hasta nosotros una
nota a Constancia, esposa de Licinio, en la que muestra tendencias
iconoclastas. Obras
bíblicas.
Siguen en general el sistema alegórico de Orígenes, pero gran parte de
ellos se han perdido. Se
han perdido una obra sobre la
Poligamia
y las Familias
de los Patriarcas,
y otra sobre Preguntas y Respuestas sobre
los evangelios (de la
que quedan algunos extractos que nos sugieren la contribución crítica
del contenido original de la obra).
Se
conservan: -Comentario a los
Salmos,
de gran erudición y muy apreciado entre los
antiguos escritores cristianos. Aunque no ha llegado completo a nuestros días,
los fragmentos son tan extensos que sirven para formarse una idea de la
complejidad y ambición de la obra. -Comentario a
Isaías,
descubierto por
Mohle al margen de un manuscrito
florentino. Falta aún una edición crítica de esta obra. -Cánones
Evangélicos,
especie de sinopsis concordada de
los Evangelios, inspirada en la Armonía de Amonio de Alejandría. -Sobre la
Pascua, obra perdida en su conjunto, pero conservada en un
extenso fragmento dentro de la Catena sobre Lucas compuesta por Nicetas de
Heraclea. Ver
aquí su Chronicon
(),
Onomasticon
(),
Teofanía
(,
,
,
y ),
Preparación al
Evangelio
(,
,
,
,
,
,
,
,
,
,
,
,
,
y ),
Estrella de Belén
(),
Demostración del
Evangelio
(,
,
,
,
,
,
,
,
y ),
Pascua
(),
Mártires
(),
Mártires de
Palestina
(),
Cartas
(),
Historia Eclesiástica (,
,
,
,
,
,
,
,
y ),
Concilio de Nicea
(),
Hierocles
(),
Vida de Constantino (,
,
y ),
Alabanza de Constantino ()
y Testimonio de
Constantino ().
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